||Capítulo 04|| Comenzar nuevamente.

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Los niños al igual que yo, tenían vacaciones de verano, junto con papá nos mudamos a un pequeño departamento, ya que esperábamos a alguien para ir a vivir a otro lugar, aunque no teníamos ni idea de quien era esa persona que vendría, al parecer, a vivir con nosotros.

La vida junto a papá era divertida, a pesar de que cuando estaba en horas de trabajo se veía obligado a dejarnos solos, no había opción, y yo podía cuidar a los bichejos, todos sonreíamos, a veces Emiliano extrañaba a mamá, así que papá optó por dejarnos a su cuidado cuando estaba demasiado ocupado, pero la mayoría de veces preferíamos estar solos esperando a papá.

...

Unas pequeñas manos rodearon mi cuello, al momento de llamarme, sabía quién era, una de mis personas favoritas, Rodrigo.

- ¿Qué paso bichito? – cuestione adormilada al pequeño que tenía en frente - ¿necesitas algo?

- Quiero una novia, no hemos comprado y hoy quiero comer una – respondió el pequeño ilusionado con comer aquel dulce que solo él llamaba de esa manera, gracias a mí.

- Es muy temprano Rodri, primero vamos a desayunar – le dije al momento de levantarme.

- Papá dijo que el desayuno está listo, que viniera por ti – comentó el niño, en ese momento entraron Emi y Alex, quienes traían algo en las manos, apuntaron con ello y chorros de agua llegaron a mí.

- ¡Oigan! ¡bichejos! Ya basta – grité mientras intentaba huir de sus juguetes arroja agua – ¡déjenme en paz, ya me levanté! – apenas si logre salir de la habitación, pero no terminó ahí, me siguieron - ¡basta! ¡papá, ayúdame!

- ¡Niños déjenla! – exclamó papá a aquellos bichos tontos – y tú, vete a cambiar por favor – esta vez se dirigió a mí, y entonces recaí en que papá no estaba solo, había un chico junto a él, muy guapo por cierto.

- No dejes tu baba regada por ahí – comentó Alex, para mi desgracia, al momento de acunar sus manos bajo mi boca.

- Baboso tú – le suelto mientras echo a andar hacia mi recamara, el color de mis mejillas debe andar en el rojo vivo.

...

Maximiliano.

Intentaba huir de todo, era una pesadilla seguir viviendo en ese lugar, mi familia se convirtió en nada, lo único que deseaba era tener paz, y una pizca, al menos, de alegría.

Un nuevo lugar para vivir no sonaba irreal, era algo que podría hacer, así que cuando la oportunidad de ir a aquel lugar donde viví en mi infancia apareció, fue como un rayo de sol en el lugar más oscuro, como una gota de agua en medio del desierto, algo simplemente perfecto.

Al llegar al aeropuerto tuve que viajar más tres horas para llegar a aquella pequeña ciudad, era tan pintoresca, y el aire era más puro que cualquier chica de ahora, el viento despeinaba mi cabello, me parecía perfecto para olvidar mi antigua vida, además podría vivir con el mejor amigo de mis padres y sus hijos, de los cuales solo recuerdo a aquella niña juguetona, risueña y a veces, llorona.

...

- Buen día señor Fuentes – saludo cordialmente al mejor amigo de mis padres - ¿Cómo se encuentra?

- Muy bien jovencito, has crecido mucho y te pusiste más guapo, pero puedes llamarme Daniel, recuerda que somos familia – me recibe cálidamente, y un abrazo típico entre hombres aparece – bienvenido, hoy mismo iremos a la casa, y comenzaremos con la mudanza, aquí apenas hay espacio, por hoy dormiremos aquí pero mañana todo estará listo.

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⏰ Última actualización: Apr 05, 2020 ⏰

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