Don't fall in love | Yoonmin

3.

Esa noche, y después de pasar por una especie de interrogatorio, por fin pudo salir de su hogar, con la excusa de que dormiría en casa de Namjoon y a eso le agregó que debían terminar un trabajo de la escuela. Y es que, aunque ya tuviera el permiso, agregarle algo relacionado a la tarea siempre le daba un cierto plus e importancia.

Y no es que Jimin no quisiera contarle a su madre que iba a ir a una fiesta, pero prefería no tener que dar muchas explicaciones a algo que ni siquiera él estaba seguro, además, tampoco es que mintiera del todo, porque sí que pasaría toda la noche fuera, Taemin le invitó a quedarse a dormir en su casa, una cierta ayuda para que no pensara en las horas y pudieran quedarse el tiempo que quisieran. Qué amigo tan considerado.

Como fuera, ya sólo faltaban unas cuantas casas para llegar a su destino y podía destacar muchas cosas, pero lo más sorprendente no era que la calle entera estuviera infestada de autos y el ruido llegara casi a inicio de la colonia, lo verdaderamente increíble era el hecho de que no habían casi vecinos alrededor de la casa, todos esos lugares lujosos se encontraban en renta o en venta y era la perfecta ventaja de poder hacer una monstruosidad de alboroto y nadie se quejara o llamara a la policía.

La escena parecía una completa película americana, sólo en el patio principal Jimin ya se había encontrado con chicos del equipo de fútbol alcoholizándose con sus propias botellas, chicas que aprovechaban el ambiente para besarse sin pudor o inclusive ñoños que ya comenzaban a vomitar y eso que apenas eran las once de la noche.

Se abrazó a sí mismo y se abrió paso hasta llegar a la puerta, fue ahí cuando supo que lo peor o mejor de la fiesta no estaba afuera, sino adentro.

La casa en sí era gigantesca, así que toda esta gente sólo la llenaba a la perfección, la música era ensordecedora y las luces ni siquiera cegaban, porque el ambiente era bastante sensual y con tonos neutros. El olor a yerba cubría el sitio, sin querer drogarte tú ya saldrías así, aunque no lo pidieras, el aroma era una putada.

— Hey, hey, hey — el chico de cabellos rubios le interceptó de inmediato y era un alivio, sino hubiera estado merodeando por ahí sin rumbo — Veo que siempre sí te animaste a venir.

Aunque las luces fueran tenues, Jimin podía fácil observar la sonrisa de Min, bastante bonita y sencilla, si le permitía decir.

— Sí, no quería faltar — confesó, con una mirada curiosa alrededor — Espero estar llegando a una buena hora.

— Por supuesto, la fiesta apenas está comenzando, llegas a tiempo para ponerte a tono.

Quizás Park hubiese esperado a que le tomara del brazo pero, en cambio, optó por abrazarlo por el cuello, como si fueran colegas de toda la vida y así, de esa manera, guiarlo hasta la cocina, el lugar menos concurrido, por lo que se podía notar.

— ¿Quieres algo de tomar?

— Claro, ¿por qué no? — se encogió de hombros — Pero sin tanto alcohol, yo no quiero empezar a tomar de a primeras aún.

— Mira, ya llegó otro novato — ahora Jungkook tomaba la palabra, adornando su voz de risas flojas que no podía controlar. Él ya tenía un par de tragos encima — ¿Y tú qué vas a querer? ¿Refresco o limonada? — se burló, dirigiéndose a Jimin.

— Bah, ¿y por qué tienes que servirle tú? Que se sirva sólo como todos — espetó Seokjin, pero la atención a ese comentario duró poco, igual Kim se veía indiferente.

— Porque soy el anfitrión y debo hacerlo — argumentó, como si eso tuviera mucha lógica, pero bueno, estaba ebrio — Y bueno, chico bonito, ¿qué quieres?

— En realidad no tengo ganas de tomar alcohol de un jalón aún — dijo, pues se le hacía bastante soso embriagarse así nada más, no quería terminar como el chico delante — Sólo una cerveza, para empezar.