일곱

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No era necesaria la música, Changbin podía imaginar perfectamente la melodía, los movimientos de su acompañante fluían con gracia, su danza era fuerte, pero refinada al mismo tiempo, la tela de sus ropas se movía con el viento y su silueta recortada a la luz del atardecer parecía resplandecer.

Siempre era un placer mirarlo bailar, al igual que verlo blandir una espada en el campo de batalla, sus movimientos limpios, rápidos y precisos, por algo iba a ser su futuro segundo al mando, Changbin confiaba tanto en él que no solo sería capaz de confiarle su ejército, también le confiaría su vida.

El chico terminó su baile y Changbin aplaudió complacido.

Luego de una reverencia se sentó junto a él, ambos se miraron sonrientes.

El corazón de Changbin se estrujó al contemplar la sonrisa de aquel chico, las dos medias lunas que formaban sus ojos, su nariz pequeña y respingada, sus labios rojos en forma de corazón, sus incontables pecas.

Yongbok-ah...


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Changbin se despertó con el corazón latiendo a un ritmo acelerado, era la primera vez que aquel chico en sus sueños tenía un rostro... y ese era el de Lee Félix, quien dormía tranquilamente a lado suyo.

Realmente nunca había prestado atención al significado de aquellos sueños, no tenían relación entre ellos, eran solo extraños sueños al azar, no tenían importancia... hasta que Félix apareció en ellos.

Su cabeza estaba hecha un lío, seguramente era porque habían pasado demasiado tiempo juntos, Changbin no estaba soñando con Félix porque estaba enamorado de él o algo así, es porque la cara de Félix era la única que veía todos los días.

—Hyung... —murmuró Lee con voz soñolienta y el corazón de Changbin dio un salto.

Maldición, ¿por qué lucía tan adorable?

Mierda, él no era gay ¿o sí? ¿los ángeles de la muerte pueden ser homosexuales?

Tal vez lo había sido en su otra vida...

—Hyung vuelve a dormir —farfulló el menor—, hoy no hay escuela... —y luego lo abrazó.

Por todos lo ángeles del cielo y el infierno, Lee Félix jodidamente lo abrazó.

El cuerpo de Changbin permaneció estático mientras el menor giraba sobre su costado y le pasaba un brazo por encima, acomodándose sobre su hombro.

¿Y esperaba que volviera a dormir? ¿Así, como si nada?

Era la segunda noche que dormían juntos en la misma cama, eso era demasiado para su oscuro corazón, el alma de Changbin podía ser vieja pero aún era pura, o al menos en sus recuerdos en esta vida no había estado nunca así de cerca con nadie.

Quiso protestar, empujarlo de una patada, pero cuando se giró y vio de cerca su rostro, quiso... quiso... ¡Agh!

Se rehusó a pensar si quiera en ello, cerró los ojos e intentó dormir. 

No pudo hacerlo, por supuesto.

Cuando amaneció, Félix abrió los ojos y le sonrió como si nada, como si no hubiese invadido su espacio vital, sus pensamientos y hasta sus sueños, Changbin sacudió la cabeza, intentando deshacerse del recuerdo.

Podía bloquear aquellas imágenes de su mente, pero lo que no pudo bloquear en todo el día, fue el extraño sentimiento en la boca de su estómago, como si hubiese estado todo el día montado en uno de esos juegos mecánicos que te ponen de cabeza.

Félix lo había notado también, y lo miraba preocupado.

—¿Tal vez estás enfermo? —Félix se preguntó— ¿Lo ángeles de la muerte pueden enfermar? Tu cara ha estado muy roja todo el día...

Changbin desvió la mirada y se encogió de hombros.

Félix se acercó para mirarlo de cerca.

—¿Será porque ayer usaste mucha energía? —preguntó mirándolo con sus ojos redondos llenos de curiosidad.

El ángel resistió el impulso de empujarlo, e intentó silenciar los fuertes latidos de su corazón... eso nunca había sucedido antes, se suponía que estaba muerto ¿no?

¿Cómo podía tener un corazón a punto de estallar entonces? ¿Por qué estaba sonrojándose cada dos minutos como la protagonista de un puto manga shoujo?

Félix puso una mano sobre su mejilla y aquello fue la gota que derramó el vaso, si no hubiese sido por el escándalo en la planta baja, y que aquello llamó la atención del menor, Changbin no sabría dónde hubiesen terminado los dos.

—Oh, mi padre ha vuelto —dijo Félix con el ceño fruncido—, espera hyung, regreso en un minuto.

Cuando se fue, pudo por fin soltar la respiración que no sabía que estaba conteniendo, respiró profundo y salió al pasillo para ir al lavabo y echarse un poco de agua en la cara, cuando los chillidos de las hermanas de Félix llamaron su atención.

No era un entrometido, solo estaba curioso.

Se acercó a las escaleras y se apoyó en el barandal para ver a las chicas brincoteando alegremente alrededor de un hombre alto en traje oscuro, Félix, por su parte, lucía aburrido.

La señora Lee salió de la cocina, y saludó a su esposo cortésmente, la escena parecía francamente incómoda, Changbin no había visto a muchas familias interactuar pero es seguro que un recibimiento tan poco entusiasta era extraño incluso para las personas más inexpresivas.

Las únicas contentas eran las hermanas de Félix, quienes parecían más que satisfechas con las cajas de regalo apiladas en la estancia.

—¿No vas a abrir los tuyos? —le preguntó su madre a Félix.

El mencionado se encogió de hombros.

Lo siguiente que sucedió, fue tan rápido que a Changbin a penas le dio tiempo de procesarlo, antes de que un inmenso dolor golpeara con fuerza su pecho.

Las hermanas de Félix abrieron otra de las cajas y se pusieron a chillar emocionadas al sacar de ellas un par de vestidos de noche.

—¡Wow, me encanta!

—Este color va perfecto con mis ojos —exclamaron casi al mismo tiempo— ¡gracias papi!

El hombre sonreía, hasta que Félix sonrió mirándolas a ambas con desprecio, luego se giró a su padre y exclamó con sorna:

—¿También le compraste uno a tu amante?

—¡Lee Yongbok! —exclamó la madre con furia al mismo tiempo que el señor Lee abofeteaba con fuerza a su hijo.

El sonido del golpe fue tan fuerte que después de eso la habitación se sumió en completo silencio, o tal vez era solo Changbin, que luego de aquel nombre no pudo escuchar nada más.

Yongbok...

Una especie de pitido le ensordeció, haciendo que la cabeza le doliera, sintió como todo a su alrededor daba vueltas e intentó retroceder por el pasillo sosteniéndose de la pared, pero el suelo se movía y aquel pitido taladraba sus oídos, el corazón le dolía, algo dentro de él ardía y su vista se nubló, lo último que vio antes de caer, fue el rostro enrojecido de un preocupado Félix corriendo hacia él.

Y luego... nada.



c o n t i n u a r á 🔜

Dark Angel 🔞 [SKZ]《ChangLix》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora