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Taeyong subió al borde de la ventana, provocando cortes en sus manos y en sus pies, aunque listo para brincar.

—Hermanito, ¿me vas a dejar?

Escuchó la voz quebrada de su hermano a sus espaldas, helando su cuerpo y triplicando las lágrimas que caían.

—Si tú me dejas, me van a matar, por favor no te vayas.

Jaehyun estaba parado en una esquinita de la sala, no tenía intenciones de acercarse a Taeyong.

—¿De qué hablas? Necesitas ayuda, Jae Jae.

—Nadie te va a querer como yo, por favor quédate conmigo, quedémonos juntos para siempre.

Los ojos del castaño tenían ese filo que intimidaba al que intentaba escapar, no iba a confiar.

Taeyong regresó su mirada a la calle, decidido a saltar y correr cuando su camisa fue jalada provocando que cayera de espaldas al frío piso, lastimándose y encajándose varios de los vidrios de la ventana quebrada.

El chico lloriqueo, sentía la sangre bajar por su espalda  hasta el piso pero eso no lo detuvo, se puso de pie lentamente y miró a Jaehyun parado, sereno, callado, como si no hubiera lastimado a su hermano hace unos segundos.

—Está bien, está bien, me voy a quedar- susurró Taeyong al castaño, caminó hasta que el otro quedó de espaldas y sacó la pequeña navaja, volteando rápidamente para amenazar al contrario.

Jaehyun fue fácil de engañar pero no dejaba de dar miedo.

—Hazte a un lado, Jae, no quiero lastimarte- La sangre cada vez era más en la espalda del que intentaba escapar, la camisa blanca de había tintado de rojo— Prometo que volveré con ayuda, para ti y para mi.

El castaño parecía escucharlo pero no era así. La sonrisa apareció de nuevo.

—Mátame.

Taeyong negó con la cabeza, sus ojos estaban rojos de llorar, ¿por qué ningún vecino los escuchaba? ¿Por qué nadie lo ayudaba?

—No, no lo haré.

—Yongie, mátame o me matarán ellos, yo no tengo el control, lo tienen esos malditos- gritó Jaehyun con enojo.

—Saldré de aquí y volveré por ti, lo prometo.

La sangre marcó su recorrido hasta la ventana, rodeando al de los ojos penetrantes para trepar a la ventana una vez más.

—Perdón, Taeyong, tengo miedo.

Al mencionado no le importó y saltó por la ventana, sintiendo la mano de su hermano queriendo jalarlo de nuevo, no lo logró por fortuna, esta vez no hubiera dudado en utilizar la navaja para salir de esa casa de terror.

Nadie lo seguía.

Sus heridas no lo pararían, estaba afuera, solo necesitaba llegar a su destino.

Control; JaeyongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora