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¿Y tú? ¿Alguna vez quieres decirle a tu cliente que se vaya a la mierda y encuentre a un tipo con su encanto en vez de su tarjeta de crédito?-

Dolido, Liam apartó su mano. Sabía que no debía ofenderse, pero no pudo evitarlo.

—A veces no estoy de humor, pero... me meto en ello. Es mi trabajo. Y me gusta cuando las cosas se ponen en marcha, normalmente. Tal vez algunas veces no lo he hecho. Pero yo no... no estoy lastimando a nadie.

—¿Incluso si los tipos con los que te acuestas tienen esposas, o novios, o lo que sea? ¿Preguntas sobre eso? ¿O sólo haces tu trabajo y finges que están todos solteros?

—Ya no pienso más en ello —dijo Liam sinceramente.

Porque no lo hacia.

A veces veía líneas de bronceado donde los anillos deberían estar en los dedos, pero si el cliente se lo había quitado hace años o justo antes de entrar por la puerta, Liam no lo sabía.

Y seguro que nunca preguntó— . De acuerdo.

—Mira, no quiero sugerir que lo que haces no es lo que yo hago. Tú le das placer a la gente, y yo... no lo hago. No quiero que tengas una crisis después de que me vaya por que no eres mejor que un asesino a sueldo.

—¿Qué estudiaste? —preguntó Liam, desesperado por cambiar de tema. Porque no debería querer entender lo que Javaad estaba diciendo, pero lo hacia—. En la universidad. Dijiste que fuiste por un semestre. ¿Qué ibas a estudiar?

—Adivina —dijo Javaad, y algo de esa cansada tensión desapareció de su tono.

No estoy seguro de que sea una buena idea.

—Oh, vamos. Tengo curiosidad.

Genial.

Liam pensó en las especialidades, en Javaad, que parecía un bailarín de ballet, en un icono literario estadounidense, en alguien que podría ser aficionado a las computadoras o a las historietas, y se decidió por:
—Ciencia de la computación.

Javaad hizo un bufido. 

—Inténtalo de nuevo.

—¿Es tu verdadero color de pelo?

—¿Qué? ¿En serio?

—Sólo, vamos, es importante. —No lo era, pero Liam necesitaba tiempo para entretenerse mientras pensaba.

—Sí, lo es. A pesar de que sólo te estás demorando porque eso no puede ser relevante.

—No conoces mi metodología, cállate. —Liam sonrió en la oscuridad—. ¿Qué tal.... cerámica?

—¿Está acreditado tu programa de doctorado? Porque no creo que lo haga.

—¿Así que eso es un no?

—Sí, es un no. —Javaad se sentó, una forma oscura con un pelo loco—. Cerámica. ¿La gente realmente se especializa en eso?

Sí. Y, vale... —Liam chasqueó los dedos—. Lo tengo. Ingeniería hidráulica.

Javaad se quedó callado, y luego se rió.

—Eso sería irónico, ¿no?

—Coincidente. No irónico. En serio, esa maldita canción no tiene nada de irónico.

—¿Aunque sea una canción sobre la ironía que no es realmente irónica?

Liam odiaba admitirlo, pero Javaad tenía razón.

—Aparte de eso —admitió lo más a regañadientes posible.

—Eres terrible en esto, ¿lo sabes?

La voz de Javaad había perdido ese borde de frialdad, y no hablaban de un asesinato por encargo, así que Liam suplicó que no estuviera de acuerdo. 

—Bien, ¿qué tal.... educación primaria?

—Sí, soy exactamente quien quieres que enseñe a los niños pequeños. Estás haciendo esto a propósito.

—Ahora lo entiendes —bromeó Liam —. Y no sé porque no tengo ni idea de si eres de Boston y escuchas NPR. También que te gustan las castañas, ya sabes lo que significa ‘aviar’, eres bueno para no parpadear... Lo tengo. Ornitología.

—Estoy a punto de ahogarte de nuevo con mi polla —dijo Javaad, que era exactamente lo que Liam había estado esperando que dijera.

Era imposible, después de eso, permanecer despierto. Y aunque Javaad era... lo que era... Liam se quedó dormido a su lado, concentrándose en el cuerpo que estaba junto a él caliente y vivo y no en el que no lo estaría por la mañana.

En una hora, o el tiempo que fuera hasta el amanecer.

Justo cuando se sentía deslizándose hacia el sueño, Liam pensó que había oído a Javaad decir:

—Era astronomía —pero tal vez lo soñó.

Conversaciones del Corazón. ZIAMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora