Pregnancy [Miritama] Three shot

Third 3

PD: Alerta de la muerte de un personaje.
LEER HASTA EL FINAL.

La cabeza de Nejire era un completo caos, no sabía que hacer para ayudar a Tamaki, aparte de llevarlo al hospital.

Desearía haber podido hacer algo más en la batalla.

Pero no hay vuelta atrás, y todo lo qué pasó ya había pasado.

El sangrado de la nariz en Tamaki por el embarazo no era algo de lo que preocuparse, era normal que lo hiciera.

En cambio el veneno que su cuerpo recibió parecía ser otro caso. Solo esperaba que no fuera nada grave.

Y se fue con ese pensamiento en la cabeza.

(...)

Cuando Mirio llegó al hospital, el bullicio de gente plantada frente al hospital se calló. Y paso entre tanta multitud, sin mirar a nadie hasta llegar a la recepción principal.

Directo a Emergencias, fue lo que los encargados le decían.

El rubio de ojos celeste se quedó un tiempo fuera de la sala 3 de emergencias, mientras esperaba noticias de su amado.

El tiempo paso y paso, se podría decir que nadie vino hasta que el reloj de la pared más cercana de la sala marcó las 2AM

—Familiares de Tamaki Amajiki—llamó desde la puerta de entrada de la sala de emergencia un doctor.

—Somos nosotros.—Nejire fue la primera en responder, observando a un muy preocupado rubio a su costado.

—Soy su esposo.—Mirio menciona.

—Muy bien, el paciente Amajiki está fuera de peligro por el momento, el veneno inducido en él no era tan mortal como se creía, afortunadamente logramos encontrar a tiempo el antídoto. Así que por ahora sé encuentra en total reposo, aunque sigue en coma. No sabemos hasta cuando, depende mucho del paciente. Pero cómo está embarazado, en caso que no despierte hay una gran posibilidad de riesgo en el momento de parto. Le pido que tome bien una decisión, después de todo aún le queda una semana para dar a luz.

La palabra coma retumbó en la mente de Mirio.

Y sintió frío en el corazón.

—Mucha gracias doctor, ¿cuando podemos pasar a verlo?—La peliazul no perdió la oportunidad de preguntar, mientras que su amigo se quedó sin palabras.

—Más tarde, como en dos horas. Por ahora dejémosle descansar.

—Usted puede salvarlo.—Mirio flaqueó su tono en cuanto lo dijo, y apretó la muñeca del señor de bata blanca que se encontraba al frente suyo.

Lo miro con sus ojos celestes aguándose de impotencia por no poder ayudar a su prometido e hijo.

—Usted puede salvarlos—La mirada de Mirio se tornó dura y seria, sin un poquito de compasión en ellas.

—Hago todo lo posible, señor.

—¡Mirio!—Nejire le regañó apenas noto que su amigo rubio se perdió en sus cabales—Perdónelo, solo está alterado por todo—el agarre que aprisionaba al doctor de lentes, se fue aflojando con los segundos.

Se retiró cuando pudo.

Y el rubio se arrodilló en el fino suelo del hospital, sollozando con las manos en la cara, para que las lágrimas que ahora bañaban sus ojos no se desbordaran más allá de su cara.