Un nuevo compañero

5 2 0
                                    

Sara pensó un por unos segundos que eran imaginaciones suyas, causa del calor que hacía en esa inmenso bosque, pero rápidamente supo que era real cuando distinguió que era la figura de un pequeño gato alado. Se acercó a ella cada vez más hasta que la niña  pudo distinguir que su pelaje era de un tono de lila mucho más claro que las hojas de los árboles, y sus alas de un blanco resplandeciente. Tenía los ojos grandes, con pupilas púrpura y se le podían ver unos pequeños colmillos asomándose por su pequeño hocico. Primero se asustó, al fin y al cabo era una criatura distinta que no había visto nunca antes y la  capacidad de asustarse de Sara no era de mucha ayuda para estos casos en los que se supone que no hay que tener miedo. Tras comprobar que era un animalito indefenso e inofensivo, decidió agacharse de nuevo para contemplarlo de cerca. El gato parecía sólo y muy acalorado así que Sara decidió cogerlo y darle un poco de agua de la botella que llevaba colgada del cinturón desde antes de aparecer en ese bosque morado. El gato, con solo beber un poco de agua, se sintió mucho mejor y se dejó acariciar por Sara, su nueva dueña. Ella, al ver que se  había dejado acariciar, decidió que sería su nuevo acompañante y ponerle el nombre de Keg, un nombre que escuchó hace tiempo por la calle y le había gustado mucho.

La galaxia de la canicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora