GALANTIE.
alcé la mirada agradeciendo internamente que la clase de cálculo estaba por terminar.
la profesora paseaba de un lado a otro contando acerca de su segundo intento fallido de matrimonio, ¿qué tenía que ver aquello con la materia? exacto, nada. pero al parecer a todo mundo parecía interesarle bastante la vida personal de la profesora, todo lo contrario cuando explicaba algún tema que tratase del módulo.
luego de algunos minutos queriendo salir corriendo del aula sin tener que seguir escuchando a la profesora el timbre sonó anunciando que gracias al cielo la clase había terminado.
tomé mis cosas esperando a que el resto de mis compañeros salieran del aula y terminé de guardar los cuadernos levantándome del taburete. me despedí de la profesora dedicándole una pequeña sonrisa, pobre mujer, y salí del aula.
Comencé a caminar por los largos pasillos algo repletos de alumnos caminando de aquí hacia allá en direcciones contrarias, revisé la hora en el reloj de mi muñeca y solté un suspiro pesado, solamente faltaban dos horas para regresar a casa.
Los fines de semana me parecían los más largos que el resto de los días pues para mi suerte las primeras horas de clase eran de mis favoritas pero las últimas cinco eran un verdadero martirio, ¿quién soportaría dos horas de cálculo, una de taller y dos más de historia a última? con suerte estaba sobreviviendo éste trimestre, pero las ganas de dormir y despertar con mi título en mano eran increíbles, en serio que lo eran.
Abrí la puerta de mi casillero en silencio y tomé mis libros de historia, al sacarlos del pequeño estante de metal un trozo de papel resbaló cayendo sobre la punta de mis zapatillas, suspiré esperando que no fuese lo que pensaba.
Y efectivamente, así fue, era una nota, otra de esas pequeñas y misteriosas notas que algún gracioso dejaba en mi casillero, ni siquiera eran para mí, pues con tinta negra bastante visible y en letra cursiva resaltaba un ”Querida mercy...”
Con curiosidad comencé a leer lo que decía la nota.
Querida mercy...
no sé cómo he tomado el valor para dejarte éstas pequeñas notas en tu casillero diciéndote tantas cosas que jamás podría decirte de frente.
hoy no pude verte en todo el día pero eso no significa que dejaré de escribirte. ten un lindo día.
con mi diestra tomé la nota y en silencio la hice bolita entre mis dedos y la palma de mi mano, me sentía un poco triste por el anónimo porque sus cartas no estaban llegando a la persona que él tanto quería sino a una persona que se sentía extrañada por todo eso, pues le causaba un poco de gracia que fuese tan antigua la manera en la que el anónimo quería manifestarse, sin embargo también me parecía algo tierno y bastante lindo, porque díganme ¿a quién no le alegraría el día encontrar notas con pequeños y bonitos mensajes dentro de tu casillero?
sacudí la cabeza saliendo de mis pensamientos en cuando Mason sacudió un poco mis hombros con sus grandes manos haciéndome reaccionar casi de inmediato provocando que le mirase mal.
— ¿Qué ocurre, Mason? — pregunté alardeada y un poco cabreada, no me gustaba que hicieran eso y aunque Mason lo sabía, le gustaba molestarme con aquello.
— Tenemos clase de historia, vamos tarde, Gala. — volcó los ojos recargando su cuerpo en los casilleros mientras me miraba con algo de molestia. — ya sabes cómo es el profesor Moreni. — habló abrazando sus libros de historia a la altura de su pecho, asentí suspirando y cerré mi casillero para luego comenzar a caminar con el azabache por los pasillos que ya se encontraban algo despojados. — ¿Qué tanto pensabas? parecías muy concentrada. — ríe volteando su rostro para mirarme, me encogí de hombros mirándole por primera vez.
— boberías. — murmuré riendo un poco sin gracia alguna, solo quería irme a casa.
— Alina me contó que ayer por la mañana encontraste de nuevo una nota en tu casillero. —
¿y a él que le importaba? las notas ni siquiera eran para mí, estaba a punto de responderle en protesta y con algo de molestia pues Alina no debía contar eso, no era que me importara mucho pero ni siquiera era algo interesante, eran simples notas que aparecían y que el anónimo por error las dejaba ahí en mi casillero, es pura casualidad. yo no era a la que iban dirigidas aquellas notas, yo no era Mercy.
El profesor nos miró de pies a cabeza con sus lentes resbalando por el tabique de su nariz, nos disculpamos por la demora y a regañadientes nos dejó pasar, aún había unos cuantos lugares vacíos así que tomamos asiento a mediación del aula.
— Tienes que contarme luego acerca de eso, Gala. Alina dramatiza todo y no puedo creer cada cosa que ella dice. —habló en voz baja acercándose un poco haciéndome reír, Mason podía ser algo irritante pareciendo un niño pequeño cuando quería averiguar algo pero no podía molestarme por ello, era mi amigo.
— lo haré, pero te aviso que no es algo importante, Masy. — le respondí en el mismo tono, al parecer eso lo había puesto feliz pues una sonrisa infantil se escapó de sus labios y me miró asintiendo con complicidad.
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Querida Mercy.
Teen FictionDonde Nate, un chico sordo mudo le deja pequeñas notas a Galantie, a la cual hace llamar Mᥱrᥴყ. - con que escribiendo cartas, vittali.- señaló la profesora mirándome con curiosidad y una pizca de gracia haciendo algunos ademanes con la mano. negué...