Después de guardar los libros en mi casillero cierro este para comenzar a caminar por los pasillos en silencio como de costumbre.
Arrugo la nariz al notar algunas miradas con disgusto mientras sigo caminando tranquilamente intentando ignorar aquellos gestos de las personas del instituto.
La inconformidad de las personas con mi discapacidad ya no me preocupaba en lo absoluto.
De hecho ni siquiera me molestaba porque si lograban decir algo sobre mi no podía escucharlos.
Una ventaja de ser sordo‚ pensé.
No entendía lo que ellos discutían y ellos tampoco me entenderían si yo llegaba a responder.
Reviso la hora al entrar al aula de apoyo tomando asiento junto a la ventana que daba una perfecta vista hacia el pasillo del colegio.
Recorro con la mirada por todas partes mientras jugueteaba con los dedos tamboreando sobre la mesa con algo de inquietud.
Mi vista vaga por cada rincón deteniéndose de golpe en una sola persona.
Mercy. Otra vez.
Ella está riendo sabrá dios de qué. lo único que sabía es que lucía hermosa cuando reía.
Mercy se encontraba haciendo nada y aún así lucía hermosa. ¿cómo podría estar ahí parada, riendo y lucir tan hermosa y radiante?
Había olvidado lo lindos que lograban lucir sus ojos cuando los costados de éstos se achinaban mientras sonreía. la manera en la que su cabello se meneaba de un lado hacia otro haciendo lucirla tan linda, tan ella.
Paso las manos por mi rostro con algo de frustración logrando salir del trance en el que había entrado percatándome de que había llenado la hoja del cuaderno de garabatos sin rumbo alguno.
Frunzo el ceño sacudiendo la cabeza para luego arrancar la hoja y lanzarla al cesto de basura agradeciendo internamente por haber logrado encestar la bolita de papel.
Es tarde. 7:15 y la profesora aún no había llegado.
Realmente no entendía el por qué tenía que acudir a ”clases de apoyo” no necesitaba ninguna clase ni mucho menos apoyo, acudir a ellas no iba a hacer un milagro, soy sordomudo y lo seré toda la vida, fin.
De todas formas, algo de bueno tenía asistir solamente a clase de apoyo ya que eramos unos cuantos los que recibían ésta clase así que, no era el único.
Paso una hoja en blanco golpeando la punta de la goma de mi lápiz sobre el borde del cuaderno pensando en qué escribir ésta vez ; pero mi mente está vacía, en blanco.
Entonces mis pensamientos fueron interrumpidos nuevamente por la misma persona que se había colado en estos la mayoría del día y a quien había visto hace unos minutos riendo por el pasillo.
Hace tiempo que había dejado de escribir a Mercy.
Recuerdo las pequeñas notas que solía dejar en su pupitre de manera anónima‚ recuerdo como sus ojos se iluminaban al leer las pequeñas notas y cómo su ceño se fruncía al no saber de dónde rayos provenían aquellas pequeñas e insignificantes notas que yo denominaba como grandes cartas de amor.
vaya tontería‚ pensé.
Comienzo a escribir sin detenerme, ni siquiera pensando en lo que estaba intentando plantear en aquella hoja de papel.
Alzo la mirada encontrándome con la vieja profesora de apoyo mirándome fijamente con una pizca de brillo en su mirada.
“Con que escribiendo cartas‚ jóven Vittali.“ rió dejando ver los pequeños y apenas visibles hoyuelos a los costados de sus mejillas.
entonces siento mi rostro sonrojarse al darme cuenta de que ella se encontraba leyendo lo que anteriormente había escrito en la hoja de mi cuaderno.
“ ¿de quien estás tan enamorado que te hace trazar mil garabatos y pequeñas notas? “ pregunta con curiosidad frunciendo los labios.
niego con la cabeza en respuesta a lo que prgunta. aquel momento era bastante vergonzoso y algo incómodo para mi‚ incluso para la vieja profesora que no me perdía de vista esperando mi respuesta.
“ nadie ” respondo rápidamente moviendo ambas manos con movimientos bastante torpes.
ella ríe de manera tierna para luego negar con la cabeza mirándome.
¿en realidad estaba enamorado de mercy? ni siquiera yo sabía la respuesta.
no tenía ni la más remota y pequeña idea de lo que era estar enamorado.quizá si estaba enamorado de ella‚ quizá era su manera de reír‚ de caminar‚ quizá era la manera en la que movía su cabello al menear sus caderas discretamente mientras caminaba. quizá estaba fascinado por el color de sus ojos y el brillo de su sedoso cabello.
quizá era la manera en la que los costados de sus ojos se encogían al momento de reír sobre cosas que solo ella sabía‚ que solo ella lograba escuchar. quizás era alguna de esas tantas cosas que lograban cautivarme de Mercy.
Mercy‚ sonaba lindo ese nombre‚ sonaba lindo en ella.
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y acá el segundo capítulo. creo que la inspiración se me ha esfumado por completo por los escasos leídos que noto en mi historia‚ si recomiendan la historia sería de muchísima ayuda‚ de verdad se los agradecería un montón.
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Querida Mercy.
Genç KurguDonde Nate, un chico sordo mudo le deja pequeñas notas a Galantie, a la cual hace llamar Mᥱrᥴყ. - con que escribiendo cartas, vittali.- señaló la profesora mirándome con curiosidad y una pizca de gracia haciendo algunos ademanes con la mano. negué...