cuatro.

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Alina frunce el ceño y chasquea la lengua observando la nota que me ha arrebatado de las manos.

— ¿Mercy? — murmura frunciendo ahora sus labios en un gesto confuso.

ruedo los ojos y tomo mi mochila colgándola por encima de mis hombros soltando un pequeño gruñido.

— ¿quién rayos es mercy? — cuestiona nuevamente yendo tras de mi luego de algunos segundos haciéndome suspirar pesadamente.

no tengo idea, Alina — respondo sin dejar de caminar, no quería llegar tarde a clase, así como tampoco deseaba seguir hablando de las notas misteriosas que solían dejar en mi casillero y que ni siquiera eran para mi. — de todos modos me importa muy poco. — respondí en voz baja ya frustrada de nuestra pequeña conversación.

es una completa bobería, pensé.

está bien. — murmuró en respuesta entrando al aula para luego sentarse a mi lado junto al taburete.

el profesor entró al aula y la clase comenzó, aunque no estaba prestando atención a ello, me encontraba demasiado cansada para ello, hasta respirar me parecía agotador.

NATE

Comencé a caminar hasta el patio del instituto, al parecer casi nadie acudía aquí y estaba bastante agradecido y conforme con aquello.

es increíble lo tranquilo que parece ser todo desde aquí, no hay sonido alguno, ni presencias de personas paseando de un lado a otro.

Estaba solo, como la mayoría del tiempo.

A veces sentía lástima por mí mismo, porque a mis diecisiete años pareciera que habría vivido cincuenta en realidad, era agotador.

Y el ir por la vida solo también era cansado, nunca tuve amigos, las personas decidían simplemente no perder el tiempo en un chico que no podía hablar ni escuchar, los entiendo.

Siempre fui un chico bastante solitario y no solo por la cuestión de mi discapacidad sino, porque realmente disfrutaba estar solo, sin personas rodeándome o cuestionando acerca de cosas que claramente no escucharía y optando actitudes mientras hacen cosas las cuales me harían sentir completamente fuera de lugar.

Luego de repasar con la mirada el panorama opté por sentarme debajo de un árbol bastante grande que brindaba algo de sombra, quizá podría descansar un rato mientras todo mundo estaba en clase. Saqué mi cuadernillo junto a mis lápices para abrir el cuaderno y poner una hoja en blanco vagando la mirada buscando algo que pudiese plasmar en mi cuaderno de dibujo.

Nada, mi mente estaba completamente en blanco y ni siquiera una mosca aparecía por él esperando que la dibujase, tampoco es que quisiera hacerlo en realidad.

Luego de unos minutos comencé a trazar pequeñas líneas a los costados de la hoja en blanco llenándola con un poco de color en tonos grises opacos, no tenía idea de qué era lo que quería dibujar o trazar pero estaba comenzando a hacerlo.

Me sentía bastante frustrado y era una buena idea sacar todo eso tomando un bolígrafo y un cuaderno de dibujo, aún así terminase dejando garabatos indescriptibles, quería sacar mi frustración de alguna manera.

Estaba cansado, agotado, me sentía solo y ahogado, y aunque me guste estarlo es bastante agotador sentirse aislado, es cansado no ser parte de la sociedad, es bastante horrible sentirse excluido y un completo marginado por contar con una estúpida discapacidad.

Estaba tan cansado de todo esto, de ser un estorbo para mi madre, de no poder sentir, escuchar, ni siquiera podía ser capaz de emitir un pequeño sonido. y eso era bastante jodido.



el capítulo es bastante corto, mi inspiración está por los suelos, disculpen. :(

Querida Mercy.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora