〔 ˏˋ ¦ ❁ೃ 푸른면 ˎˊ˗ 〕
Raúl tenía un fuerte crush con el castaño que vivía en el apartamento 512 del edificio donde él recidía.
No sabía su nombre, no se animaba a preguntarle ni a él, ni a sus vecinos.
No había día que no subiese por el ascens...
El capítulo será narrado desde la perspectiva de Luzu.
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Raúl Álvarez.
Conocido como el chico problemático del edificio donde vivía.
Luzu había deseado entablar conversación con el joven desde el primer momento que el azabache pisó el edificio pero siempre era interrumpido por alguna situación que se presentaba en el momento. Le llamaba mucho la atención a decir verdad, deseaba conocerlo más, no quería dejarse llevar por los chismes de sus vecinos.
Debía admitirlo, el chico era realmente atractivo, tenía unos aires de chico rudo pero sus recientes acciones hacían que Luzu no lo pudiese ver de esa forma, pensaba que era parecido a un lindo gatito.
Recuerda la primera vez que lo saludó, se encontraba buscando a Lana quién le había dicho que viniese al cuarto piso pues se encontraba en el departamento de su novia y necesitaba que le trajera su pijama ya que se quedaría a dormir.
Salía del ascensor cuando notó la presencia del joven, notó como la mirada del menor estaba posada en él, ante aquello sonrió en forma de saludo viendo como este desviaba la mirada, rió un poco ante la nerviosa actitud del muchacho, volvió a sonreír cuando notó que la mirada del contrario había vuelto a ser posada en él. Iba a acercarse cuando su celular vibró en su bolsillo, se alejó y camino hacia el departamento de su cuñada.
En otra ocasión recordó cuando se encontraba paseando a Manolo y este se soltó de la correa escapando a los arbustos del jardín. Llamó a su nombre aún sabiendo que el cerdo no haría caso pues el animal adoraba jugar entre los arbustos. Caminó hasta el lugar para agarrar al cerdito y colocarle de nuevo la correa asegurándose de que este bien puesta. Por alguna extraña razón sintió una fuerte mirada posada en él, lo cual provocó que un escalofrío lo recorriera, miró a todos lados pero no había gente a su alrededor.
Dirigió su mirada a los balcones que cada departamento tenía que daban al jardín encontrandosé al mismo chico de hace unos días. Sonrió y saludó al muchacho moviendo su mano de un lado a otro, observó como este parecía haberse tirado al piso pues solo su mano salió a saludar.
Soltó unas pequeñas risas por la graciosa actitud, era rara pero también tierna.
Volvió a su apartamento encontrandose a Lana comiendo las papitas que había comprando el otro día.
Aquella noche pensó en lo lindo que era el joven y en cuanto deseaba poder conocerlo.
Deseo que pronto se cumpliría pues al paso de unas semanas recibió una especial visita.
Aquel día había dormido de más, ni si quiera había desayunado, no pensaba despertarse hasta que fueran las seis de la tarde pero la voz de Lana llamándolo lo despertó de su sueño. Se levantó inmediatamente y se colocó sus pantuflas de cerdito, sin duda la compra de esas pantuflas había sido una buena inversión.
