Capitulo 2. Merodeador

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Más de 2 meses han pasado, desde que el joven de tomento apagado tuvo aquella pesadilla, pero aún con el tiempo transcurrido, la pesadilla azotaba su mente cada semana. Sin embargo, el sueño ya no era tan lóbrego.

El día consumió la noche, y el joven despertó una vez más en su choza construida con madera de abeto.

Abrió sus ojos repentinamente y miro a su alrededor, como si algo fuese diferente, por la ventana cercana a su cama la joven de tez morena y de nombre "Ganomi" desconcertó a "Yuza" por su abrupta aparición.

"¡Debes estar alerta! ¿Qué tal si era un asesino?" curioseo la joven que entraba por la ventana mientras se ponía de pie sobre la cama de aquel joven que solo la miraba con una mano sobre su pecho.

"Vaya forma de empezar el día." Respondió el joven mientras se vestía con sus bermudas negras y un chaleco largo, unas botas negras. Yuza abrió la puerta principal de su choza y mirando a su amiga le dijo "Debo ir con el maestro Hige, hoy me enseñara todo lo que debo saber para convertirme en un merodeador" El joven camino a fuera de su hogar y giro contemplando a su amiga "¿Crees que sea un buen merodeador?" interrogó Yuza con una sonrisa alegre.

La joven quedó pasmada porque justo detrás de Yuza, de forma inexplicable pudo ver a dos hombres, uno de cabello largo de tono oscuro, con los brazos cruzados y una leve sonrisa; el otro hombre de cabello corto y pálido, con una gran sonrisa.

Ganomi no pudo contener la nostalgia y puso sus manos sobre su boca y entre susurros dijo: "Serás el mejor merodeador de todos" Yuza se quedó pensativo por las acciones de su amiga la cual tras darse cuenta, se puso de pie y sonriendo con sus ojos llenos de lágrimas animo con su cálida voz "¡Estaré esperándote, ahora debes darte prisa!"

Yuza, aún más motivado, corrió a toda prisa en dirección a las afueras del pueblo, pasó entre las personas que lo saludaban y le daban palabras de aliento, el joven cruzó un pequeño puente que lo llevaba a la entrada de un bosque que se esparcía más allá del horizonte.

A la distancia el anciano que le ayudó con su pesadilla de meses atrás, lo miraba con nostalgia, recordó cuando lo vio nacer, cuando interactuaba con sus padres, y cuando éstos tuvieron que partir; cada momento, minuto y hora que pasó Yuza, inundaron sus pensamientos.

El viejo solo pudo juntar sus débiles manos y agradecer; porque ese día, aquel niño se volvería un hombre, el cual sería capaz de guiarlos por un sendero de paz y armonía.

El joven llegó hasta el anciano y calló de rodillas por el cansancio, cuando recupero el aliento se puso de pie y empezó ha adentrarse al bosque junto a su viejo maestro.

Pasaban los minutos, el camino de regreso ya era un poco distante, Alumno y Maestro; no decían nada, ambos estaban mas que cautivados por la belleza del bosque y de la paz que éste les generaba.

"Este sendero es tan viejo, que cuando camino por él, siento que me vuelvo joven" Yuza miró a su maestro tras escucharlo.

"Maestro, te conozco desde que tengo memoria y aun así tus palabras no dejan de emocionarme" el anciano rio en lo bajo y con su mano señaló entre los árboles un pequeño camino poco visible para los distraídos.

El anciano se incorporo sobre el pequeño camino, con yuza siguiéndolo, el joven miraba por todos lados, pues solo dos veces había ingresado al bosque, una como niño y ahora como adulto.

A medida que avanzaban, el joven Yuza se sentía libre, motivado, quería ver la belleza del mundo, experimentar cada sonido, color y sentimiento.

El anciano se detuvo de golpe lo cual llamo la atención del joven que regreso en sí, frente a ellos había un gran ojo de rio, que alimentaba la vida del bosque, así como varios caminos que llevaban agua a los distintos pueblos.

Tu voluntadWhere stories live. Discover now