02.Antes de que el caos inicie.

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02.Antes de que el caos inicie.
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		El salón donde sería llevado a cabo el evento era en el piso superior del hotel

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El salón donde sería llevado a cabo el evento era en el piso superior del hotel. Contaba con una bella vista de la playa a través de ventanales cuadrados, una araña de cristal en el centro de salón, acompañada de cuatro bolas de disco. Incluso la decoración de las mesas redondas era exquisita, con flores perfumadas y pétalos esparcidos.

Cuando la banda se presentó por allí, aún estaban arreglando los últimos detalles. Agnes podía ver cómo se colocaban platos y servilletas sobre la mesa, y se añadían finalmente los pequeños carteles blancos con los nombres de los invitados. El lugar olía a lavanda suave, y era acompañado por el aroma de la comida que se realizaba en la cocina.

Todo estaba listo para ellos; la batería, las guitarras y el teclado ya estaban en posición. La cantante sólo se encargó de su propia guitarra, y afinó un poco las cuerdas mientras el resto del equipo se posicionaba. No pudo evitar sentirse un poco acalorada ante la temperatura natural de Daytina Beach, y las enormes luces sobre ellos. O quizá era su primer síntoma de ansiedad ante el evento de esa misma noche. 

—Uno, dos, tres —Ben golpeó sus palillos entre sí mientras contaba. La música inició, haciendo un eco casi perfecto a través del salón.

La banda había armado su pequeño setlist para el evento, que contenía algunas de las canciones solicitadas por la pareja, y covers para asegurar que el público bailara aquella noche. Algunas de esas canciones jamás las habían tocado en vivo —incluso cuando Agnes y Matt tocaron una gran cantidad de covers en sus años universitarios—. Por lo tanto, la muchacha se sentía un poco más ansiosa por conseguir que aquella noche fuera perfecta.

Después de todo, aunque el evento principal era la boda de sus amigos, no podía evitar pensar en todo lo que podía significar una presentación como esa.

Tenían sus fans; el Instagram de la banda contaba con una buena cantidad de seguidores. Pero para ellos, que apenas estaban iniciando y formando su nombre a través de la industria, un show frente a gente tan famosa como los invitados, podría cambiarlo todo. No podía fallar: debía ser perfecto hasta el último detalle.

La banda rápidamente se adentró el la pequeña danza desorganizada que existía en el escenario. Aunque los que tenían mayor movimiento eran Matthew y Agnes, muchas veces, Jacob se les sumaba. Después de todo, la cantante había pasado sus últimos años aprendiendo todos los instrumentos posibles para realizar la música que siempre deseó. Así, algunas veces corría detrás del teclado, y si Benjamín se lo permitía, podía tocar un pequeño solo de batería. Pero siempre su momento favorito era justo frente al micrófono, soltando todas esas palabras que sentía en el fondo de su corazón.

Agnes no fue consciente del reducido grupo de personas que se había asomado ante la música. Mozos y organizadores se agruparon entre las mesas elegantes para apreciar a la banda. Incluso a pesar de que sólo ensayaban algunas de las canciones y reían entre cada una. Apenas lo notó realmente cuando la música se detuvo, y el eco de los aplausos llenó sus oídos y su propio corazón.

—Gracias —dijo la castaña al micrófono, ante la atenta mirada del pequeño grupo.

Will apareció poco después por allí, cuando Agnes creyó que ya no iría. Su aparición puso en marcha a los pocos mozos y organizadores reunidos a la espera de más música, y el grupo se disipó mientras Will saltaba al escenario con manos temblorosas.

—¿Estás listo? —Agnes le tendió el micrófono.

La pregunta no sólo correspondía al ensayo de la canción que el actor había elegido para esa noche, sino también, para la boda en sí.

—Eso creo; estoy más ansioso que asustado —una pequeña risa se escapó de sus labios, nervioso y un poco avergonzado. Sus mejillas estaban sonrojadas, y agarró el micrófono con tanta fuerza que sus nudillos se volvieron blancos—. Supongo que es así cuando das un paso como este, ¿no?

—Cuando me case, te lo diré —Benjamín hacía rotar uno de los palillos de la batería entre sus dedos.

—Al dar un paso tan importante, siempre te sentirás un poco nervioso, Will. Pero tú y Alissa se aman, y están seguros de que esto es lo que quieren —la castaña habló pronto, intentando darle coraje al hombre—. Estamos orgullosos de ustedes, ¿lo sabes?

—Gracias, Agnes.

La sonrisa en los labios de Will se expandió, un poco más relajada y suelta que antes. La música inició poco después, captando una vez más algunas miradas curiosas. Will afinaba bastante bien, pero su nerviosismo parecía superarlo entre los coros. Mantenía el micrófono firme, y miraba hacia las mesas, como si pudiera vislumbrar a Alissa ya entre la gente.

Cuando la canción terminó, no tardó mucho en dárselo a Gallagher. Haciendo una pequeña seña para que la banda pudiera esperarlo justo donde estaba, el actor se dirigió a la cocina. Sólo unos minutos después, apareció con varias botellas de cerveza.

—Quiero hacer un brindis con ustedes antes de que el caos inicie —entregó las botellas hacia la banda, esperando poder compartir un momento de intimidad con unos de sus amigos—. Me gustaría que estuviera Alissa aquí, pero ella ya se está arreglando.

—También brindaremos en su honor —confirmó Jacob con una sonrisa amable.

—Por Will y Alissa, y la hermosa unión que están por realizar —Gallagher elevó su botella en alto, seguido por el resto de los presentes.

—¡Porque me voy a casar! —Rió el actor con energía y sus ojos brillantes de emoción.

El sonido del impacto del vidrio fue el indicador de que ya podían beber. Entre risas, Jacob y Benjamín empezaron a pelear; el baterista no tenía prohibido beber, pero sí estaba avisado de que debía consumir mucho menos de lo usual. El rubio quería encargarse de que su compañero pudiera llegar a la noche aún en todos sus sentidos.

—Gracias por estar aquí chicos, no sólo por venir a la boda, por hacer esto también —luego de unos pocos tragos, Malnati miró a la banda con cierto cariño—. Sé lo mucho que se esforzaron para organizar la gira y venir hasta aquí, así que quiero que sepan que estoy muy agradecido.

—No hay nada que agradecer, Will —Matt se movió primero, abrazando al actor con fuerza—. No nos perderíamos tu boda por nada del mundo, ni por ningún otro show.

—Es verdad, hubiéramos abandonado todo solo por ustedes —la castaña prosiguió, esperando pacientemente para abrazarlo también.

—Yo hubiera asistido incluso sin la barra libre —comentó el baterista viendo al resto de la banda entre abrazos, consiguiendo una carcajada de parte de Will.

La banda comenzó a retirarse, con todos  los instrumentos organizados en su lugar, y con una prueba de sonido exitosa. Will los acompañó hasta el ascensor, compartiendo pequeñas anécdotas de lo que se habían perdido ante el atraso de su avión. A pesar de haber llegado sólo unas horas después, el actor ya contaba con una gran cantidad de historias y algunos pocos chismes de sus invitados.

Cuando la puerta se cerró con ellos dentro del elevador, Will cambió su expresión. La sonrisa se le borró un poco, pero mantenía sus ojos brillantes.

—¿Estás bien? —Agnes reaccionó primero, colocando una mano en el hombro del actor.

—Sí, sólo... —su voz se esfumó por un instante, estudiando a la castaña con detenimiento—. Me estoy por casar en pocas horas.

—Te vas a casar en pocas horas, y con Alissa.

—¡Y con Alissa! —Soltó recobrando su emoción. Cualquier posible temor que hubiera surgido, desaparecía de forma automática al mencionar a su futura esposa—. ¿Puedes creerlo? El tiempo pasó volando; se veía tan lejos cuando mandamos las invitaciones.

—Puedo creerlo; cuando los conocimos, supimos que ella tendría un bello anillo tuyo en el dedo —Matt agregó, girándose para verlo—. Era sólo cuestión de tiempo.

—El día llegó —Will rió suavemente, pero la castaña notó pronto que sus mejillas estaban perdiendo un poco de color.

—¿Will?

—¡Hey! ¡Cuidado!

La banda se precipitó para mantenerlo en pie. Aunque su cuerpo apenas se balanceó por un instante, fue suficiente para encender una alarma en los presentes en el reducido espacio. Will no se había desmayado, sin embargo, parecía bastante próximo.

—Lo siento, chicos —dijo con voz más profunda de lo normal. Elevó una mano en alto, como si así pudiera demostrar que se encontraba bien—. Es que realmente no puedo creer que sea mi boda.

—Puedes desmayarte después de dar el si, ¿está bien? —Matt le tiraba aire con un rápido movimiento de manos sobre su rostro—. Ahora es momento de sonreír y lucir bello para las cámaras.

—Lo sé, lo sé —hacía un esfuerzo por mantener sus ojos bien abiertos para ver a la banda.

—Te acompañaremos, ¿está bien? —Agnes habló, tomando su brazo con firmeza para sostenerlo.

Un suave rubor había empezado a inundar sus mejillas, sin embargo, aún balanceaba suavemente su cabeza. Matthew procedió a pasar un brazo por sus debajo de sus hombros para ofrecer un firme apoyo, y luego le dedicó una pequeña sonrisa. Will respondió de la misma manera.

—Estoy bien.

—Te acompañaremos, no puedes evitarlo —Matt hizo una pequeña seña a la castaña, confirmando entre ellos la pequeña labor de ayudar a Malnati.

—Es aquí, vamos.

Benjamin y Jacob decidieron irse para prepararse. En el pasillo se podían escuchar suaves voces, y una melodía un poco difícil de descubrir aún. La castaña miró como Will recuperaba un poco de fuerza en sus propias piernas y caminaba derecho hacia la habitación. Parecía encontrarse mejor, pero el color de su rostro aún no había regersado del todo.

Dos toques en la puerta, y luego silencio. Las conversaciones compartidas parecieron finalizar de forma repentina y Anges no pudo evitar pensar que interrumpía algo demasiado importante. Sin embargo, cuando la puerta se abrió, los gritos comenzaron.

—¡Will!

Entre un caos de cuerpos masculinos, los amigos de Malnati se asomaron con emoción, dispuestos a tomar al hombre. Agnes no sabía si en algún abrazo o algún tipo de emocionante saludo. Sea como fuera, los gritos se calmaron poco a poco cuando se percataron de que había una mujer allí. Y la cantante comprendió pronto que se debía a que más de uno estaba apenas preparándose, y podía notar al menos a dos de ellos en calzoncillos.

—¡Oh, no! ¡Lo siento!

Dio media vuelta, como si así pudiera evitar mirar de forma indebida a cualquiera de los presentes. Entre risas y algunos pequeños abucheos, Agnes tapó sus ojos a pesar de darle la espalda a todos. No estaba avergonzada; había visto a sus propios compañeros de banda en ropa interior en más de una oportunidad —aunque siempre en contra de su voluntad—. Sin embargo, si era un poco incómodo cuando se trataba de completos desconocidos. Sus mejillas ardían con suavidad, pero con algo de suerte, no se encontraba sonrojada.

—Casi se desmaya en el elevador; teníamos que traerlo hasta aquí —explicó Matt conteniendo una pequeña risa.

—¿Qué sucedió, amigo? —Uno de ellos habló mientras buscaba ayudar a Will, quien ya podía mantenerse por sí mismo bastante bien—. Vamos, hombre. Te estás por casar con el amor de tu vida, ¡no puedes dejar que te ganen los nervios!

Un pequeño barullo de oraciones se transformó pronto en palabras de ánimo para el actor. Agnes no podía reconocer todas las voces, pero estaba segura de que se trataba del grupo de amigos más cercanos a Malnati preparándose para la boda. Era una pequeña reunión previa al evento, en donde, por supuesto, ella no debía estar.

—¿Ya podemos irnos? —La cantante quiso apurar a su amigo, a la espera de huir de la escena.

—¡Esperen! Tenemos algo para ustedes —Una voz irrumpió en el momento en que la castaña alcanzaba el brazo de Matthew aún tapando sus ojos.

—Oh, no, por favor —su mejor amigo se rió.

Agnes abrió los ojos y giró con cierto temor, encontrándose con Chace Crawford frente a ellos, sosteniendo unas bebidas evidentemente alcohólicas en copas de cristal. A pesar de que su primer instinto fue tomar una para sí misma, se detuvo antes de hacerlo.

—Necesitamos llegar sobrios a la presentación de hoy —explicó Matt con una sonrisa en sus labios—. Ya tomamos una cerveza, y fue suficiente para mí, ¿para ti, Agnes?

—Si, lo siento. No debemos beber más hasta esta noche.

—Me parece bien —Chace retiró las copas, entregándolas a uno de los actores detrás de él. A pesar de que Will ya se encontraba dentro de la habitación, varios de ellos estaban atentos a los dos miembros de Born Ghosts que esperaban en la puerta—. El show de esta noche será espectacular, Will sólo ha dicho maravillas de ustedes.

—Buscamos una presentación en vivo en YouTube para saber lo que nos espera esta noche —explicó Joseph Mazzello, quien ya se encontraba en una camisa blanca y zapatos bien lustrados—. Sé que son públicos pequeños, pero tienen buena energía. ¡Estoy ansioso para ver lo mismo esta noche!

—¿Hace cuánto se conocen con Will y Alissa? —Consultó Chace, recargándose en el umbral de la puerta.

—Cerca de dos años —Matthew respondió con una sonrisa.

—Ellos fueron unos de nuestros primeros fans, literalmente —agregó la castaña, recordando aquella noche que ambos pasaron con la pareja que estaba a punto de casarse.

—¿Y ustedes dos hace cuánto se conocen...?

—Creo que la banda podrá contarnos más sobre cómo se conocieron luego de la boda —Joseph interrimpió a Chace, colocando ambas manos sobre sus hombros para sacarlo de su posición. Dentro de la habitación el movimiento y las voces eran constantes—. Tenemos que prepararnos, y supongo que ellos también, así que nos vemos luego.

—Pero no me han respondido aún.

—Hey, vamos —una voz desde el interior llamó a los dos actores—. Will ya nos está esperando, o se nos va a hacer tarde.

Agnes lo reconocía de la noche anterior, en la cena previa a la boda. No había compartido mucho más allá de un par de palabras, sin embargo, recordaba el nombre. «Sebastian».

—Oh, ¡hola! Born Ghosts, ¿estoy en lo correcto?

—¡Si! —Matt soltó con energía. Después de todo, era bastante emocionante ser reconocido por famosos por el nombre de la banda.

—Lo siento, no recuerdo sus nombres —con cuidado, llevó una mano a su frente, como si quisiera demostrar su intento por buscar entre sus memorias.

—Agnes Bayley, y Matthew Gallagher —la castaña respondió ampliando su sonrisa—. ¿Y tú eras?

Entrecerró los ojos hacia él. Aunque conocía su nombre con seguridad, una parte de ella la obligó a mentir. Era probable que no recordara el nombre de los artistas —apenas se habían conocido la noche anterior—, sin embargo, la castaña tenía sus dudas. No quería demostrarse desconfiada, pero tampoco quería darle el beneficio de la duda. Prefirió seguir el pequeño e inocente juego.

—Sebastian Stan —confirmó extendiendo su sonrisa—. Un gusto volver a verlos, aunque supongo que nos veremos en un par de horas.

—No lo supongas, los veremos pronto —Chace comentó, tan sonriente que sus ojos se volvían pequeños—. En la boda y en el escenario, ¡ya no puedo esperar!

Joe, un poco más racionar que su compañero, volvió a tirar de Crawford para apartarlo de la puerta.

—¡Espero que canten una de Queen! —Gritó Chace mientras era rastreado al interior.

—Oh, yo también —Sabastian, con una mano en el picaporte, exclamó a la banda—. Nos vemos en unas horas, Matt, Agnes.

Tras decir aquello, el actor cerró la puerta, separando finalmente el caos del arreglo del novio, del caos al que la banda estaba por lanzarse. Fue Gallagher quien interrumpió el breve silencio del pasillo con un suspiro.

—Creo que le gustas a Chace.

—Deja de mentir —la castaña lo golpeó sobre el brazo antes de ponerse en marcha.

—Como si esas sonrisas no hubieran sido todas para ti, cariño —al no recibir una pronta respuesta de la castaña, el guitarrista empezó a hacer ruidosos sonidos de besos en el aire.

—¡Detente!

—Vamos, ¿no quieres intentarlo con él? Y no uses de excusa a tu ex, terminaron hace más de seis meses —se apresuró a hablar.

—No vine aquí con esa intención; sólo quiero dar una buena presentación, y llevar a la banda al siguiente nivel —habló presionando el botón del ascensor—. Si sucede algo más fuera de lo planeado, lo veré en su momento.

—¡Oh! ¡Tan responsable!

—Es lo que acordamos antes de venir aquí —le recordó la castaña mientras esperaban.

—Tú y yo sabemos que si después de tocar, alguien como Chace pasa por nuestra habitación, uno de los dos deberá dormir en el pasillo —las puertas se abrieron, y el guitarrista dio un paso al frente con firmeza—. Y estoy seguro de que ese seré yo.

—¿Hace cuánto somos amigos, Matt?

—Cinco años.

—¿Realmente crees que te dejaré dormir en el pasillo? —Elevó una ceja hacia él, sin poder entender su propuesta.

—Oh, cariño, tú no lo harías. Pero puedo asegurarte que yo personalmente me lanzaré a ese pasillo con una almhoada y una manta sin queja alguna —comentó el castaño, provocando una risa de parte de su mejor amiga—. Aunque vinimos aquí para tocar, también vinimos para pasarla bien. Lo sabes, Agnes.

—Lo sé; lo sé. Pero sólo después de nuestra presentación.

—Yo que tú me apresuraría; Ben ya debe estar pensando exactamente en qué hacer en el instante en que deje las baquetas de lado.

—Espero que se comporte hasta luego del show —la castaña escondió su rostro entre sus manos.

—Lo hará, lo prometió. Pero no dijo nada de lo que haría luego de tocar —Matthew suspiró suavemente—. Supongo que ya tiene alguna travesura planeada.

Las puertas se abrieron para ellos con un suave zumbido. El pasillo los recibió vacío, pero con el suave y casi imperceptible murmullo detrás de cada puerta. No todos los húespedes asistirían a la boda, aunque sí contaban con una gran concurrencia entre familias y amigos de los novios. Agnes y Matthew eran de los pocos que clasificaban como cercanos a ambos, por lo tanto, también eran de los que no sabían dónde ubicar entre los asistentes.

Una ducha tibia fue lo que la puso en marcha, acomodando el vestido y algunas joyas sobre la cama tener todo a la vista antes de prepararse. Mientras Matthew generaba una nube de vapor en el baño, la castaña encendió el secador de cabello. Alissa la esperaba junto a sus damas de honor para realizar el maquillaje, por lo que la castaña sacudió su cabeza de un lado a otro esperando que el calor quitara la humedad de cada uno de su cabello ondulado.

—¡Matt! ¡Necesito tu ayuda!

La mujer, aún en pijama en un intento por no ensuciar aún su vestido, se levantó de un salto. La voz de Jacob parecía preocupada del otro lado de la puerta.

—¿Qué ocurre? Matt se está bañando.

—Necesito una de sus camisas, ¡urgente! —Pasó por la habitación en búsqueda de la maleta del guitarrista—. La que sea, sólo una camisa.

—¿Qué ocurrió? Creí que tenías todo listo.

—Estaba con Benjamin revisando el minibar... —su voz se esfumó un instante, mientras revisaba entre algunas de las prendas que estaban sueltas—. Quisimos probar una de estas bebidas de frutos rojos, y el idiota me hizo reír. No creí que fuera a manchar tanto, pero cuando la quise limpiar quedó mucho peor.

—¿Has preguntado por el servicio de limpieza del hotel?

—Me dijeron que la tendrían mañana a primera hora —explicó un poco apresurado, sacando una camisa celeste perteneciente a Gallagher.

—Matt es más grande que tú, ¿te irá bien? —Agnes se acomodó sobre la cama, mientras lo observaba debatir si usar ese color o no.

—Las de Ben no me quedan, así que tienen que ser las de Matt —el muchacho extendió la camisa frente a ambos, notando pronto que el largo de los hombros era bastante más amplio al suyo—. Esto es una pesadilla.

—Lo podemos solucionar, tranquilo —la mujer se levantó de la cama de un salto, esperando así poder poner sus neuronas en acción—. Creo que puedo hablar con alguien.

—¿Con quién?

—Estoy casi segura de que Joe Mazzelo mide lo mismo que tú —explicó, tomando su celular para escribir un mensaje. Había visto al actor sólo unos cuantos minutos atrás, por lo que confíaba en su instinto.

—¿Joe...? —Un poco confundido, Jacob rascó su cabeza.

—Déjamelo a mí, te conseguiré una camisa blanca.



Say Something Loving | sebastian stanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora