Era un día como cualquier otro, la verdad. No esperaba mas de un miércoles, común y corriente. En mi trabajo, los miércoles solo significaban esperar dos días mas para el pago. Todo parecía normal, salvo por los sueños que había estado teniendo. Sueños sobre mi mismo, comandando un ejercito de demonios. Mi novia, Alejandra, sabía un poco sobre interpretación de sueños, así que tendría que esperar hasta nuestra hora de comida, para poder descubrir que significaba, si es que significaba algo.
Esa mujer era impresionante. Una experta en todo lo referente a recursos humanos y administración de empresas, lo que la había hecho convertirse en gerente de recursos humanos de la empresa en la que trabajamos en menos de año y medio. Me encanta su cabello corto, siempre cambiante de color, pero en estos momentos, rojizo. Sus ojos cafés, siempre atraen mi atención, y esa piel tan blanca y suave que parece de porcelana, me hipnotiza. Suspiré, pensando en ella, como lo hago siempre, y por ir ensimismado en mis pensamientos sobre la mujer que me robó el corazón, me pasé de la entrada del edificio de oficinas de la empresa. El guardia de la entrada, me chifló, fue que caí en la cuenta de que me había ido un poco mas de la puerta, y me devolví, lo saludé y me dirigí a la puerta para empleados, se requería una huella para entrar, así que empecé a limpiar mi dedo en un instinto algo raro.
- ¿Otra vez pensando en su chica, ingeniero Desmon?
-Si ya sabe, ¿Para qué pregunta señor Ortiz?
Sonreí y seguí mi camino. Ingeniero, amaba que la gente me llamara así, me costo mi trabajo, claro. 6 meses como operador y con paga baja haciendo horas extras como pasante en el departamento de sistemas. 4 años y medio de escuela para especializarme en programación. A mis casi 25 años, ser jefe del departamento de sistemas de una de las empresas más grandes del país era un logro importante. Un logro que tenía que defender a toda costa. Hacía cada día lo mejor posible por mantener el departamento y toda la empresa a flote con lo mejor de la tecnología y sin fallas. Varias veces el mismo propietario me ha dicho que sin mí, la fábrica seguiría usando piedras en vez de computadoras, y se desmoronaría. Llegue a la puerta de mi oficina, que compartía con Alejandra, gracias a que ella misma asignó las oficinas. Miré los nombres en la puerta un momento. "Alejandra S. Gerente de recursos humanos. Desmon V. Jefe de sistemas." Nuestros nombres juntos se veían majestuosos, y solo estaba esperando el momento para proponerle matrimonio. Abrí la puerta y la vi ahí, sentada en frente de su escritorio, tan bella como siempre, me sonrió en cuanto me vio y me hizo una seña con el dedo de que me quedara donde estaba, ya que estaba hablando por teléfono. Espere a que colgara, sonriendo. Cuando terminó, se levanto de la silla y se acerco para abrazarme, al momento que yo respondí a su abrazo, le di un beso, largo y lento, como cada día.
-Buenos días hermosa, ¿Cómo esta la mujer que me trae en las nubes?
-Buenos días guapo, bien, y con ese beso, mucho mejor, ¿Y como esta el hombre de mis sueños?
-Bien también, y con esa bienvenida, listo para soportar hasta el infierno si eso me toca.
Le sonreí, ella me sonrió de vuelta y se fue a sentar de nuevo frente a su escritorio, por lo general no hablábamos de asuntos personales en horario laboral. Sobre todo, por el hecho de que siempre estábamos ocupados ya sea en la computadora, o hablando por teléfono. Sin embargo, mencionar el infierno, me recordó que debía comentarle eso en el almuerzo, así que me dispuse a trabajar.
El día pasó con normalidad, y se llegó la hora del almuerzo, a la cual siempre íbamos juntos. Nos disponíamos a comer cuando empecé a hablar sobre lo que quería saber desde la mañana.
-Tuve un sueño muy extraño, corazón. Espero tu me puedas decir si significa alguna cosa.
-A ver, cuéntame y te digo
Mientras comíamos, le conté mi sueño. Sobre como empezaba, caminando frente a miles de demonios, y todos ellos seguían mis órdenes. Me llamaban general y cada que entraba a algún lugar donde estuvieran ellos, se arrodillaban ante mí, y me guardaban respeto. Según recuerdo, como yo había 20 más, generales también. Cada 3 de nosotros, representaba un pecado, y yo era un representante del pecado de la lujuria. Cada vez era mas confuso todo, pero, se veía muy real.-Esta vez sobrepasaste mis limites, amor. Mira que me he leído cada libro de sueños y significados de estos, y en ninguno se menciona general del infierno, que yo me acuerde.
-Y muy aparte de eso, mi marca de nacimiento ha estado ardiéndome desde esta mañana
Me baje un poco la camiseta, mostrando mi clavícula, en donde había una pequeña marca de nacimiento, parecida al símbolo mas conocido de la lujuria, completamente negra, casi parecida a un tatuaje.
-Súbete la camiseta, que ya sabes lo que me provoca verte esa marca, amor.
Su voz era sexy y su mirada me incitaba, pero, estábamos en el trabajo así que debía calmarme. Riéndome, le contesté
-Amor, cálmate, aquí no se puede. Tengo que averiguar realmente que significó ese sueño, me perturbó demasiado.
-Pues, la verdad si es perturbador, pero, lo siento esta vez si no tengo una respuesta.
Bajé la mirada y me quedé en silencio mientras terminaba de comer
-Sabes que te quiero con toda el alma mi cielo, ¿Verdad?
Ella sonrió, sabía su respuesta, siempre decía lo mismo, y me encantaba
-Claro qué lo sé, ¿Cómo no quererme si te trato tan bien? Y solo lo hago por que te quiero, mi corazón.
Me dio un tierno beso, y el timbre para volver a la oficina sonó en ese instante. En momentos como este, odiaba ese maldito timbre. Ambos nos levantamos y nos dirigimos hacia la oficina para seguir con nuestras labores, así que, tendría que esperar de nuevo, aunque, la espera era armoniosa, porque siempre estaba viendo su rostro angelical. ¿Cómo podría haberse ella fijado en mí? Yo era un ser humano común y corriente, mi cabello negro chino, y mis ojos pequeños no tenían mucho de especial. Era alto, si, y eso destacaba mucho, pero, era lo mas parecido a un demonio en persona. Y siempre, al parecer, era así y así iba a seguir siendo. Yo un demonio, y ella, el ángel que había llegado a alegrarme mis días.
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Sin retorno desde el infierno
AdventureYo solo era un chico normal. O al menos, eso quería ser. Quiero y lucharé por una vida normal