¿Amor o capricho?

Capítulo I

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El Heredero
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[Meliodas]

Ser hijo de uno de los hombres más poderosos y ricos de este mugroso país es considerado como una bendición por todos los chiquillos de mi edad, la realidad es que cuando era pequeño sí era así, tan solo pedía un juguete o un dulce y en cuestión de minutos ya lo tenía en mis manos.

Todos me decían que sería un buen representante de mi familia, yo me alegraba de eso pues veía a mi padre como un héroe cada vez que organizaba eventos de caridad. Tenía muchos deseos de ser como el distinguido señor Demon por ello siempre le consultaba que hacer para llegar a ser como él, su respuesta siempre fue la misma.

—Solo debes obederme querido hijo, yo me encargo del resto —decía con ternura en ese entonces.

No voy a mentir, hace muchos años fui un niño muy feliz pero ahora ya no hay rastro de ese pequeño.

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El inicio de mi tormento empezaría junto con mi etapa de estudios secundarios, esta marcaría un antes y un después en mi vida pues a partir de ese momento mi padre quiso controlarme más de lo necesario. Empezó por cambiar mi manera de vestir y después solo empeoraría, me prohibió ver a mis amigos, decía que ellos no estaban a nuestra altura y que no eran dignos de mi amistad.

Me negué rotundamente a obedecer y continúe frecuentando a las personas que yo había escogido como amigos mas no esperaba que a mi padre le enfade tanto eso, llegó al punto de sacarme de la escuela y ponerme tutores privados en casa ¡vaya infierno!

Las únicas personas que tenía permitido frecuentar eran los hijos de esos personajes célebres que eran tan considerados por mi familia. Mi progenitor me repetía hasta el cansancio que en el futuro necesitaría a esos chicos como aliados por las grandes influencias que heredarian de sus padres, yo solo tenía 12 años y me parecía horrible hacer amigos solo por conveniencia así que le di la contra todo el tiempo que pude.

Todas las noches lloraba en silencio en mi habitación, me hacía muchas preguntas pero caía dormido antes de poder darme respuestas. La única persona que me quedaba era mi pequeño hermano, Zeldris, jugaba con él todo el tiempo que podía sin embargo cuando mi padre se dió cuenta de que había hallado consuelo en él nos separó.

—¿A dónde lo llevaste? Devuélveme a mi hermano —gritaba desesperado.

—Está lejos de aquí por tu culpa, tú te haz convertido en una mala influencia para él así que tuve que llevarlo a casa de su abuela pero pronto lo enviaré a un internado en el extranjero para que esté mejor —amenazó con sigilo.

La soledad me afectaría más pronto de lo que pensé, tuve que acceder a su cruel chantaje para poder recuperar a mi hermano.

El día que le dije que quería conocer a los chicos esos, mi padre se apresuró a organizar una gran cena para presentarnos oficialmente. Él era el anfitrión así que me presento uno por uno a las personas que se convertirían en mis únicos amigos.

—Mira hijo, él es Ban Bandet, hijo del fundador del mejor buffet de abogados que existe.

—Un placer conocerte Meliodas —dijo el alto chico de manera amable.

—Ella es Diane Earth, hija de la propietaria de la cadena de televisión más grande del mundo —continuó.

—Que agradable es por fin conocerte Meliodas —mencionó muy coqueta.