¿Amor o capricho?

Capítulo V

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Pensamientos Impropios
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El panorama lucía mejor algunos días después de la cita más infantil que había tenido con alguien. Saludaba a Elizabeth en los pasillos y ella mostraba calidez al responder. Ibamos a los mismos grupos de estudio sin sentir incomodidad alguna. Incluso nos apoyabamos en algunas clases, intercambiando apuntes. Era consciente de que eso no nos convertía en los mejores amigos pero por ahora era más que suficiente. Sin embargo, a pesar de todo lo anterior, habían detalles que me molestaban. Todos relacionados con el tiempo, pues los momentos que ella pasaba conmigo eran bastante limitados. Solo coincidíamos a la hora de estudiar, fuera de nuestros roles como estudiantes, alguno estaba ocupado y eso impedía que pudiéramos salir de la universidad a visitar otros lugares como lo teníamos pactado. Me resultaba frustrante porque tenía altas expectativas sobre esas salidas pero me veía obligado a posponerlas a pesar que las anhelaba tener de inmediato.

Una noche de domingo asistí a una fiesta grandiosa, de esas que van a dar de qué hablar el resto del año. Tenía un problema, mi mente parecía estar en algún punto lejano, invadida por pensamientos que no iban acorde al evento frente a mis ojos. Pensaba en los días que intenté salir con Elizabeth, pero la señorita prodigio me daba respuestas negativas porque tenía pendientes; en los días que ella me llamaba y me decía que por fin tenía tiempo para mí, pero justo ese día y a esa hora tenía que acompañar a mi padre a algún evento formal. Ambos comprendíamos los motivos del otro y éramos amables al responder con un "no te preocupes, será en otra ocasión". Admito que personalmente comenzaba a creer que cada intento fallido era una señal de que nada iba a salir bien de esta amistad o lo que sea que esté haciendo con Elizabeth Goddes, pero no le prestaba demasiada atención a ello.

—¡Hey! ¿En qué piensas? —cuestionó Ban divertido.

—En nada en especial —respondí con simpleza al ser sorprendido con su presencia.

Podía notar con gran facilidad que mi mejor amigo estaba sumamente ebrio y eso significaba que se iba a poner muy insistente con sus preguntas. No se daría por vencido hasta conocer los pequeños detalles de lo que estaba pensando. Me conocía desde hace mucho tiempo, casi una vida, y por ello se había vuelto profesional detectando mis mentiras. El chico de ojos rojo escarlata era el único ser humano con tal poder pero por alguna razón que desconocía, su habilidad se maximizaba en estado de ebriedad. Se volvía aún más analítico y observador lo que lo llevaba a conseguir respuestas de alguna u otra manera.

—Déjame corregir mi pregunta, quise decir ¿en quién piensas? —replanteó aún más divertido que la vez anterior.

—Ban estás borracho, probablemente mañana ya no recuerdes nada, no perdamos el tiempo.

—Vamos a jugar a las adivinanzas entonces —propuso ignorando lo que dije —¿estás ideando alguno de esos planes locos para vengarte de alguien?

—Solo estaba distraído, es todo.

—Entonces estás pensando en alguna hermosa damisela —afirmó ocasionando que al verme delatado lo observara fijamente a los ojos —lo sabía, seguro se trata de la chica de cabellera plateada con la que tanto te ven, debes contarme que pasa entre ustedes, en la universidad corren muchos rumores sobre ello.

No podía mentirle a Ban pero él tampoco podía mentirme a mí. Ese hecho tan simple, era un arma de doble filo. Decidí asumir el riesgo, tal vez sería útil obtener información de alguien tan sociable como mi mejor amigo. Una pregunta sutil y empezaría a contarme todo sin filtro alguno.