Smile - Jikook au

11 💫

Ya estaban por ser las nueve y por suerte ya tenía todo listo. Jae estaba tranquilo, sentado en el piso jugando con sus juguetes.

Apagué el fuego de la cocina y me fui a sentar con él. Apenas me vió se levantó y fue directo hacia mi. Me senté con Jae entre mis piernas y así nos quedamos hasta que se escuchó el timbre. Con cuidado me levanté y me dirigí hacia la puerta.

– Hola Kook – habló un sonriente Jimin

– Hola Mimi – ahora yo también le decía así

Me moví un poco de la puerta y lo dejé pasar.

Apenas entró, Jae se tiró a sus brazos y obviamente Jimin lo recibió gustoso. Lo levantó en sus brazos y le llenó su rostro de besos. Amaba cuando hacía eso.

– ¿Cómo está el bebé más lindo? – pregunto con Jae aún en sus brazos

– Bien Mimi, te extrañé mucho – respondió

– Mimi también te extrañó mucho –

Mientras ellos hablaban yo me encargué de servir los platos.

– ¡A comer! – dije llamando la atención de los dos, aunque creo que el más emocionado fue Jae

– ¡Comida! –

Los tres ya estábamos sentados en la mesa, comiendo de nuestros platos. Jae ya sabía comer solito, lo único que tenías que hacer era cortarle su comida en pedazos pequeñitos, después se encargaba él.

Mientras comíamos conversábamos con Jimin, y también con Jae, el siempre tenía algo para decir. La cena pasó entre sonrisas y bastantes risas, la mayoría fueron producto de las cosas que decía o hacía mi bebé. Así que puedo decir que fue un momento bastante agradable. Ya hasta parecíamos una familia.

Y aquella idea, a pesar de sonar un poco exagerada, me gustaba. Sonaba bien, o al menos para mi era así. Después de hablar con Tae, me quedé pensando en muchas cosas. Una de ellas era en Jae. Él era feliz cada vez que Jimin aparecía. Desde el primer momento fue así. Se llevaban bien y tenían una relación increíble. Después estaba yo, con el tiempo y a medida que nos íbamos conociendo, pude confirmar lo gran persona que era. Pero esos sentimientos no se detuvieron ahí, fueron creciendo y creciendo, al principio solo me parecía lindo, pero después todo cambió. El cariño que había comenzado a tener por él, creció al igual que los sentimientos que comenzaron a aparecer. No podría decir cuando ni como, porque ni yo lo sabía. Solo pasó. Aunque creo que aquella respuesta de Jimin, fue lo que me hizo darme cuenta de lo que realmente sentía.

– ¡Jungkook! –

– ¡Papá! –

– Sí, lo siento. ¿Paso algo? –

– Papá ya quiero dormir – hablo Jae

– Esta bien, vamos que te llevo a tu cama –

Una vez llegamos a la habitación de Jae, comencé a ponerle su pijama.

– Papá –

– ¿Si, bebé? –

– Te quiero mucho –

– Yo también, mi amor –

– También quiero mucho a Mimi –

– Yo también lo quiero mucho, bebé. Descansa –

Jae no tardó tanto en dormirse, por suerte era de aquellos que se dormían rápido.

No sabría decir cuanto tiempo pasó, pero yo aún seguía ahí, tan solo mirándolo dormir. Creo que me di cuenta del tiempo que había pasado, cuando escuché a Jimin hablar.

– ¿Se durmió? – dijo a la vez que se ponía a mi lado, ambos mirando hacia Jae

– Si, hace rato que lo está –

– Es lindo cuando duerme. Se ve tan tranquilo y lleno de paz –

– Y el puchero que forma con sus labios, es muy tierno. Cuando dormimos juntos, siempre me abraza o duerme sobre mi pecho, ¿sabías por qué? Según el cuando lo hace tiene sueños lindos. Cada vez antes de dormir me dice que me quiere mucho, y que soy el mejor papa de todos. No creo que de verdad lo sea. Pero aun así le digo que lo sé. Escucharlo decir eso, me hace muy feliz. Él me hace feliz, es lo más hermoso que tengo –

– Hey, no llores – dijo a la vez que limpiaba mis lágrimas, no me había dado cuenta que había empezado a llorar

– Creo que es algo inevitable de hacer, cuando hablo de él –

Jimin solo me sonrió y después me abrazó. No sé por qué lo hizo, pero yo solo le correspondí.

– Eres un gran padre y tendrías que saberlo –

– Sólo intento hacer lo mejor para él –

Y después de eso, afianzó el agarre que tenía sobre mi. Sentí como un sentimiento cálido corría por dentro de mi. Se sentía bien estar ahí, entre sus brazos.

– Lo eres – dijo separándose de mi, no tanto, solo un poco. Intente responderle pero no pude. Él ya había juntado nuestros labios en un beso.