Y La Puerta se Abrió

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Se voltio para ver a Josue en el suelo. Ahora la pistola le estaba apuntando hacia  su cara. En un arrebato, del cual desconoce su motivo, gritó:

-¡NO SE QUIEN ERES!¡TAMPOCO VINE POR TI!- luego, en una voz mas suave-…lo  que quiero es que hagas un trabajo. Uno solo, y te dejare libre.

Moviéndose hacia un basurero, quitando las bolsas de encima, se descubrió un  objeto plateado grande, con ruedas y manija.

¡Era una maleta! “¿Pero, porque trae una maleta hasta aquí? ¿Y que contiene?”,  pensó Josue. Los pensamientos estaban de mas al darse cuenta sobre su  salvación en este horrible momento. Ese hombre, podría jalar el gatillo, directo en  su frente, y dejar de existir. Se oiría el disparo; aunque nadie iría a su encuentro del  presunto crimen. Las personas ya tenía demasiados problemas en sus hogares  para ir en busca de un herido (o muerto), y presentarse como su santo samaritano.  Y así, sin saber la razón de todo esto, para seguir viviendo, se preguntaba, de  grandes interrogantes: Y luego ¿Qué pasara?

El sujeto movió la maleta hasta enfrente de Josue, y lo puso tumbado en el suelo.  Abrió la maleta por los dos lados, subiendo la parte superior, y asegurándose, con  el arma apuntando a su próxima victima, luego, mirando a los lados, adelante,  incluso hacia atrás, donde pasaban los transeundentes, para cerciorarse que nadie  ponía atención a esa extraña situación. Entonces lo abrió. Y en su contenido, que  Josue pudo apreciar, solo con la vista, lo bastante justificado en la corrupción de la  gente para matarse, y a los demás.

-“dólares…” –susurro Josué.
En efecto. La maleta plateada, tenia fajos de billetes, valorados a 100 dolares  americanos, cada uno, dividido en grupos de 10,000$. Con el tamaño de la maleta,  eso daría unos: ¡medio millón de dólares!

La cifra era increíble de verificar. Para ese hombre, tenía ante su presencia la  respuesta a todas las plegarias pasadas; que debiera una disculpa con sus  hermanos de la iglesia. Haber bebido y entrado, cuando se estaba en pleno servicio, gritando a los cuatro vientos, con una voz ronca y profunda: “Yo ya no  creo en Dios. El no existe. Si no, no tuviéramos que estar sufriendo, ¡Y COMPARTIR  LA DICHA CON LA FAMILIA! ¡O MIS HIJOS! ¡O SUS HIJOS!”. Acabando, antes de  desmayarse: “Espere toda una vida para sentir la gracia. Ahora dios tendrá que  esperar, que yo vuelva a su casa”.

Todas las veces que repasaba el número, resultaba el gran pago que cada  hombre debe tomar a cuentas, para conseguir la autentica libertad, y la felicidad.  Tanto sufrimiento ofrecido en el trabajo, hasta la madrugada del siguiente; la  mucha inversión de su voluntad, jamas hubiera resultado en esto; ni siquiera  haciéndolo por el resto de su vida, o tres más. “¡Medio Millón de Dolares! ¡Medio  Millón de Dolares!” repetía Josue en su cabeza, jugando con su imaginación, todas  las compras alguna vez soñadas, para el consuelo de su familia, gracias al  sustento del sacrificio dado en favor a seguir adelante, sin importar nada, solo si  seguían considerándose como una familia pobre, y feliz.

Compraría al fin autos 4X4, puros cubanos (porque era su fantasía de  probarlos), licores, joyería para su esposa y su hija; juguetes para su hijo, libros (al  fin, le enseñaran leer); clases de hablar ingles, pasaportes con visa, e incluso: ir a  vivir a los Estados Unidos, como un ciudadano mas, viviendo de entre sus muchos  habitantes.

Todo parece arreglado por el destino. De esa forma, el destino, arregla  nuestras vidas, de formas agradables, hasta muy crueles, para quienes lo  padezcan.

Aquel hombre había notado en Josue, la cara de satisfacción dibujada,  durante unos segundos, concluyendo así, sobre esa ilusión nublando sus ojos, y su  juicio al respecto. Le dio un golpe en la cara, con puño de hierro cerrado, uno  potente, efectivo para el mas borracho caído en un sueño profundo. Su cabeza  paso a estar en el suelo, sangrando por sus labios, desde su boca, y sintiendo con  rapidez, a la razón de su sano juicio, como su hubiera sido atropellado por un  urbano. Después se fijo en el hombre, enojado, parado con su poder, confundiendo  sus deseos en un santiamén, aliviando la turbación de los hechos, presentándole  simplemente, detalles de su nuevo trabajo:

SIN AR/LMA EN HONDURASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora