Prólogo.

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Los juicios de Salem son uno de los hechos históricos más referenciados a día de hoy. Se han usado como ejemplo en la literatura popular cientos de veces, como una advertencia de las consecuencias del fanatismo religioso. Estos juicios se llevaron a cabo entre enero de 1692 y mayo de 1693, en los condados de Essex, Suffolk y Middlesex en la que solía ser la colonia inglesa de Massachusetts.

Sin embargo, los juicios por brujería no eran algo inusual en las Colonias Británicas. El primer caso del que se tiene conocimiento es Alse Young -también conocida como Alice Young o Achsah Young-, el veintiséis de mayo de 1647, en Connecticut.
En Nueva Inglaterra se produjeron cerca de otra veintena de casos, siendo el foco principal Boston y Springfield; pero eran casos aislados.

Hablando de los juicios de Salem como tal, de los que todos han escuchado hablar alguna vez, no solo ocurrieron en Salem como su nombre indica. Las audiencias preliminares en 1692 se llevaron a cabo en otras ciudades a todo lo largo y ancho de la provincia: la aldea de Salem, Ipswich, Andover y la ciudad de Salem. En esta última fue donde se llevaron a cabo la mayoría de los juicios.

Ahora que te he puesto algo en contexto, creo que es momento de que sepas cómo empezaron. Lo que hizo que la histeria se apoderara de los residentes de Salem, lo que hizo que sus cerebros solo pudieran pensar en brujas malvadas y espíritus demoníacos sedientos de sangre.
Quizás no es lo que más te apetezca saber en este momento, pero créeme; a ellas tampoco les hizo mucha gracia vivirlo.

Las que iniciaron aquella grotesca masacre fueron Elizabeth "Betty" Parris, la hija del reverendo Samuel Parris, y su prima, Abigail Williams. Las primeras órdenes de arresto se firmaron el día veintinueve de febrero de 1692. Las tres primeras mujeres que fueron arrestadas en esta tragedia fueron Tituba -esclava que trabajaba en casa de los Parris-, Sarah Osburne -se había ganado el odio de los habitantes por sus escasas demostraciones de fé ante la comunidad- y Sara Good -una indigente que se encontraba embarazada en el momento de su arresto-.
Tanto Osburne como Good afirmaron su inocencia durante todo el proceso, pero el testimonio de Tituba fue suficiente para condenar a las tres.

Si bien ellas fueron las primeras víctimas, los testimonios de Elizabeth Parris y Abigail Williams, causaron la muerte directa de veinte personas en Salem, diecinueve de ellas ahorcadas -la mayoría mujeres- y un hombre aplastados con la tortura de La Tortuga.
Ese fue solo el comienzo.

Los vecinos comenzaron a utilizar el pánico a su favor, acusando a personas con las que habían tenido disputas. Utilizando la ejecución para saldar deudas, como en el caso de Martha Corey.
No sé ha logrado encontrar una explicación lógica a esa histeria colectiva más allá de que los habitantes de Salem estuvieran en un éxtasis de fanatismo religioso, que les provocará alucinaciones colectivas.

Las que más sufrieron en estos juicios fueron las mujeres. Las mujeres, que eran consideradas como seres sin autosuficiencia, que habían llegado al mundo para servir a sus maridos con una sonrisa en la cara, y para criar a todos los hijos que su marido quisiera tener.
Ser diferente era una señal de brujería. Formar parte de un grupo de amigas ya era peligroso, ya que mujeres reunidas sin supervisión masculina solo podía ser una reunión para adorar al Diablo. Una marca de nacimiento, de las que se conocían como marcas del Diablo. Tener una buena posición económica sin depender de un hombre era algo serio; pero ser pobre también lo era. Si tenía muchos hijos o si no los tenía. Tener mala memoria a la hora de rezar. Si se relacionaba con una "bruja", pues podía aprender sus sombrías técnicas. Si tenía sexo fuera del lecho matrimonial. Si rompía la ley, pues era un claro signo de posesión demoníaca. Ser mujer; ese ya era un factor que te ponía en la lista negra.

No se sabe con exactitud la cantidad de víctimas que hubo. No se saben sus nombres, no se saben sus historias, no se saben cuales fueron sus últimas palabras. Son simples palabras plasmadas en cientos de leyendas y libros. Olvidadas por el mundo.

Lo que leerás a continuación es solo una de las muchas historias, de una de las muchas mujeres que fueron acusadas en los terroríficos juicios de Salem, la historia de la vida de una de esas mujeres a las que el mundo dejó de lado y enterró bajo las ascuas de las mismas hogueras dónde habían ardido.

Te doy la bienvenida a la historia de Karen McCormick y Tricia Tucker, espero que después de conocerlas, no las olvides. Ni a ellas, ni a ninguna de las que perecieron.

Salem, 1692;; kubyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora