Fue en la misma cena familiar de la noche en la que Megumi llegó a casa que el tema de los pretendientes de Atsushi salió a flote... Él realmente esperaba que se demorarán más tiempo, en verdad ni había terminado de leer todas las fichas aún y solo tenía cuatro posibles.—¿Entonces solo cuatro? —la mirada de su madre parecía confundida mientras apuntaba a las hojas que Megumi revisaba al otro lado de la mesa.
—Aún no termino de revisarlas todas...—admitió con algo de reticencia.
—¡Todas son bastantes altas! —Megumi reía y le mostraba las fichas a Takeshi, quien realmente no las miró y se las devolvió a su madre.
—Eso fue lo que Atsushi pidió, pero creo que está bien, sería hasta cruel si pidiera una chica más baja, después de todo, esta maldita bestia aún ni termina de crecer, pero ya está midiendo 2.15 cm—y esa fue la acotación de Takeshi antes de seguir comiendo.
Lo fulminó con la mirada y también siguió comiendo, realmente no estaba interesado en lo que su familia tenía para decir con respecto a sus pretendientes.
—¡Oh, Atsushi, seleccionaste a una chica incorrecta! —bueno, aquello sí llamó su atención, su madre levantó una de las fichas que él reconoció era de la chica pelinegra que tenía demasiados hermanos— Esta chica debía ser descartada—explicó y volvió a revisar la ficha—pero no está tan mal, de todas maneras solo necesitas comprometerte, podemos darle una mejor educación y arreglaremos todo—su voz emocionada le hizo un nudo de desagrado en el estómago.
Y ya empezó, su madre era adicta a descalificar gente, solía sentirse buena persona creyendo que ella era casi una especie de salvadora cuando hacía cosas como ayudar omegas en mala situación y darles sus "amables consejos", Atsushi sabía que ella solo quería sentirse superior, rodó los ojos y la ignoró.
—Madre, deberías llamar a las que ya ha escogido, mientras antes se puedan conocer será mejor—Megumi sonreía algo incómoda, a su hermana también le solía molestar la actitud de su madre, pero nunca decía nada al respecto, siempre optaba por cambiar el tema.
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Mientras él y sus otras hermanas preparaban el desayuno, un grito de su madre llamando a Chigusa al teléfono los hizo ir a averiguar qué sucedía, o al menos a las otras dos hermanas y otro de los pequeños, Mitobe solo se quedó revisando que nada se quemara y escuchando lo que podía desde la cocina. Cuando muchos gritos se escucharon, supo que la llamada había terminado, sus hermanas aparecieron en la cocina, hablando inmediatamente sobre lo que había pasado, Chigusa calló y se quedó escondida mientras terminaba de preparar el té.
—Gusa—chan consiguió otro pretendiente—soltó Rinko, luego le siguió una risa por parte de Nagisa.
—Y esta vez es un chico con dinero, creo que es el mejor hasta hora, por lo que tendrán una cena en casa de la familia de este—Mitobe sonrió en dirección a Chigusa, quién había levantado su vista hasta mirarlo, parecía necesitar ánimo.
—Será mañana en la tarde...—la voz de Chigusa era tranquila, pero él sabía que la chica estaba nerviosa por la situación.
—¡Todo saldrá bien, eres una chica increíble! — Nagisa y Rinko la animaban mientras seguían preparando el desayuno.
Mitobe asintió ante esto y se dirigió a Chigusa, dejando su mano cuidadosamente sobre el cabello de la chica como manera de darle ánimo. Esta sonrió esta vez pareciendo más motivada al respecto y luego soltó una breve risa.
—Me mandaran una ficha con información hoy...
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Y otra vez Murasakibara estaba impresionado con la rapidez de su familia, solo al otro día la mayoría de las chicas habían sido llamadas y se habían acordado citas, por alguna razón su madre no consultó con él por más pretendientes... Y Murasakibara admitía que eso era bueno para él, la carpeta quedó abandonada en su habitación y ni siquiera revisó más, de todas maneras, iba a tener que hacer cosas contra su voluntad, solo debía resignarse.
Su madre le entregó una hoja con un horario marcado para sus próximas citas, pero algo se le hizo extraño, él solo había elegido a cuatro chicas, pero por alguna razón la hoja tenía agendadas a seis... ¿Para qué su madre le hacía elegir si luego ella llegaría y agregaría a quien se le diera la gana?
Dejó la hoja en su escritorio y tomó la carpeta con los pretendientes, la verdad no había sido capaz de recordar ningún nombre, así que iba comprobar que había elegido su madre.
Y perfecto, su primera cita sería mañana, al menos la chica era una que él había escogido... Pero aseguraba que era un capricho de su madre el que la primera fuera la chica con demasiados hermanos, Mitobe Chigusa.
Su segunda cita sería al día siguiente de la primera... ¿No le darían descanso? Y así todas las siguientes, hasta llegar a la quinta, con la cual su cita era en la a medio día y la sexta que ocupaba el mismo día, pero en la tarde.
Su subconsciente le estaba aconsejando buscar una forma rápida e indolora de morir, él no podría con tanto... Sabía que la única forma de cancelar las citas era decidiendo rápidamente a una, pero no creía que eso pasara, debería tener demasiada suerte para que una de las chicas le agradara.
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Y así fue como el día siguiente llegó, Mitobe estaba sentado en la cama de su hermana mientras Nagisa y Rinko ayudaban a Chigusa con la ropa y el maquillaje... Todas parecían tan emocionadas que él se sentía fuera de lugar, no es que no estuviera feliz por su hermana, pero su mente corría demasiado rápido con pensamientos horribles y comenzaba a darle jaqueca.
—Definitivamente el chico te va a adorar, te ves hermosa, Gusa-chan—el suave pero emocionado tono de voz de su madre le llamó la atención, esta estaba apoyada en el marco de la puerta mirando toda la escena con amor y lágrimas juntándose en sus ojos.
Bien, Mitobe no quería parecer un mal hermano o hacer sentir mal a Chigusa y a su madre, pero no podía aguantar esto como creyó que lo haría... Solo se sentía como si la vida le restregará en la cara su inutilidad, le mostrará un mundo en el que él no podía vivir.
Trató de sonreír y salió de la habitación buscando llegar al patio y conseguir algo de aire fresco. Cuando estuvo afuera miró a su alrededor, tenían un jardín bellamente cuidado, antes era su trabajo y el de su madre, pero desde hace algunos años Chigusa había ocupado su lugar, era increíble cómo se veía cada vez más lleno de flores...
Se sentó en una de las sillas que estaban repartidas por todo el lugar y se quedó mirando las flores con nostalgia. Todos los pensamientos horribles seguían ahí taladrando su mente sin piedad, ¿qué se supone que debía hacer? Se sentía mal por no poder compartir por completo la felicidad de su familia, sobre todo cuando ellos habían sufrido con él... Cuando Chigusa siempre estuvo preocupada de que estuviera bien.
Sus manos cubrieron sus ojos, estos ardían, pero no soltaban lágrimas... Había pasado mucho tiempo desde la última vez que había llorado, pero simplemente no podía hacerlo, se sentía incorrecto cuando a pesar de todo él aún tenía tantas cosas por las que sonreír.
¿Chigusa lo odiaría sí supiera cuánto él la envidiaba?
Seguramente se sentiría mejor si pudiera mentirse a sí mismo y decir que sí, ella lo odiaría... Pero sabía que la respuesta era no, Chigusa no podría odiarlo, ella era muy buena y lo que quería demasiado, tanto que sabía que sí pudiera, cambiaría su lugar con él.
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Resignation [MuraMito]
FanfictionHabía crecido anhelando un sueño que nunca se cumpliría, viendo como las personas a su alrededor lo miraban con lástima, burla, indiferencia... Vio millones de aquellas miradas dirigidas a él solo por no poder cumplir aquella única labor que había s...