Capítulo 4

33 4 2
                                    


Holi, personitas. Voy a dejar la nota antes del capítulo, porque quiero aclarar una cosita. Primero, es un flashback, un recuerdo de años atrás. Sólo lo digo por si acaso. Así que hasta luego y disfruten. 

–Saritx.


Domingo, 25 de Agosto del 2011. 

Tranquilidad.

Eso era lo único que se respiraba dentro del bungaló ubicado en medio del mar de Bora Bora. 

Hace menos de 12 horas Giovanni y yo habíamos llegado a disfrutar de nuestra luna de miel en la Polinesia Francesa. Hasta hace unos minutos, no habíamos salido de nuestra cama, la verdad es que tampoco teníamos intenciones de hacerlo, pero nuestros estómagos exigían todo lo contrario, por lo que en este momento me encontraba sola en la habitación esperando que mi hombre volviera con comida.

Una sonrisa se formó en mi rostro al sentir el dolor entre mis piernas, aun cuando debería estar quejándome me di cuenta que nunca habíamos cogido de forma tierna y probablemente nunca lo haríamos, sin embargo eso era lo que más amaba de él; lo salvaje que podía ser sólo en la cama.

Mientras mi cuerpo estaba sumergido en la bañera, mi mente estaba sumergida en el pasado. Recordaba cómo 5 años atrás había iniciado mi relación con Gio y hoy, 3 años después de haber enfrentado la mayoría de mis demonios, estábamos casados sin planes de terminar nuestra relación en lo que nos quedaba de vida.

Conocí a Giovanni Barks en una página de citas, yo sólo buscaba entretenerme en las vacaciones de verano y él buscaba una mujer que cumpliera sus raros fetiches sus raros fetiches. Raros fetiches que compartíamos.

Desde el principio supe que un hombre 12 años mayor que yo no podría traerme absolutamente nada bueno, muchísimo menos con las exigencias que tenía respecto al sexo, pero resultó ser totalmente lo contrario. Al principio, no sabía cómo actuar ni cómo evitar ceder ante todas aquellas cosas que me habían nombrado como aberraciones en las clases dominicales de la iglesia, sin embargo él supo cómo hacerme sentir cómoda con todas aquellas cosas que empezamos a practicar 1 años después de empezar a hablar.

Nuestro mayor obstáculo era, por mucho, la distancia. Desde el inicio decidimos que la edad se podía ir a la mierda, pero la distancia... Joder, la maldita distancia. Nos dió tantas peleas y dolores de cabeza como fueron posibles, pero Gio tomó las riendas del asunto y decidió mover su vida y dirigirla a la mía. 

Esa fue la primera vez que se hizo cargo de hacerme feliz.

La segunda vez fue cuando descubrió que papá ya no podía hacerse cargo de mi escuela, aunque le expliqué que yo podía estudiar en un instituto público y le rogué que no pagara por uno privado, él lo hizo, porque quería lo mejor para mí.

No fueron las únicas veces, hubo muchísimas de ellas, pero la más importante fue cuando me salvó de mí misma y de las cadenas con las que aquellos hombres me habían amarrado al pasado, a mi maldito pasado lleno de dolor. O por lo menos aflojó las cadenas, porque nunca pudimos liberarnos de ellas.

Gio me ofreció la oportunidad de irnos a Filipinas, donde actualmente vivimos, y allí empezamos a transformar todo de mí, todo con lo que yo no estaba conforme, y todo el tiempo él me apoyó.

Cientos de personas me preguntaban a diario si estaba segura de aquella relación, si acaso aquel hombre mayor no estaba utilizándome de alguna forma o si no estaba manipulándome para hacer de mí lo que él quisiera. Pero la verdad es que no podía negarlo, él sí hacía lo que quería conmigo, y lo que quería era hacerme feliz y complacer todos mis caprichos. Al inicio era así, pero después lo que ambos queríamos era amarnos, a nuestra dañada forma, con todos los secretos que escondemos a la sociedad, con aquellos fetiches que nos habían unido desde siempre.

HECHA A LA MEDIDA [ACTUALIZACIONES LENTAS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora