La ciudadela

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La ciudadela tenía olores peculiares. Ya había estado aquí en otras ocasiones con mamá, para comprar alimentos u otros tipos de suministros para el hogar; pero este olor a podrido era insoportable incluso ahora q mis sentidos eran nublados por mis nervios.

Esta mañana fue una de las más tristes de mi vida. Mi madre y yo nos despedimos, quien sabe si nos volvamos a ver. Lágrimas en su rostro perpetuado por el tiempo y gotas de lluvias tempestuosas con truenos como sosllosos corrian sobre mis mejillas. La abracé hasta q el tren express llegó. Su calidez me calmaba pero ya era momento de partir. Yo aún no estaba lista para ser adulta, aun necesitaba de las alas protectoras de ella.

El tren sonaba su silbato apresurando lo inevitable. Subí alicaída, sin q antes mi madre me diera un sobre púrpura y me dijera: si no regresas, abrela, lo q hay aquí adentro te salvará si estás en peligro.

Me dio un beso en la frente y se fue. Tanto estas como sus enigmáticas palabras sobre las hijas del agua me daban repeluz. No sabía q tan misteriosa podría ser mamá.

Logré llegar a mi asiento por suerte cerca de la ventana y luego de unos minutos el tren comenzó su viaje de ida.

Las palabras de mi madre se clavaron en mi cien. Que pasará si no regreso? Hoy ese peligro era más q inminente.  Me convertire probablemente en mis recuerdos, pero con él tiempo olvidaré.

Voy a olvidar los atardeceres en mi colina favorita, voy a olvidar el olor silvestre de los árboles, voy a olvidar que cuando era infante le tenía pavor a los insectos luminosos, voy a olvidar la calidad de mi hogar. En resumen olvidaré la felicidad y seré otro cuerpo más de la pila.

Dioss!!!!! Ese olor a muerte q acecha mis fosas nasales me sustrae de los recuerdos  de esta mañana y contrasta grandemente con la pulcritud de las calles.

Altos y elegantes edificios por doquier y ni una pisca del Sol o tal vez yo no estaba buscándolo bien. Allí, detrás de una piedra gigante azul celeste yacía el Sol. En este punto ya habían demasiadas personas q me enfrasque en borrar de las calles para poder quedarme con la calidez del pasado.

Todos se parecen a mi. Aparentemente jóvenes y normales. Entran a una edificación, pequeña con respecto a la altura de los rompe nubes.

La muchedumbre atolondrada me lleva hasta ahí. Todos están tan desesperados por entrar que derriban sin percatarse o tal vez sin importarles a un chico mestizo. Me apresuro en levantarlo del suelo. Me percato en lo q me agradece que tiene unos imponentes ojos verdes, como los míos y era muy alto.

Me extiende la mano pero la jauría de gente  nos acerca demasiado y ahora su mano está en mi espalda. Se siente  bien, increíblemente bien y su olor se encargó de borrar la incomodidad que desprende esta ciudad. En unos segundos la multitud comenzó a menguar.

Chico: (dice separándose de mi, creo q un poco avergonzado) Mi nombre es Lucah(se frota la nuca y juega con sus cabellos, largos para ser chico, q se deslizaban por detrás de sus orejas, las cuales atesoraban pequeños aretes negros circulares, y se detenían sobre sus hombros.) Disculpa por lo de antes. Esto es un lío.


Yo: ni q lo digas, mi nombre es Meri, un placer.


Lucah: Entramos?


Yo: si vamos.

El Mundo Detrás Del MuroWhere stories live. Discover now