Los ojos azules.

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Matilda que estaba decidida a comprar su abrigo de piel y obtenerlo para poder presumirlo ante su amiga en la siguiente semana, optó por volver a ir esa misma noche a la sala de juego para conseguir por lo mínimo la mitad del dinero que le faltaba para su abrigo.
Se alista como la primera vez que asistió, se veía igual de hermosa y sencilla. Al entrar compró una cantidad de fichas superior que la vez pasada, buscando nuevamente un lugar donde apostar, pero esta vez más decidida, con más seguridad y menos temor, nota que todas las máquinas estaban llenas, al no saber jugar otro juego de azar, se decidió esperar a que una de las maquinas se desocupara. En eso recordó al joven de la primera vez y decidió buscarlo con la mirada, pero su intento de localizarlo fue fallido, en eso un crupier se le acerca, llevaba un atuendo algo diferente de estatura media, no pasaba de un metro ochenta, ojos azules, cabello rubio, piel blanca con tonalidades rosas, una voz que no era ni gruesa ni aguda, pero si profunda, ante cualquier chica ese seria un principe azul, el joven que ya habia robado la atención de Matilda con una reluciente y blanca sonrisa, le dice con su hermosa voz:

- Buenas noches hermosa mujer, que a simple vista robaría la mirada de cualquier hombre con hermoso y atractivo cuerpo.

Matilda no pudo evitar sonrojarse y sin poder resistirse le contesta:

- Hay querido, que palabras tan alagadora, pero veo que usted no a notado que yo puedo duplicarle la edad y quizas eso ya me quitaría la belleza que usted me expone.

El joven después de una leve y amigable sonrisa le contesta:

- Se equivoca hermosa mujer, su edad que a simple vista, podría decir que es entre los 40, pero de la manera que me habla diría que 50, le hacen ser irresistible ante mis ojos, de no ser porque me encuentro en el trabajo, le invitaría una copa.

Matilda se sonroja aun más, baja la mirada y se encoge de hombros, pero el chico no dudo en preguntar:

- Usted es nueva por este lugar, ¿No es así mi querida Matilda?

Sorprendida y algo espantada, le responde titubeando:

- ¿Co-co-como sabe usted mi nombre?

A lo que el joven le responde con algo se picardía:

- En sus ojos lo pude notar.

Matilda sin palabras veía a aquel joven crupier como si estuvise encantada bajo algun hechizo, no obstante le dice:

- Si, soy nueva, antes no habia estado en un salón de juego.

El joven cambia la mirada y ahora le miraba con malicia.

- Ah ¿si?, y digame, ¿En que juego usted dejará apreciar su impactante belleza?

Matilda que ya sentía que iba a desmayar de tantas bellas palabras de ese guapo joven, le dice con picardía:

- En las tragamonedas me podrás encontrar.

El crupier mete sus manos al bolsillo del chaleco y saca dos monedas, una grande y una pequeña, tenían en ella una pequeña marca hecha con bolígrafo, a lo que le dice a Matilda:

- Esta moneda que tiene escrita la "B" es para la buena fortuna, esa podrá usarla y conseguirá mucha suerte en los juegos, está otra moneda mas pequeña que ustedes ve con la letra "U" es para caso de emergencias, ya que ella irá acumunalndo la suerte que usted haya reservado al usar la primera moneda.

Matilda sorprendida de lo que el joven le decía, se quedó muy intrigada olvidando completamente el bello rostro de aquel muchacho te le había traído abobada, a lo que le pregunta:

- ¿Y a que se debe este regalo? ¿de verdad funciona?

El joven noto que la mirada de Matilda cambió, sabiendo de su encanto y como usarlo, le sujeta de la barbilla acercando un poco sus labios a la boca de Matilda y le dice:

- Ese es un obsequio que le damos a las damas hermosas como lo es usted mi querida Matilda, usted sabe que llevo tiempo en este mundo y creame que funciona.

Matilda volviendo a quedar completamente  idiotisada por el encanto del crupier, decido no preguntar más para no espantarlo, no obstante el jove le indica que se había desocupado una máquina a lo que ella le conesta:

- Iré a probar lo que el hermoso galán me a dicho para ver si es cierto.

Yendo de camino a la maquina voltea la mirada para ver esos ojos azules una vez más, notando que el crupier no le había dejado de mirar, ella le regala una sonrisa y le giña el ojo.
Sentándose en la máquina, nota que era la misma maquina de la vez pasada, pero no le dio mucha importancia, pues para ella era mas importante saber si era verdad lo que ese joven le había dicho, saca la ficha y la introduce en la máquina y era solo de esperar.
Después de ver el poco resultado, pensó:

- Éste chico no es mas que un charlatán... charlatán y hermoso.

Se le escapa una sonrisa al recordar el rostro del crupier y continúa jugando para lograr su objetivo.

La llama del Juego.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora