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y haciendo, "Toc! Toc! Toc!" tu puerta
golpearé.
Se iba cumpliendo una semana desde que Park se cambió de escuela, todo iba bien, según él, y pudo hacer amigos. Los cuales eran el grupo de Seokjin, que aunque le costó un poco (demasiado) lograr aquello, lo hizo y se siente feliz. Nunca había logrado conseguir por él mismo amigos, en su anterior escuela solo se le acercaban cuando estaba con su "mejor amigo" o cuando éste lo invitaba a pasar el rato con sus otros amigos.Era de mañana y Jimin se levantó temprano para hacer brazaletes de amistad, y sí, sabe que es un poco infantil, pero quiere agradarle a sus nuevos amigos. Es más, cuando termina de hacerlos, sonríe porque le quedaron lindas.
Con un poco de apuro terminó de prepararse y se fue directo al colegio.
Una vez allí, se dirigió a su grupito, donde saludó a todos los presentes para luego entregarles lo que les hizo. Ellos con una mueca los aceptan y se los ponen, al notar eso, la bella sonrisa de Jimin estaba por desaparecer y de no ser porque vio por el rabillo del ojo pasar a Yoongi, les iba a reclamar.
Se despide de ellos levemente y olvidando aquello repone su sonrisa, camina hasta su mayor a la vez que sacaba el pequeño regalo que le preparó esa mañana.
—Yoongi hyung~ mire le traje dulces, sus favoritos...— se le acercó y lo abrazó, en esa semana había intentado acercarse para volver a tener esa amistad que habían perdido y debía admitir que su lobito estaba más que encantado con esa decisión.
Todos los del grupito de Seokjin se le quedaron mirando pero no le dijeron nada, querían saber que era lo que hacía Min ante la cercanía del omega molesto (según ellos) y que solo por lástima habían aceptado que se juntara con ellos.
—Yah~ mocoso, no me abraces. Y no comeré tus dulces... — dijo a pesar de que su lobo le decía que aceptara. Porque desde que se volvió a cruzar con Park Jimin, su alfa se encontraba demasiado inquieto y le molestaba, no por el omega sino porque desde que se presentó su lobo era demasiado tranquilo, y ahora, se había vuelto un revoltoso.
—P-pero hyung, los hice especialmente para usted —. Le reclamó haciendo un mini puchero, su aroma se intensificó un poco, haciendo que el alfa frente a él disfrutara de éste.
Ese era su omega llamando la atención de alfa.
Yoongi al escuchar eso, hizo un chasquido y de mala gana tomo aquellos dulces.
— Bueno, te dejo aquí. Tengo que ir a clase. Adiós. — sin más que decir o esperar alguna respuesta por parte del menor, se fue, dejando solo a Jimin.
Era hora del receso, la mayoría de los alumnos se encontraban con sus amigos y amigas, parejas y compañeros. El único que se encontraba solo era Jimin, su grupito apenas se escuchó la campana se habían ido rápidamente del salón para ir a un pasillo donde sabían que nunca pasaba nadie, fueron allí solo para deshacerse de los brazaletes que se les fue dado ese día, y tirarlos al tacho de basura. Una vez hecho, se fueron como si nada.
Pero sin darse cuenta que hubo alguien que los vio, aquella persona que presenció la vez que habían ignorado a Jimin el primer día de clases. Se enojó bastante por lo que hicieron y también por lo ingenuo que era Park, con resignación salió de su escondite y decidió que lo mejor era proteger a su pequeño de aquellos omegas.
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Era ya un mes desde que Jimin empezó a juntarse con Jin y los demás, durante ese poco tiempo había empezado a dudar, se había dado cuenta que ellos ya no tenían sus brazaletes, y como respuesta recibió excusas vacías por la desaparición de éstos, pero eso no le hizo temer y caer en la desconfianza.
Cada vez que en los pasillos se cruzaba con Yoongi, lo saludaba alegremente y le regalaba muchos dulces preparados por él mismo.
Yoongi suele decir groserías antipáticas y no confía en nadie, ya que eso le enseñaron sus padres. Él no tiene tantos amigos como los demás, pero tampoco es como si le interesada, ni siquiera se habla con alguien más que omega Park y, de vez en cuando, algún que otro compañero.
Suele quedarse solo en los recesos, porque le gusta la soledad, ya que no tiene hermanos y sus padres se la pasaban mayormente en el trabajo o en los días que la pasaban juntos era todo tranquilo, y eso le hizo acostumbrarse al silencio y a la tranquilidad.
Justo en ese momento se encontraba descansando bajo las escaleras, casi dormido, hasta que siente un olor a café y fresas. Ese olor se intensificó hasta llegar cerca de él, su lobo deleitado y disfrutando a más no poder.
Conocía a la perfección de quien provenía aquel aroma, era del cachorro que conoció cuando se encontraba jugando en el patio de su casa y por curiosidad fue a ver que hacía un pequeño solo afuera en la calle sin supervisión de un adulto.
—Hyung, despierta, hyung~ — se escuchó la dulce voz del omega, al igual que los pequeños toques en su mejilla.
—Yah, ¿qué quieres mocoso? — abrió los ojos, y quiso (en verdad lo intentó) fruncir el ceño, pero su pequeño se veía demasiado tierno y solo se dedicó a salir de su escondite.
—Mire, le traje sus dulces preferidos~ — le dijo esperando verlo sonreír, como solía hacerlo antes.
Creo en mí, sé que lo lograré.
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080321.
Editado.
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Canele〔 yoonmin 〕[OMEGAVERSE]
PovídkyJimin ama preparar dulces para sus amigos. El problema es que nadie quiere serlo. Hasta que se reencuentra con Min Yoongi y, luego de varios rechazos, ambos empiezan a preparar dulces juntos. ¿Será que volverán a ser amigos como antes? ¿Surgirán sen...