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Me alcanzan, "Bang! Bang! Bang!"
disparos del amor...

Era un día como cualquier otro, todos se encontraban en sus respectivas clases. Mientras que el joven Park iba apresurado y perdido por ser su primer día allí, se había quedado dormido por estar preparando algunas tartas para distraerse por los nervios.

Debía admitir que aquel cambio brusco que hizo su madre lo tomó por sorpresa, tuvo su momento para reclamarle, pero se dijo que no valía la pena quejarse. Es que solo debía terminar ese año y el que le sigue ya es su último.

Pero volviendo a estos momentos, se encontraba caminando con pasos apurados por los pasillos hasta que dobló en una esquina y, para su mala suerte, chocó con alguien, que no era nadie más que el profesor que le tocaba en esa primera hora.

El señor "comprensivo" lo guió hasta el salón que le tocaba, no le dió castigo por el hecho de que él también iba tarde. Una vez llegaron al aula, el profesor entró dejándolo fuera para luego hablar.

–Buen día, niños, siento mi retraso. – comenzó a hablar, llamando la atención de casi todos lo alumnos–. Les tengo un aviso, tendrán compañero nuevo. Adelante Park, preséntese con sus compañeros.

Se adentró al aula con los nervios corriendo por todo su sistema, su lobo era el más emocionado en todo ello; se paró delante de todos, haciéndole caso al docente.

–Bue-buenos días, mi nombre es Park Jimin. Espero cuiden de mí. – se presentó mostrando un poco sus nervios, un suave sonrojo se pintó en sus mejillas, causando que sus compañeros soltaran una pequeña exclamación por la ternura que mostraba. Da una reverencia de noventa grados y con ello termina su presentación.

–Bien alumno, siéntese en aquel sitio. –con eso dicho, Park se sienta en el lugar indicado, al lado de un compañero, y empezó la clase.

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Un nuevo día comenzó y Jimin se levantó temprano para preparar galletas para compartirlas con sus nuevos compañeros, las envolvió en bolsas pequeñas transparentes y sonrió. Cuando terminó, se preparó lo más rápido que su ser se lo permitía para ir al instituto y no cruzarse con su madre.

Una vez llegó, en los pasillos de allí se aproximó a un grupo de omegas, porque vió a tres de sus compañeros.

–¡H-hola chicos! Miren, les traigo mi receta especial... Son galletas. – habló llamando la atención de la mayoría, pero ninguno le hizo caso y, como si nunca hubiese aparecido, siguieron en lo suyo, ignorándolo.

Canele〔 yoonmin 〕[OMEGAVERSE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora