XIII. Hay que matarlo, queremos matarlo

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Dejo un par de cositas por aquí:

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Autor: @banana_banshee (Twitter)

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No planeaba soltarlo o dejarlo escapar. No ahora que había cruzado la línea de lo que estaba permitido. Podía mirarle mal, insultarle, burlarse, odiarle, golpearle hasta escupir los dientes. Pero nunca, jamás en su miserable y patética vida, le permitiría poner un solo dedo encima de Tanjirou o Zenitsu. Ni siquiera le dio tiempo a pensar que había sido porque él mismo le empujó, que fue por accidente, ya que ni siquiera los notaron. Sus neuronas echaron chispas entre ellas, relacionando únicamente el codo de aquel compañero de clase y la nariz ensangrentada del pelirrojo. Suficiente impulso para dejar que la ira le recorriera las venas y envenenara todo su sistema circulatorio y nervioso. No era la primera vez que se cabreaba de aquella manera, hubo dos más en toda su vida completa, y en ambas, las causas estuvieron fuera de su alcance, por lo que la violencia no se mostró, sino que esperó hasta calmarse. Ahora era diferente, su motivo era precisamente el que le buscaba. Había firmado sentencia. Y este, como buen gallito de instituto, presumido de ser el que más mal genio tenía, no se dejó achantar por aquella cara bonita desfigurada de odio, incluso después de haber recibido un mochilazo y un puñetazo que le reventó parte de la encía superior. Lejos de querer alejarse, el estudiante agarró la manga de la camisa que había roto, y con la mano libre golpeó el vientre más pálido, consiguiendo que el otro se encogiera ligeramente y expulsara el aire retenido.

Detrás de la luzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora