Es todo ¿No es así?

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Cancion: It's over, Isn't it?
Artista: Deedee Magno Hall.
Fandom: Sekaiichi Hatsukoi
Pareja: Trifecta & Nostalgica (Creo... Necesitaran leer la explicacion final)

Salió de la habitación dejando la puerta entreabierta por el temor del pequeño a la obscuridad, se dirigió a la sala de la que ahora era la casa de su familia. Sentado en el sofá estaba Onodera llorando probablemente por lo dicho por su propio hijo, se debía sentir herido de que siendo Ichiro su hijo prefiriera vivir con sus tíos, pero las circunstancias los habían obligado (en especial a Ritsu) a ver a su hijo pocas veces debido a las demandas de su madre de tomar la editorial en sus manos ante la inesperada muerte del padre del castaño, seguida de la perdida de Masamune que dejo estragos en todas las personas cercanas a él, en especial su entonces embarazado de seis meses esposo Onodera Ritsu.

Después de que en un accidente vial Masamune perdiera la vida, Ritsu perdió el rumbo de su vida, hasta que dos meses y unas semanas más su hijo llego, el pequeño al que llamo Ichiro iluminó su vida, al menos hasta que su madre comenzó a demandar su presencia en la mansión y en la editorial, pero siempre negando la existencia de su nieto. Ante la situación todos en la editorial se propusieron ayudarlo a demostrar a su madre que podría ser un padre y llevar la editorial, así que se turnaban a cuidar al pequeño bebe, eso hasta que los Kirishima se ofrecieron a cuidarlo permanentemente hasta que Ritsu pudiera tomar las riendas de su vida de nuevo.

Por un lado Zen entendía la pérdida de un amor y lo difícil que se tornaba la crianza de un niño con esa tristeza encima, Takafumi había sentido tanto la perdida de Takano casi como Ritsu y el modo que encontraron para ayudarle fue tomar al pequeño Ichiro Takano bajo su tutela mientras Ritsu ponía las cosas en su lugar en su casa, pues él no pensaba renunciar a su hijo por su herencia, primero dejaba a su madre y los negocios familiares que al recuerdo viviente de su amor.

El tiempo iba pasando y aunque la madre de Ritsu con el tiempo y con sus enfermedades encima se volvió más flexible, nunca quiso conocer a su nieto y aún negaba su existencia en sociedad. Claro que la relación con su hijo mejoro pero nunca lo suficiente y murió sin conocer a Ichiro y dejando en claro en su testamento que el niño no tenía derecho a nada hasta que Ritsu arreglara por completo los problemas en la editorial, pues con los meses que su madre estuvo a cargo fue suficiente para casi hacer caer la empresa que la familia había puesto en marcha con tanto esfuerzo.

Los años pasaban y por más que Ritsu quería estabilizar su vida no terminaba un asunto cuando otro le venía encima y aunque Zen, Hiyori y Takafumi le aseguraban estar bien con Ichiro en su casa, él quería tener a su familia cerca, ¡Era su hijo! quería ver sus primeros pasos, sus primeras palabras, frustrarse por no poder calmarlo por la noche, pero entre viajes y problemas que tuvo con los negocios de los socios de la editorial, apenas le dedicaba los fines de semana y unas que otras vacaciones a su hijo quien ahora con cinco años, entendía que su padre estaba muy ocupado pero le quería muchísimo, sus amados tíos siempre se lo recordaban y ellos se encargaban de que el niño se desviviera por Ritsu.

Pero este mes finalmente había acabado todo, era dueño de la editorial Onodera, resolvió los negocios en el extranjero y pudo estabilizar todas las situaciones de su vida, era momento de que disfrutara una tranquila vida al lado de su hijo en su casa. Pero Ichiro estaba muy acostumbrado a la vida con sus tíos.

Solo una semana después y su hijo había desaparecido de su vista por diez minutos... diez minutos que llegó tarde por él a sus clases de piano y había sido el tiempo suficiente para que el niño se fuese a quien sabe dónde. No fue hasta media hora después recibió la llamada del enojado oso de ventas exigiendo una respuesta para haber dejado que su sobrino llegara solo hasta su casa, siendo ya tan tarde para que anduviera solo un niño de su edad a lo cual solo dijo que él no lo había enviado para allá y al llegar las cosas no mejoraron pues el niño lloraba inconsolable en brazos de su tío diciendo que no le gustaba para nada la nueva vida que llevaba en la solitaria mansión de los Onodera, pues con su padre trabajando todo el día se pasaba el día vagando por la casona sin amigos y extrañando la vida cálida que tenía en la casa de los Kirishima.

Siempre hay una historiaWhere stories live. Discover now