- ¡Calum!
Escuchaba la voz de su madre filtrarse entre sus sueños, con pasos pesados en las escaleras. Hundió su cabeza en la almohada.
- ¡Calum!
Mierda. Su mamá era muy insistente, y ya hacía que le doliera la cabeza y ni siquiera había abierto los ojos. Escuchó un golpeteo en la puerta, seguido de ésta siendo abierta.
- Arriba, hijo, ya es tarde.
Se removió entre sus sabanas, cubriéndose sobre su cabeza. Murmurando o pensando un no testarudo. Era su primer día de vacaciones, y ya desde anoche se había desvelado, no tenía el mejor de los humores en su despertar; mucho menos con pocas horas de sueño. Merecía dormir todo lo que quiera. Sin embargo, ya había pensado más de diez veces seguramente y sus ojos se habían abierto y cerrado otras diez veces, estaba bastante lucido, le iba a costar como el infierno volver a conciliar el sueño. Se iba a tener que levantar, aunque extendería el momento todo lo que pudiera.
Su madre, que ignoró todo su ritual de protesta, corrió las cortinas dejando que toda la luminosidad del casi mediodía echara toda la oscuridad. Calum seguía con su cabeza cubierta, pero la luz solar se veía a través de la frazada y ésta se estaba calentando por el calor de los últimos días de primavera; lo estaba molestando todo eso.
- Muy temprano. - murmuró, refunfuñando con su última gota de sueño.
- Ya es casi mediodía, hijo. Te espero abajo.
Ella desapareció por la puerta, tarareando felizmente como si no hubiera despabilado a su pobre hijo. Sabía que podía dormir más pero no se arriesgaría a que su madre o su hermana subieran con un vaso helado de agua. Así que se destapó, enderezándose en el mullido colchón. Era su primer día de vacaciones y su prioridad que era dormir, le había sido arrebatada. Suspiró pesadamente, no tenía nada que hacer, tal vez esa era una de las razones por las cuales no quería levantarse.
Se duchó, solo para comenzar el día más fresco, se dirigió escalera abajo. Silencio fue lo primero que notó, no escuchaba los gritos y saltos de su hermana, ni a su mamá regañándola; lo que era extraño si ya era mediodía. Hambre fue la segunda cosa que notó, anoche no había cenado solo para poder hablar tranquilamente con Michael. Era un desastre en la cocina, no quería incendiar su casa, así que buscó algo para comer simple y que lo llenara lo suficiente. Pegado en la caja de cereales, junto a la botella de leche, encontró una nota de su mamá con letra apurada y muchos corazones mal formados. ''Cuando termines tu desayuno, ven afuera, hay novedades en el vecindario''. No le dio mucha importancia por el momento, su estómago rugía más fuerte que su curiosidad.
Desayunaba sus cereales mientras que contestaba el mensaje de Michael, que le relataba cada suceso de su viaje en ruta. Michael era su mejor amigo desde que tenía su primer recuerdo en primaría, no existía ningún evento trascendente en su vida en el que él no hubiera estado. Eran carne y uña, su relación se había unificado mucho más en estos últimos años, increíblemente y para agrado de los dos. No se imaginaba una vida sin su mejor amigo, y no la quería tampoco. Así que este mes sin él iba a hacer demasiado complicado de pasar. Los padres de Michael se habían separado desde que él era solo un niño, en ese momento no le había afectado, porque era pequeño y no entendía muchas cosas. Le molestaban los gritos que se daban entre sus padres, las idas de su padre en medio de la noche, pero siempre los vio volver y besarse, y no le daba importancia y lo olvidaba. Hasta que su padre no volvió, hasta que su madre le dijo, y hasta que tuvo que ir a una audiencia. Fue cuando Michael tuvo que madurar de pronto a sus diez años y Calum estuvo ahí en esa corta transición, siempre tratando de darle al menos unas horas de niñez a su amigo, para que no se agobiara.
ESTÁS LEYENDO
This is about you and me || Calum + Luke
RandomAU: Donde Luke es el nuevo vecino de Calum.