Capítulo 5

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Tomé mi suéter y salí rápidamente de mi habitación, bajé las escaleras y vi a mi padre sentado en el estudio. Caminé con mucho cuidado hasta la puerta, la abrí y salí. ¡Dios! Ojalá mi madre no se pusiera molesta por lo que acababa de hacer. Llegue a la casa de JiMin y toqué el timbre. Demonios, qué nervios.

Él abrió la puerta, se veía hermoso. Traía unos pantalones negros ajustados y una camisa blanca. No es por exagerar pero me parecía el hombre perfecto.

—Hola, YoonGi. —Sonrió.

—JiMin, no te pude traer nada porque salí de afán. Si hubiese sido de otra manera te hubiera traído chocolates, o algo. —Dije apenado.

—No es necesario que me traigas nada. —Rió— Pasa.

Se hizo a un lado para que yo pudiera pasar, entré y vi que todas las luces estaban apagadas. Se me hizo extraño, la luz no se pudo haber ido porque en mi casa había y la calle estaba alumbrada.

—¿Hay un problema con la luz? —Pregunté.

—No. —Tomó mi mano y comenzó a caminar, yo solo lo seguí. —Las apagué, sólo hay luz en mi habitación.

—Oh.

Me llevó hasta su habitación, me hizo entrar y cerró la puerta.

Tragué saliva.

—Perdón, que no te ofrecí nada, ¿quieres algo de comer o tomar? —Preguntó.

—No. Así estoy bien, gracias. —Sonreí.

Él se sentó en la cama.

—Puedes sentarte si quieres.

—Gracias. —Me senté.

Pasaron unos segundos en silencio. Demonios YoonGi, eres un imbécil. ¿Por qué no le hablas? Mi subconsciente sólo me reclamaba el no hablarle de nada. Pero en realidad me quedé allí pasmado sin hacer nada y sin decir nada.

—¿Siempre eres así de callado? —Preguntó él.

—Oh, no, no, no —Negué con la cabeza.

—¿Entonces sólo es conmigo?

—Lo siento, es que...

No sabía que decir. Soy un idiota.
—Bueno, no importa. —Se levantó de su cama, caminó hacia la ventana, la abrió y volvió a sentarse— Sé que no te conozco hace mucho tiempo, pero... Quisiera saber si me puedes ayudar.

—Claro. —Dije sin dudar— ¿Con qué?

—Con algunos trabajos del colegio. Bueno, es que... no soy muy bueno para eso. Te juro que hago lo que puedo, pero nada parece servir. Soy un estúpido. —Hizo un puchero.

—No, no lo eres. Sólo que algunas personas no son buenas con eso. —Afirmé—¿Cómo quieres que te ayude?

—No sé, como puedas. —Me miró fijamente— Sólo quiero ganar el año escolar.

—Bueno, sólo dime como te puedo ayudar y lo hago. —Dije.

Él sonrió emocionado. De repente se acercó a mí y me abrazo. Cerré mis ojos, Oh Dios, estaba perdiéndome.

—Gracias, YoonGi. —Me susurró al oído. Mi piel se erizó. Él lograba en mí lo que nadie había logrado antes— ¿Cómo sigue la herida de tu rodilla? —Preguntó separándose de mí.

—Bien, ya no me duele tanto.

—¿Puedo ver? —Preguntó.

—No creo que logres verla, mis jeans son largos y no sube a esa altura.

—Oh. Sí, tienes razón. —Asintió con la cabeza— ¿No te duele con esos jeans encima?

—Un poco.

Para ser sincero si me dolía y mucho, estaban ajustados así que me raspaba más la herida.

—¿Te gustó el masaje que te hice ahora? —Preguntó mirándome.

Claro que me gustó, como no me iba a gustar sentir tus suaves y manos en mí... Por favor, ya era un pervertido de lo peor.

—Sí, me ayudó mucho con el dolor.

—¿Quieres que te lo haga?

—¿Qué me hagas qué? —Hablé nervioso.

—El masaje. —Dijo obvio y seguro al mismo tiempo.

Soy un maldito pervertido.

—Oh... sí, perdón estaba distraído. —Vacilé— No es necesario, JiMin. No quiero que te molestes.

—No es molestia.

—Claro que sí.

—No, claro que no. —Rió— Sólo necesito que te quites esos Jeans.

¡¿QUÉ?!

—¿Qué? —Pregunté nervioso.

—Para poder hacer el masaje.

—JiMin, de verdad no es necesario.

—Bueno, no te voy a insistir. —Se levantó de la cama.

—¿Estás molesto?

—No. —Sonrió. Se paró frente a mí y me miró.

—¿Quieres que te muestre como bailo? —Me sonrió.

Me levanté de la cama y lo mire. —Si quieres.

—De acuerdo —Sonrió divertido— Voy a cambiarme y vuelvo. —¿Cambiarse? —¡Apaga la luz! —Gritó desde el baño.

Caminé hasta el encendedor y lo apagué. La habitación estaba oscura. Por Dios, ¿Cómo podía estar tan nervioso? Creo que las manos me sudaban.

—¿YoonGi? —Preguntó desde el baño.

—¿Sí? —Respondí al instante.

—Siéntate en la cama.

—Bien...

Obedecí inmediatamente y me senté en la cama. Pasaron unos segundos y luego vi que salió del baño. Oh, estaba hermoso y traía un pantalón ajustado y una camisa negra apegada al cuerpo.

—¿Te gusta? —Preguntó mientras caminaba hacia el equipo de sonido que estaba en su habitación.

—Mucho. —Dije casi embobado

—Que bueno... amo bailar esta canción.

Una canción empezó a sonar de fondo. La verdad no tenía idea de que canción era. Él se volteó y sonrió. Comenzó a bailar de una manera que sentía que no podía despegar mis ojos de él. Me tenía hipnotizado, rayos. Esto era mucho para mí. Empecé a sentir mi cuerpo calentarse de una manera impresionante, sentía mi pantalón apretarse en mi entrepierna. Eso solo significaba una cosa…¡No YoonGi! No, ¿Por qué me pasa esto a mí?

—Listo. —Dijo cuando la canción terminó.

Se acercó al equipo de sonido, lo apagó y caminó hacia el encendedor y prendió la luz. Sólo podía pensar en que él iba a pensar que yo era un enfermo. Mierda.

—¿Te gustó? —Preguntó.

—M-Mucho... lo haces muy bien. 

—Gracias. —Sonrió y caminó hacia mí.

Oh, no. Llevé mis manos hacia mi entrepierna tratando de ocultar.

—¿Qué pasa YoonGi? —Preguntó él.

¿ERA TAN OBVIO?

—N-Nada. No pasa nada. —Dije nervioso.

Él se acercó rápidamente y se inclinó. ¡Rayos se dio cuenta! Llevó su mano hasta las mías y las tomo. Oh... Demonios.

—¿Que te pas... —Miró mi entrepierna. —Oh, YoonGi. —Se quejó.

ENAMORADO DE MI VECINO ➶𝒚𝒐𝒐𝒏𝒎𝒊𝒏Donde viven las historias. Descúbrelo ahora