One-Shots My Hero Academia

DekuxUraraka

La joven aprovecho su día libre para salir a correr por la ciudad, necesitaba estar en forma si quería cumplir su sueño. Estaba teniendo un buen ritmo, cada día que salia a hacer un poco de ejercicio notaba como su cuerpo se iba adaptando a la rutina.

Aquella mañana hacia bastante frío por lo que iba bien abrigada y cada vez que respiraba, un pequeño humo salía de su boca. Termino de correr cuando su reloj dio el pitido, lo había logrado, un nuevo record.

—Genial, estoy muy bien—dijo juntando sus dedos mientras sonreía.

Miro donde se había detenido y un sonrojo apareció en su rostro, y no era por el frío.

—Es la casa de Deku—dijo mirando la vivienda.

La ventana del joven estaba abierta y con la persiana alzada. Se pregunto que estaría haciendo.

—¿Debería visitarlo?—pensó mirando el cristal.

Usando su poder, comenzó a levitar lentamente y se acerco por el costado para no ser vista. Aunque también tenía que ir con cuidado de que ningún peatón le viera y la tomase por una ladrona.

—Oigo...ruidos...

Al asomarse disimuladamente, vio que el joven estaba entrenando sin camiseta y levantando pesas mientras en todo su cuerpo se marcaban aquellos abdominales tan bien hechos. Aquello le provoco un gran sonrojo y un pequeño hilo de baba se le caía de la boca.

—Deku es tan...genial—dijo en voz baja.

Ademas, su cuerpo estaba completamente empapado por el sudor y cuando se limpio con la toalla cual héroe dio un grito de fangirl que alerto a este.

—¿Uraraka?—ella al ser descubierta se desmayo del shock cayendo al jardín.

Al abrir los ojos vio a este sujetándola entre sus fuertes brazos. 

—Deku—dijo en un susurro.

Su mirada se fijo en sus manos quien acariciaba el duro pecho de este.

—Kyaaaaa—volvió desmayarse.

Deku no comprendía nada hasta que se dio cuenta y él también se puso rojo. 

—¿Deku?—una voz desde atrás hizo que girase su cabeza con el sonido de un robot.

—No es lo que piensas—se apresuro a decir.

La mujer se metió en casa diciendo algo sobre Deku y que tenía novia. Aunque no podía negar que tenía sentimientos por ella, aquello era vergonzoso.

—Achis—ahora estaba sintiendo el frío de la mañana.

Y con esta escena acaba este corto.