26. Infidelity

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—¡Seungmin, abre ya! —golpeabas varias veces la puerta, esperando a que tu novio se dignara a abrirte; sin embargo, ya habían pasado varios minutos y ni caso te hacía.

Tomaste tu celular y marcaste a su móvil, y justo cuando empezó a sonar, éste abrió la puerta.

—T/N... ¿Qué haces aquí? —nisiquiera la había abierto completamente, sólo un poco para que pudiera hablarte.

—¿Acaso ya no puedo venir a verte? La semana pasada me dijiste que hoy estarías libre. Llevo golpeándote desde hace rato como una idiota y no me hacías caso, ¿qué era lo que estabas haciendo? ¿Por qué sudas y no traes remera? —te cruzaste de brazos y lo miraste con el seño fruncido.

—¿Por qué? Estaba haciendo ejercicio, y estaba más en el fondo; por eso no te había escuchado. —seguía sin hacerte pasar, lo que te molestó bastante.

—Se escucha bien desde allá, Seungmin. Si no quieres verme sólo dilo, porque ni siquiera quieres dejarme pasar. —acomodaste el cabello que te caía sobre los ojos detrás de tu oreja.

—N-no es eso, es que... La casa está desordenada, estoy sudado por estar ejercitándome y... No creo que quieras entrar así.

—Claro que quiero igual.

—No, no quieres.

—Sí, sí quiero.

Se quedaron en silencio un momento, Seungmin parecía dudar en si dejarte pasar o no.

—Vamos, déjame pasar, ¿o es que estás escondiéndome algo?

—No estoy escondiendo nada. —dijo firme.

—Entonces déjame pasar. —no dejarías de insistir hasta que te dejara entrar.

—Ah... —llevó su mano a su rostro y lo dejó sobre el puente de su nariz, como si lo estuviera pensando—. Bien, pasa. —abrió completamente la puerta para que entraras; lo hiciste sin dudar.

—Yo no lo veo tan desordenado. —lo miraste unos segundos y le señalaste el lugar—. En realidad, está más limpia que la mía. —reíste un poco y dejaste las bolsas que habías traído sobre su mesa.

—¿Qué trajiste? —notaste que te seguía donde sea que caminaras, no dejaba de mirar a todos lados, parecía un lunático.

—Nada, no revises; te lo voy a mostrar luego. Voy al baño. —en cuanto te dirigiste al cuarto de baño, Seungmin te siguió, lo miraste de forma extraña—. ¿Qué? ¿No puedo entrar al baño? —arqueaste una ceja.

—N-no es eso, es que... —de un momento a otro, se acercó a tí y empezó a besarte, no entendías el porqué se comportaba así, sin embargo, seguiste besándolo.

Te tomó de la cintura durante el beso, y te alejó de la puerta del baño. No le prestaste atención, decidiste continuar con el beso.

No planeaba soltarte, cada vez te besaba con más identidad, hasta que... Escuchaste lo que parecía ser un estornudo.

—¿Y eso? —rompiste el beso por un momento, y frunciste el seño.

—¿Qué cosa? No escuché nada. —ignoró lo que dijiste y continuó el beso, pero tú te alejaste de él y lo empujaste.

—No, escuché algo Seungmin; y estoy segura que tú también lo escuchaste.

—Parece ser que estás alucinando, yo no escuché nada. —te tomó del brazo y quiso llevarte hacia la cocina.

—¡Suéltame! —apartaste bruscamente tu brazo de él, y te acercaste de nuevo a la puerta del baño—. De aquí lo escuché.

Escuchaste como Seungmin tragó saliva, no había parado de sudar.

—T/N...

Ignoraste lo que había dicho, y abriste la puerta de una vez. Entraste al baño, pero no había nadie; pero la cortina del baño estaba cerrada...

—Sal de ahí hija de puta. —de una deslizaste la cortina: tus sospechas eran ciertas, allí estaba una chica, completamente desnuda, acurrucada en una esquina.

Volviste a cerrar la cortina; no ibas a desquitarte con esa chica, ella no era quien debía escucharte.

—¿Me puedes explicar eso Seungmin? —saliste del baño y te quedaste frente a él, con los brazos en la cadera—. ¿Ahora resulta que haces ejercicio con una chica desnuda? Wow, no sabía de ese tipo de ejercicio. —comentaste sarcásticamente.

—No, T/N...

—¡Esto no es una jodida película, mierda! —mordías un poco tu labio inferior, para evitar llorar—. Sólo dilo, ya.

—Perdóname, se me salió de las manos, yo a quien amo es a ti y no-

Lo interrumpiste con una cachetada. Su mejilla derecha se había vuelto de un tono carmesí por el golpe.

—¡No puedo creerlo, tú..! —levantaste de nuevo tu mano, pero no le hiciste nada. Tus intentos por llorar fueron en vano, ya habían lágrimas rodando por tus mejillas.

—Me lo merezco... —murmuró él, lo miraste indignada.

—¡No sirve de nada si ya sucedió todo el show! —fuiste a buscar tu bolsa que habías puesto sobre la mesa, y de allí sacaste una caja, que contenía un pastel—. ¿Ves esto? Lo preparé especialmente para tí, para celebrar que ya habías sacado tu carrera como solista... Pero veo que decidiste festejarlo con alguien más. —lanzaste el pastel a su rostro, y luego éste cayó al piso; no hizo nada por detenerte, ya no había caso—. ¡Me arrepiento el día en el que te conocí!

Lo miraste por última vez y te diste media vuelta, llegaste a la puerta, pero antes; te sacaste el collar que colgaba de tu cuello: Seungmin te lo había regalado en su aniversario. Lo sacaste y lo tiraste por algún lugar de su sala, y finalmente saliste.

Subiste a tu auto y empezaste a llorar, gritar, patalear; estabas realmente triste, enojada, con rabia. Te quedaste llorando encima del volante, repitiendo su nombre una y otra vez...












Siento que fue una kk, perdón-

Stray Kids ~ ReaccionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora