LIMERENCIA I

4K 276 67
                                    

Suave y dócil cabello rubio cayendo sobre sus párpados; piel tersa y lechosa que contornea sus mejillas, haciendo aún más delicados los rasgos de su rostro; largas y rizadas pestañas que descansan como una gota de rocío al amanecer; labios rosados y delicados que dejan escapar la respiración calmada de su cuerpo. Yuuri podía apreciar la misma imagen todas las mañanas, con los ojos entrecerrados debido al sueño, y sentía una vibra cálida recorrer su cuerpo, llenándolo de tranquilidad. Entonces esbozaba una pequeña sonrisa y estiraba la mano para comprobar la realidad de aquella imagen etérea, rozando la piel de porcelana con sus dedos y...

- ¿Qué haces? - gruñó el rubio, aún adormilado y con evidente mal humor.

... y no siempre tenía suerte. Por lo general, su cerebro empezaba a funcionar abruptamente, dándose cuenta de lo que estaba haciendo. Su expresión tranquila se convertía en una de verdadero horror y se separaba con violencia de él.

- Creo que estaba soñando - respondió con el ceño fruncido, restregando su mano contra su pantalón de pijama, en un vano intento de deshacer sus recientes acciones.

Wolfram soltó un suspiro pesado, tratando de ignorar cómo su corazón se quebraba por enésima vez en esos más de tres años que "llevaban" juntos. En ese tipo de situaciones, cada vez más recurrentes, solo le quedaba ocultar su enojada decepción tirando de las sábanas para cubrir su cabeza y dándose la vuelta, como si aquella pequeña escena no tuviera tanta importancia. Sin embargo, ese día también quería ocultar las lágrimas que habían escapado de sus grandes ojos esmeraldas. Se quedó quieto, esperando que Yuuri creyera que se había vuelto a dormir. Intentó controlar su respiración agitada y los suaves gemidos que se escapaban de rato en rato, aunque sabía que el pelinegro nunca le prestaba tanta atención, así que daba lo mismo si se ponía a llorar o a vociferar abiertamente, estaba seguro de que su prometido jamás lo notaría. El pensamiento fue una nueva puñalada a su amor propio.

- ¿Estás bien? - preguntó Yuuri con curiosidad, acercándose solo un poco a él. A pesar de que estaba quieto, su cuerpo parecía tenso y además no era normal ese comportamiento tan pasivo por parte del rubio. Lo que había esperado era que le gritara, incluso que lo golpeara, pero nada de eso pasó. Solo había silencio y quietud a su alrededor.

Wolfram sintió que el cuerpo del joven Maou abandonaba la cama y se dirigía al baño para empezar la mañana.  Se destapó cuando se sintió seguro en su soledad y limpió su rostro con las palmas de sus manos. "Ya debería estar acostumbrado", se reprochó mentalmente debido a la debilidad que estaba demostrando. A pesar de que nadie más lo sabía, el orgullo del soldado se sentía demasiado herido en los últimos meses y había decido tomar acciones al respecto, ya estaba cansado de sí mismo, cayendo una y otra vez en la misma situación sin salida.

Caminó hasta el armario y sacó el uniforme azul, pulcramente colgado en la percha. Cogió sus botas y la espada que descansaba contra la pared, y salió de la habitación sin hacer ruido. Los cambios iban a empezar desde ese día, así que estaba dispuesto a hacer todo tal como lo había planeado. Debido a que todos, por alguna estúpida razón, pensaban que era un egoísta y caprichoso, no quería hacer las cosas tan evidentes, porque pensarían que solo se trataba de un berrinche y, al final, terminarían subestimándolo una vez más.

Entró a su antigua habitación sintiéndose más solo que nunca, pero contuvo sus ganas de llorar. En realidad, no era una derrota exactamente, no podía serlo porque nunca había tenido con quien pelear, en primer lugar. En esa "relación" solo había sido él peleando contra sí mismo o contra la nada, para ser más exactos. Dejó su ropa sobre la cama e ingresó al baño arrastrando los pies, quería despejarse de su abrumadora existencia y convencerse, de una vez por todas, de que esa era la única decisión correcta, por el bien de los dos.

STAY AWAY [YUURAM] ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora