STAY AWAY [YUURAM] ♡

LIMERENCIA III

Yuuri no lograba entender por qué Wolfran había reaccionado de esa manera, si hace tan solo unos días habría estado más que dispuesto a seguir adelante. Sin embargo, su mirada ya no era la misma, ya no estaba llena de devoción ni de expectativas, a penas y le dirigía algunas frías palabras, nada que ver con los reclamos exagerados que solía hacerle. Algo había cambiado y recién empezaba a darse cuenta, ese algo le estaba haciendo sentir demasiado mal y era casi imposible negar que estaba experimentando un miedo inusitado. Se cubrió la cara con las manos, no quería pensar, porque entonces las conclusiones solo terminarían por llevarlo a caminos sin salida. No había alguna remota posibilidad de que Wolfram haya dejado de quererlo... de amarlo... "¿O sí?" Recapituló todos lo momentos de su relación, solo para comprobar que él no había cambiado, entonces, ¿por qué los sentimientos del rubio tendrían que hacerlo? "Imposible", se convenció a sí mismo. Además, de ser así, él sería libre por fin... ya no habría más compromiso, ni boda, ni nada. "Tal vez ya lo comprendió", una sonrisa vacía y patética se dibujó en su rostro. Algo dentro de él odió la sola idea de que eso pudiera ser realidad.

- Conrart - musitó, haciendo su mayor esfuerzo por sonar trivial y calmado. El aludido le dirigió una cálida mirada, haciéndole saber que estaba prestando atención - ¿has... tú has notado algo extraño... en la actitud de Wolfram últimamente? - siguió aparentando que, a pesar de la conversación, aún estaba muy concentrado en los papeles que estaba firmando, sobre los cuales no tenía ni la menor idea de qué se trataban.

Lo observó de reojo y pudo captar la mirada suspicaz que había intercambiado con Gwendal. Ambos parecían estar al tanto de una situación que él desconocía y no le gustó en lo absoluto. Le resultó muy evidente que el hombre mayor se había tornado aún más serio de lo habitual al escuchar el nombre de su hermano menor, incluso apretó con más fuerza la pluma que estaba utilizando para tomar algunos apuntes.

- ¿A qué se debe la pregunta, Heika? Si me permite el atrevimiento - Conrart hizo todo lo posible por mantener el ambiente trivial que había creado Yuuri.

- Siento que algo anda mal con él... como si estuviera enojado - respondió, sin darle tanta importancia.

- Puede que sea así, pero no creo que sea algo de qué preocuparnos...

- ¿No? Por que parece un poco... distante - la última palabra fue casi un susurro, pero estaba seguro de que lo habían escuchado.

- ¿En qué sentido? - la sonrisa de Conrart se relajó un poco, ya que saber que Yuuri era capaz de notar algo así podía ser muy alentador.

- Bueno... ya no está persiguiéndome todo el tiempo, ni me reprocha por cosas absurdas que solo existen en su cabeza... y ahora icluso está durmiendo en su propia habitación - sus mejillas se tiñeron de un rosa pálido, al exponer sus conjeturas con tanta facilidad. Sin embargo, quería saber y comprender de qué se trataba todo eso que el príncipe estaba empeñado en hacer.

- Ciertamente, eres muy observador, Heika - al parecer, su amigo había retomado el buen ánimo y su sonrisa se hacía cada vez más genuina - Tal vez eso le está causando alguna molestia a su Majestad - sugirió, como si pudiera leer sus pensamientos.

- No - se apresuró a negar - lo que pasa es que no me gustaría hacerme falsas ilusiones al respecto, ya sabes, porque a veces Wolfram es tan impredecible y yo realmente estoy disfrutando estos días de... paz - su corazón dio un vuelco al encontrarse con la fria mirada de su prometido, que lo observaba desde la puerta.

Conrart también volteó a verlo al darse cuenta de la reacción de Yuuri. El rubio permanecía estoico, sin demostrar ningún tipo de emoción, aunque sus ojos verdes parecían haber perdido el brillo que tanto le caracterizaba. Quiso hacer algo, pero estaba seguro de que solo conseguiría empeorar la situación. En ese momento, habría dado cualquier cosa por evitar que su hermano escuchara las palabras del Maou. Un ruido sordo sobresaltó a todos, Gwendal había golpeado el escritorio con la mano y se había puesto de pie, destilando fuego por los ojos.