LIMERENCIA II

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Yuuri entró a su habitación después de la cena, en donde a penas habían mencionado el estado de Wolfram, lo cual le causó cierta molestia, ya que parecía que no se lo estaban tomando tan en serio. Lo había visto en la enfermería y, después de las palabras de Gisela, se había dado cuenta de la gravedad del asunto, pero todos parecían querer mantenerse al margen de la situación. Gwendal le había dicho, con su típica expresión imperturbable, que el rubio era un soldado, así que podía soportar muy bien el dolor de una simple práctica y que, en pocos días, estaría recuperado. Conrart había optado por apelar al orgullo de su hermano y afirmar que preocuparse mucho por él, terminaría por ofenderlo más, por lo que la mejor opción era dejar que las cosas tomaran su propio rumbo. Por su lado, Anisinna se había ofrecido, con más euforia de la esperada, a probar uno de sus nuevos inventos para acelerar la recuperación del príncipe, a lo cual todos se habían negado rotundamente, sobre todo Yuuri. Gunter, sin embargo, se limitó a elogiar las habilidades de Gisela, indicando que Wolfram estaba en las mejores manos y que su recuperación era cuestión de días y que, en menos de lo que se imaginaban, volvería a sus berrinches cotidianos, irrumpiendo en la tranquilidad del castillo.

Ninguno de esos escuetos comentarios había logrado satisfacer al Maou, quien se había retirado de la mesa con una fría despedida. ¿Es que nadie se había tomado la molestia de ir a la enfermería a ver cómo se encontraba el rubio? Si lo hubieran hecho, seguro habrían optado por tomar una actitud distinta, un poco de preocupación no les caería nada mal. Bufó, quitándose la ropa para ponerse su pijama. De repente, la cama le pareció demasiado grande para él solo, estaba tan acostumbrado a la presencia de su prometido, que nunca pensó que le haría tanta falta tenerlo a su lado. Claro que jamás se lo diría, ya que corría el riesgo de que tomara sus palabras de forma equivocada e insistiera otra vez con la absurda idea del matrimonio. Sin embargo, estaba seguro de que se sentía así debido al hábito que había creado, además solo sería un par de noches, hasta que la sanadora de cabello verde le diera de alta y todo volviera a la normalidad.

Se dejó caer sobre el colchón y se giró para encontrarse con la almohada vacía del rubio, y una punzada se instaló en su corazón. Alargó la mano y la colocó encima, tratando de imaginar la calidez de su cuerpo, su rostro tranquilo descansado junto a él sin preocupaciones. Sonrió, cerrando los ojos, para que la imagen se hiciera más vívida en su mente. Incluso pudo percibir el sutil aroma de girasoles que emanaba del príncipe y que impregnaba toda la habitación. ¿Cuánto tiempo podría estar sin él? Abrió los ojos bruscamente y se giró hacia el otro lado. "Preferiría el aroma de una chica en mi cama... cuando me case, ya no me hará falta dormir con él", quería sentirse convencido, pero en su lugar una extraña tristeza se posó  como una sombra a su alrededor. "Bueno, de todos modos falta mucho tiempo para que eso suceda, así que no hay necesidad de darle tantas vueltas al asunto", trató de calmar la súbita ansiedad que estaba empezando a experimentar.

Dio vuelta tras vuelta, sin conseguir tener un sueño tranquilo. De rato en rato palpaba el lugar en donde debería estar Wolfram y, al darse cuenta de su ausencia, todos sus sentidos volvían a estar alertas, imaginando los peores escenarios, hasta que recordaba que solo se encontraba en la enfermería. Entonces, volvía a tratar de dormir por un breve lapso de tiempo, hasta que el patrón se repetía nuevamente. Esa había sido la peor noche de su vida, sin lugar a dudas. Cuando los rayos del sol se filtraron por la ventana, abrió los ojos y sintió todo el cansancio del insomnio entumeciendo su cuerpo.

Se levantó rápidamente y, después de un corto baño, salió de la habitación para ir directo a ver los progresos de su prometido. Aunque sabía que aún era demasiado pronto para que retomara su vida normal, por lo menos, podría conversar un poco con él y escuchar sus quejas acerca de lo aburrido que se sentía por estar postrado en cama. Dejó escapar una risita, recordando el temperamento tan complicado y abrasador de Wolfram, y su ánimo mejoró notablemente, olvidando por completo la falta de sueño que había tenido durante la noche. Sin embargo, al llegar al lugar solo encontró a Gisela ordenando algunas cosas, con evidente cansancio y grandes ojeras alrededor de sus ojos. La cama en donde había dejado al soldado la noche anterior estaba vacía.

STAY AWAY [YUURAM] ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora