Nueva ciudad, nuevo instituto y nueva gente.

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Me tengo que acostumbrar a los horarios de aquí, se levantan y comen más tarde, la verdad que lo agradezco.

Las 7:30, cogo el despertador, lo apago, y vuelvo a taparme con las benditas sabanas, pero mi padre me despierta.

- Vamos levantante, que llegas tarde al instituto y es tu primer día. - dice encendiendome la luz.

+ Voy. - me levanto y me pongo unos pitillos conjuntados con una camiseta de obey y las converse. Me recogo el pelo y me monto en la moto de mi hermano, ya que tengo el carnet.

Mi hermano hoy no va, supuestamente le duele la barriga pero no le creo.

Estamos en Mayo, y aquí hace una calor horrorosa, pienso que me voy a derretir de un momento a otro.

Aparco la moto en el aparcamiento y cojo mis cosas.

Estoy un poco nerviosa, ciudad nueva, instituto nuevo, gente nueva, y encima no encajo.

Veo mi horario. Matemáticas, como odio esa asignatura. Me dirijo hasta esa clase siguiendo el plano que me ha dado la secretaria. Mierda, ya están todos dentro.

Toco y me abre el profesor. Era calvo y gordo, era para reír y no parar.

- ¿Se puede saber porque llega tarde?

+ Lo siento, me perdí, soy nueva aquí. - dije timidamente.

- ¡Ah! ¿Usted es la señorita Alexandra Evans, cierto? - dijo mirando la lista de alumnos.

+ Sí.

- Siéntese al lado de Daniel. - dijo señalando a un chico que estaba al final de la clase.

Me senté al lado suya, abrí la libreta y intente concentrarme, pero ese chico no paraba de mirarme, me incomodaba.

Al fin toco la sirena, salí rápido de allí.

Las horas de Lengua y Latín fueron aburridas.

Por fin tengo amigas, se llaman Emma y María, las conocí en clase de Latín.

+Dios, dios, dios, por ahí vienen Daniel y Jesús. - dice Emma mirándolos como si de dos dioses griegos se tratara.

- ¿Porqué todas las niñas le miran como si de un momento les fueran a quitar la ropa? - me atreví a preguntar.

+ Son Dani y Jesús o también conocidos como "Gemeliers" y están más buenos que el pan. - dice Emma todavía embobada mirándolos.

- Son dos niños que se creen que por ser famosos y tener buen cuerpo pueden tener a la que le de la gana. - dice María. - son unos imbéciles.

+ La verdad que no tengo ni idea de quienes son. - dije sincera mientras metía los libros en la taquilla.

- Madre mía. - dijo en un susurro Emma.

+¿Qué pasa? - dije

- Alexandra, Daniel Oviedo se está acercando en esta dirección y no para de mirarte. - me vuelvo.

+Maria, Emma, os podéis ir, quiero hablar con ella. - dijo dejando ver su sonrisa.
Dios que sonrisa. Calla. ¿pero has visto la sonrisa? Que te calles.
-Pero.- María iba a protestar cuando Emma la interrumpe.

+Vamos María, Daniel quiere hablar con ella.- le dice tirandole del brazo, hasta que se alejan de nosotros.

+Hola preciosa, soy Daniel.

-¿Qué bien no?.- digo intentando irme de allí.

+¿No me vas a decir tu nombre? - dice con su estúpida y preciosa sonrisa.

-No.

+Bueno yo lo averiguare,  hasta otra bebé.
¿Bebé? ¡Quien mierda se cree para llamarse así?  Ya me cae mal, idiota, creído, e increíblemente guapo.

Maria y Emma me dijeron que lo que quiere lo consigue.

(...)

Llegué a casa, mi hermano estaba... ¿Ya sabréis donde estaba, no? Sí, en el sofá.

+¿Qué tal en tu primer día de instituto, enana?

- Bien, tengo dos amigas, Emma y María.

+Eso está muy bien. Por cierto papá dijo que tenias la comida en el microondas.

-Vale.

Comí y me metí en mi precioso cuarto, era tres veces más grande que mi cuarto de Londres.

Pasé toda la tarde ahí, cene y me acosté.

Mañana seria un nuevo dia

El destino nos unióDonde viven las historias. Descúbrelo ahora