No es tan raro

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Fue un par de días después del incidente de la psicóloga que a Marcos le picó la curiosidad de todo esto de los pies verdaderamente.

Él estaba aún algo confundido, estuvo bastante tiempo dándole vueltas, ¿era algo que siempre le había gustado, o era un gusto reciente? Ahora era su día y su noche, pensando todo el rato en ello, tenía miedo, quizás se estaba haciendo adicto, tenía ganas de mirar muchos pies de mujeres en ese instante, y tocarse
¿Por qué este cambio tan repentino?
No quería que fuera su monotema, pero tenía tantas dudas revoloteando su cabeza que se sentía incapaz de pensar en cualquier otra cosa. Por lo que se decidió a adentrarse en aquel nido de sabiduría universal, Internet, por lo que cogió su portátil y discretamente sentado en su cama abrió el navegador, ante él se le venían tantas imágenes y pensamientos que se preguntaba por algunos momentos si quería cruzar aquella barrera, quizás encontraría cosas no muy ilícitas, así que decidió que si iba a hacerlo lo haría bien.

Revisó su casa en busca de cualquier familiar que pudiera adentrarse en su habitación y encontrarle haciendo cosas indebidas, y gritando desde su cuarto gritó "¡Voy a hacer tarea, mamá no molestes!" Tras esto, cerró bruscamente su puerta y de nuevo se lanzó a su cama, estaba haciéndolo. No se creía que iba a hacer aquello de lo que tanto se había jactado anteriormente, reído de todos aquellos "salidos" que gastaban su tiempo en porno en sus casas, y tantos otros pensamientos que en el momento le resultaron hipócritas. Realmente no sabía que esperar de aquello, él no estaba buscando pornografia, si no información relevante que le pudiese aclarar que le ocurría con los pies, pero una parte de si mismo le pedía porno, le pedía cumplir aquel deseo tan hondo en sus pensamientos como sus dudas sobre la sexualidad.

Rápidamente puso el modo incógnito y comenzó a escribir, pero qué estaba buscando exactamente, que podía escribir en la barra del navegador sin que resultara en una burda y absurda frase que Google interpretaría como "no se han encontrando resultados" entonces escribió algo simple "¿Por qué me gustan los pies?"

Era una frase simple, y que seguramente le llevaría a algún tipo de foro o preguntas y respuestas de Yahoo, algo que le aportara información sin ser pornografia.
Le dio a enter y su primer resultado fue una web de psicología y sexualidad, tras incontables foros y páginas de Internet descubrió que el era un simple peon de aquel "fetiche" del que eran participes miles de personas en el mundo al igual que Marcos, y que seguramente sea de lo menos raro que podrías llegar a encontrar en personas con fetichismo.

Tras toda esa bocanada de aire fresco que suponía para Marcos todo el tema del fetichismo, no le parecía tan malo que le gustasen los pies, solamente era algo raro, pero tampoco pensaba que muchas mujeres pondrían pegas a que adorase sus pies un rato si preguntaba con educación.

Después de ver todos aquellos blogs y entradas solamente tenía ganas de vivir de nuevo la experiencia de gozar de unos hermosos pies femeninos.
Pero se dio por vencido rápidamente, su cabeza solo le ponía inconvenientes para no poder realizarse, y era bastante afortunado de haberlo podido vivir una vez y sin ningún tipo de repercusiones. Así que volvió de nuevo a su Internet normal, donde lo único que hacía en casa era jugar videojuegos con un compañero al que nunca había visto en la vida real, pero con el que tenía mucha confianza conocido en su videojuego común como: "Naobo"
Nunca había llegado a tocar temas profundos con su alejado amigo, pero, no sabía por qué con él se sentía en una fuerte confianza, y no era raro que se contasen sus problemas, por lo que charlando con él por chat, le comentó su reciente problema y sobre todo su incidente con la psicóloga, extrañamente, no se sentía incómodo con Naobo, quizás fuera porque estaban charlando a través de una barrera virtual, o quizás porque era una de las personas con las que más charlaba, pero no tuvo ningún reparo en abrirse.

-¿En serio? -preguntó Naobo
-Si, si como te lo cuento
-Bueno, no es tan raro, yo si que había escuchado de ello alguna vez, pero nunca había conocido a nadie medianamente cercano
-Ya... Eso parece, he leído un montón de mierdas en foros y estas cosas y parece ser que tiene muchísimos seguidores
-Jajajaja, bueno, ya sabes, podemos quedar para conocernos y yo te dejo que adores mis pies, a un módico precio claro
-¿Pero eres tonto? A mi me van las tías, aparte a ti no te pagaría nada
-¿Y yo que soy?  ¿Un alien?
-Espera, espera, espera, espera eres... ¿ERES UNA CHICA? -Escribió en mayúsculas Marcos reafirmando su sorpresa
-Claro jajajajaja, lo que pasa es que los chicos sois todos iguales, leéis un nombre raro como Naobo y os pensáis que es un tío, nunca se os ocurre preguntar
-Pero... Pero...

De repente se le vino a Marcos una angustia y una vergüenza increible

-Madre mia... Que vergüenza, a una tía... Se me va la pinza
-Oye oye, tranquilo, seguimos siendo compañeros de clan -Escribió haciendo alusión a su juego online
-N-no se...
-Aparte lo decía en serio, me caes bien, y quizás sea interesante tener a un chico bajo mis pies jajaja, no ninguna chica puede decir que le han adorado los pies todos los días
-Lo... ¿Lo dices en serio? -Algo confundido
-Claro, totalmente, será divertido, que te parece el sábado en la convención del juego que se celebra, me dijistes que irías ¿verdad? Yo también tengo entrada, nos veremos allí, y ya apañaremos
-Hummm... No sé...
-Vaaaa venga no seas aguafiestas, yo me piro, y te espero el sábado en la convención, espero que no me hagas plantón
-Pero, per-
-Naobo se desconectó

Le había dejado con la palabra en la boca.
Y no solamente eso si no que su nivel de preocupación mental cada vez aumentaba más y más y nuevas inseguridades y dudas le surgían, ¿sería guapa? ¿Y si en realidad era un viejo cuarentón? ¿No daría corte estar a sus pies? Y, a parte, ¿no sería eso como tener algún tipo de relación sexual? ¿Surgiría algo más?
Muchísimas dudas le surgieron que no daban tiempo a ser respondidas, todos los actos, y todos los problemas se estaban sucediendo cada vez más rápidamente sin darle tiempo de reacción, pero, sin embargo, había una pequeña parte de Marcos, a la que le estaba gustando esta nueva vida, y cada vez iba a crecer más.

Jugando con piesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora