pupilas

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respiré hondo llenando mis pulmones de aire fresco y giré sobre mis pies observando cada espacio en la terraza.
constaba de una pileta enorme en el medio, unos sillones plegables a su lado y un pequeño quincho al final.
el viento del mar se sentía mucho aún más intenso aquí arriba pero mi cuerpo se encontraba tan caliente que no lo sentía en absoluto, era una brisa preciosa.
unas diez personas se encontraban acá, supuse que eran todos íntimos de tomás o simplemente gente del medio.
-desde la baranda se ve la playa -habló tomi tomando mi mano y arrastrándome hasta esta-
puse mis pies en punta y me pegué a la baranda observando la calle y a los lados. tomás se pego a mi costado y pasó uno de sus brazos por mi cintura sosteniéndome firme. visualicé la arena y las olas, moviéndose tranquilamente a lo lejos y sonreí. me sentía plena. sé que era el efecto del extasis pero aún así disfrutaba mucho estar aquí.
tomás tomó mi brazo y me dio una vuelta, dejándome de espaldas a la baranda y de frente a él.
llevó uno de sus dedos a mi cuello y comenzó a delinear mis tatuajes con sus yemas, observando cada uno de estos y llenando sus ojos de curiosidad a medida que veía uno nuevo.
-¿te gustan? -pregunté en un susurro-
-sí -respondió llevando viajando con sus yemas rápidamente a mi abdomen y rozando la gran tinta en el centro- ¿cuántos tenes?
-después del veintitrés perdí la cuenta -respondí para luego reír por lo bajo-
el sonrió con las comisuras y me observo, moviendo un mechón detrás de mi oreja.
se acercó entrecerrando los ojos y mi pecho comenzó a agitarse, deslice mis brazos por sus hombros y de repente se detuvo, a centímetros de mi rostro.
-tenes las pupilas enormes -dijo por lo bajo para luego reír-
cerré los ojos y sentí mis mejillas llenarse de sangre, uniéndome a sus risas.
se aferró a mi cintura y depositó un beso en mi frente, el cual gocé porque su toque en este estado se sentía magnífico.
-ay vera -dijo para luego resoplar- ¿qué voy a hacer con vos? -preguntó casi para sí mismo-
sonreí levantando ambas manos y las posé en su cuello, llevándolas hasta su rostro.
-lo que quieras -respondí honestamente-
tomás sonrió y bajó sus manos a mis caderas.

after house • croDonde viven las historias. Descúbrelo ahora