Capítulo dos

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-La luz se colaba por la ventana otra vez, los pequeños rayos parecían acariciar la cara del pelirrojo tratando de despertarle de sus sueños.

-Jungwoo abrió sus ojos, pero sus párpados parecían querer permanecer juntos, su cuerpo estaba inmóvil y las gotas de sudor corrían por su frente, trató de levantar uno de sus brazos pero le era casi imposible, no tenía fuerzas.

-¿Woo? -escuchó la voz de su madre, realmente quería levantarse y decirle que estaba bien; al no escuchar respuesta entró a su habitación-

-Ella vió a su hijo tendido sobre la cama, sus delicados ojitos cerrados y una respiración cortada, se acercó a tocar su frente, el tenía fiebre y sudaba pero su cuerpo estaba totalmente helado.

-Mamá -le llamó con voz ronca aún con los ojos cerrados- Estoy bien, puedo levantarme

-Su madre sentía que Jungwoo hacía demasiado por ella, a veces sentía culpa de que su hijo no tuviera muchos amigos o saliera por las tardes.

-Jungwoo -dijo casi en un susurro- Puedes quedarte aquí, yo me encargaré hoy -limpió con su mano el sudor que escurría por la frente de su hijo y besó una de sus mejillas-

-El muchacho comenzó a toser al tiempo que se daba la vuelta para quedar de espaldas a su madre.
Ella por otro lado había comenzado a atender a los clientes, estaba preocupada y no podía cuidar de su hijo hasta haber terminado todo, solo esperaba que el estuviera bien y que se mantuviera fuerte mientras ella llegaba.

-¿Doyoung? -le preguntó el chiquillo sentando al frente de él, tampoco recibió respuesta-

-¿Doyoung? -ahora parecía haberle escuchado-

-¿Sí? -soltó con total normalidad-

-Parecía que buscabas algo -dijo notando como el azabache miraba por todo el restaurante-

-¿Ah? -preguntó aún concentrado en encontrar ese algo-

-¿Perdiste algo? Puedo ayudarte a buscarlo ¿Cómo se ve? -Ya había caído en cuenta, no buscaba algo buscaba a alguien- Buscas a Jungwoo ¿no es así?

-Doyoung lo miró de inmediato, negó lo mas rápido que pudo sintiendo la mirada interrogante de su amigo sobre él, se dio cuenta.

-Le preguntaré a la señora Kim -le dijo al azabache, quien ya se encontraba con el corazón en las manos, este le dedicó una mirada de pánico y vergüenza combinadas-

-Disculpe Señora Kim -el castaño tomó un pedacito de la tela del delantal de la mujer delicadamente al ver que esta había seguido recto, la mujer se percató del contacto disculpándose de inmediato-

-Lo siento joven -empezó- hoy estoy algo distraída, quizás porque mi hijo no está aquí para ayudarme -terminó- ya saben, los señores de hoy en día necesitan ayuda con todo -bromeó-

-el castaño sonrió- Justo eso iba a preguntarle -soltando la fina tela- ¿Dónde se encuentra Kim Jungwoo?

-Doyoung sólo los miraba conversar, sentía obvia curiosidad de saber dónde se encontraba Jungwoo, pero no lo iba a aceptar, no enfrente de su amigo, eso le causaría problemas, así que fingió desinterés total sobre el tema.

-Oh, está resfriado, ahora se encuentra descansando en su habitación -En el rostro de la señora se notaba preocupación-

-Ya veo -bajó su mirada- Espero que se mejore.

-Cuando despierte le haré saber que un amigo preguntó por él  -dijo sonriendo y se marchó tan pronto como lo hizo-

-El castaño había recordado que ahí se encontraba también Doyoung, soltó una risilla.

-¿Escuchaste? Está enfermo, no te preocupes -Palmeó el hombro del contrario sonriéndole- Seguro en unos días lo volverás a ver.

-Doyoung seguía fingiendo desinterés en el pelirrojo.

-Lee Donghyuck eres el diablo. -Le dijo con burla en su tono-

"Mejórate Kim Jungwoo"

-dijo mirando el pasillo que daba a la puerta de su habitación antes de irse del lugar.

Kim Doyoung y su única razón para gustarle el café.

Coffee [Dowoo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora