-La luz se colaba por la ventana otra vez, los pequeños rayos parecían acariciar la cara del pelirrojo tratando de despertarle de sus sueños.-Jungwoo abrió sus ojos, pero sus párpados parecían querer permanecer juntos, su cuerpo estaba inmóvil y las gotas de sudor corrían por su frente, trató de levantar uno de sus brazos pero le era casi imposible, no tenía fuerzas.
-¿Woo? -escuchó la voz de su madre, realmente quería levantarse y decirle que estaba bien; al no escuchar respuesta entró a su habitación-
-Ella vió a su hijo tendido sobre la cama, sus delicados ojitos cerrados y una respiración cortada, se acercó a tocar su frente, el tenía fiebre y sudaba pero su cuerpo estaba totalmente helado.
-Mamá -le llamó con voz ronca aún con los ojos cerrados- Estoy bien, puedo levantarme
-Su madre sentía que Jungwoo hacía demasiado por ella, a veces sentía culpa de que su hijo no tuviera muchos amigos o saliera por las tardes.
-Jungwoo -dijo casi en un susurro- Puedes quedarte aquí, yo me encargaré hoy -limpió con su mano el sudor que escurría por la frente de su hijo y besó una de sus mejillas-
-El muchacho comenzó a toser al tiempo que se daba la vuelta para quedar de espaldas a su madre.
Ella por otro lado había comenzado a atender a los clientes, estaba preocupada y no podía cuidar de su hijo hasta haber terminado todo, solo esperaba que el estuviera bien y que se mantuviera fuerte mientras ella llegaba.-¿Doyoung? -le preguntó el chiquillo sentando al frente de él, tampoco recibió respuesta-
-¿Doyoung? -ahora parecía haberle escuchado-
-¿Sí? -soltó con total normalidad-
-Parecía que buscabas algo -dijo notando como el azabache miraba por todo el restaurante-
-¿Ah? -preguntó aún concentrado en encontrar ese algo-
-¿Perdiste algo? Puedo ayudarte a buscarlo ¿Cómo se ve? -Ya había caído en cuenta, no buscaba algo buscaba a alguien- Buscas a Jungwoo ¿no es así?
-Doyoung lo miró de inmediato, negó lo mas rápido que pudo sintiendo la mirada interrogante de su amigo sobre él, se dio cuenta.
-Le preguntaré a la señora Kim -le dijo al azabache, quien ya se encontraba con el corazón en las manos, este le dedicó una mirada de pánico y vergüenza combinadas-
-Disculpe Señora Kim -el castaño tomó un pedacito de la tela del delantal de la mujer delicadamente al ver que esta había seguido recto, la mujer se percató del contacto disculpándose de inmediato-
-Lo siento joven -empezó- hoy estoy algo distraída, quizás porque mi hijo no está aquí para ayudarme -terminó- ya saben, los señores de hoy en día necesitan ayuda con todo -bromeó-
-el castaño sonrió- Justo eso iba a preguntarle -soltando la fina tela- ¿Dónde se encuentra Kim Jungwoo?
-Doyoung sólo los miraba conversar, sentía obvia curiosidad de saber dónde se encontraba Jungwoo, pero no lo iba a aceptar, no enfrente de su amigo, eso le causaría problemas, así que fingió desinterés total sobre el tema.
-Oh, está resfriado, ahora se encuentra descansando en su habitación -En el rostro de la señora se notaba preocupación-
-Ya veo -bajó su mirada- Espero que se mejore.
-Cuando despierte le haré saber que un amigo preguntó por él -dijo sonriendo y se marchó tan pronto como lo hizo-
-El castaño había recordado que ahí se encontraba también Doyoung, soltó una risilla.
-¿Escuchaste? Está enfermo, no te preocupes -Palmeó el hombro del contrario sonriéndole- Seguro en unos días lo volverás a ver.
-Doyoung seguía fingiendo desinterés en el pelirrojo.
-Lee Donghyuck eres el diablo. -Le dijo con burla en su tono-
"Mejórate Kim Jungwoo"
-dijo mirando el pasillo que daba a la puerta de su habitación antes de irse del lugar.
Kim Doyoung y su única razón para gustarle el café.