-¡Jungwoo! -llamó su madre desde la cocina; el olor a pan recién horneado invadía toda la casa y el pequeño restaurante que habían fundado-- ¡Jungwoo! -llamó ya por segunda vez, el chico ya parecía haber abierto sus ojos e incorporarse lentamente en su habitación, miró el reloj con dificultad, se rindió pronto, ver la hora le era imposible sin sus lentes-
-suspiró- ¡Ya voy!
-Entró a la ducha casi de inmediato, en su camino tropezó con casi todo, no había sido capaz de encontrar sus lentes, salió apresurado buscando el delantal que colgaba de un viejo perchero, solía usarlo junto a una boina blanca.
-¿Qué pasa hoy? -se cuestionó notando que no había podido encontrar nada de lo que necesitaba-
-¿Jungwoo? -su madre ahora estaba en su habitación-
-¿Sí?
-¿Qué tanto haces? Ya es tarde.
-No puedo encontrar mis zapatos -Sonrió el chico con nerviosismo-
-Déjame ver -ella empezó a buscar a lo largo del cuarto y terminó debajo de la cama, en su mano sostenía los zapatos de charol de su hijo-
-Toma, póntelos, hoy hay mucho trabajo que hacer y no creo que pueda sola -alborotó el cabello del pelirrojo con dulzura-
-Gracias -sonrió alegremente-
...
-Estos dos son a la mesa tres y este a la siete -le indicó que hacer con los platos en las dos bandejas; el chico asintió llevándolos a las mesas correspondientes-
-¿Dos desayunos y un café? -preguntó con esa sonrisa de siempre, los muchachos en la mesa se limitaron a asentir-
-¿Es el hijo de la señora Kim? -preguntó uno de los chicos que se encontraban en la mesa cuando el pelirrojo se alejó-
-Su nombre es Kim Jungwoo, es realmente encantador, algunas personas solo vienen por él -señaló con su tenedor varias muchachas y muchachos observando al chico quien caminaba entre las mesas incómodo-
-Wow -Dijo tomando un bocado-
-¿Qué? -preguntó su amigo curioso-
-Nada -contestó negando con la cabeza.
...
-El día había terminado, Jungwoo estaba tan cansado que no se dio cuenta cuando se quedó dormido sobre una mesa que estaba limpiando.
-¿Jungwoo? -su madre movió un poco su hombro despertando al chico que dormía de una manera graciosa-
-¿Sí? -se levantó volviendo a limpiar la mesa rápidamente-
-Ve a dormir, yo limpiaré el resto -sonrió emanando cariño y ternura-
-Oh, no te preocupes, puedo limpiarlo yo -le devolvió el gesto, su cara estaba por caerse al suelo del cansancio-
-Está bien, ve a dormir -le afirmó su madre, tomando el trapo de sus manos- Además no pudiste encontrar tus lentes así que hiciste un doble esfuerzo.
-El muchacho se rindió finalmente, deseándole buenas noches a su madre, aquella mujer con cabellos de plata, sonriente y cariñosa, todos los días se levantaba y trabajaba duro en el restaurante también en función de cafetería. Algún día el le recompesaría todo lo que hizo y ha hecho por el, de eso estaba seguro. Por ahora quería ofrecerle toda la ayuda posible y asegurarse de que no llevara toda la carga por ella sola.
-Jungwoo talló sus ojos suavemente, había estado forzando la vista demasiado, mañana definitivamente encontraría sus lentes-
-Por otro lado, el azabache seguía dándole vueltas a lo que dijo su amigo hace ya unas horas.
"Algunas personas solo vienen por él"
-recordó-
¿Acaso solo estaba yendo al restaurante para verlo?
-No, imposible -negó toda idea "errónea" según el, conciliando el sueño después de un tiempo-