Capitulo 1: Preludio a la Invasión

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Han transcurrido siete años desde el intento de asesinato de Athena por parte de Saga. El ejército de la diosa Athena ha ido creciendo durante esta nueva generación, naciendo así nuevos caballeros y comenzando el entrenamiento de otros.

La joven Athena ahora es una niña de siete años que a pequeños pasos va despertando a la deidad que duerme dentro de ella. El patriarca, a pesar de la desconfianza que nació en él después de todo lo ocurrido, ha permitido que Athena recorra el santuario, así como también las cercanías de este, incluyendo el pueblo cercano.

El patriarca había tomado la decisión de hacer tabú los sucesos de la traición de Saga y el resto, Athena no debía enterarse de ello, no podía desconfiar ni por un segundo de sus caballeros y el enterarse de que fue traicionada siendo tan solo una bebé, plantaría la semilla de la duda y desconfianza en ella.

Los caballeros dorados ya habían completado sus entrenamientos en estos últimos años y ahora mantienen sus puestos como guardianes de las doce casas.

Aioria creció confiando en que su vida debía dedicarse a la protección incondicional de Athena, logrando ser de una forma u otra un acompañante digno de la diosa, siendo uno de los encargados de su cuidado y protección. Aioria se había vuelto el compañero más cercano de Athena, aún cuando tenían una marcada diferencia de edad.

A pesar de que la libertad de la diosa se veía restringida por la sobreprotección del patriarca, Athena logró crear cierto vínculo con cada uno de los caballeros dorados que habitaban el santuario, siendo estos los encargados de su protección personal.

La tranquilidad reinaba, a pesar de que los entrenamientos y los esfuerzos por sobresalir eran constantes, todos sabían que la gran guerra santa para la que se estaban preparando aún tardaría unos cuantos años más, tiempo que usarían para fortalecer el ejército. No avecinaban que antes de aquel combate mítico con Hades tendrían que pasar por un sin fin de guerras con otros dioses. Desafíos para poner a prueba a la humanidad y Athena. Dioses que deseaban reinar sobre la Tierra y quitarle su lugar a Athena.

El patriarca fue el primero en sentir aquel movimiento inusual de cosmos, lo sorprendente fue que ni siquiera tuvo que estar en Star Hill para sentirlo, tal magnitud de poder podría sentirse en cualquier lugar de la Tierra. Se dirigió apresuradamente a la recámara de la Athena, quien se había tomado el día para reposar de sus actividades por el santuario y el pueblo. Allí se encontró con Camus de Acuario, haciéndole compañía.

- Diosa Athena...

Ambos en la habitación también se sentían intranquilos. Habían sentido aquella perturbación en el cosmos, una inquietud que no habían sentido antes, pero que de cierta manera resultaba familiar para Athena. Sus memorias pasadas reaccionaban, pero no lo suficiente para identificar de qué se trataba.

- Camus, necesito que vayas a la cámara del patriarca... - Shion lucía inseguro bajo su máscara habitual, pero se esforzaba por hacer sonar su voz llena de confianza y tranquilidad. - Debes bajar a la zona subterránea y seguir recto por el pasillo, al final de él encontrarás una habitación sellada.

- Patriarca... ¿Que sucede?

- Debes congelar toda la habitación a un frío más allá del cero absoluto.

Camus quedó boquiabierto, lo que le estaba pidiendo era una locura. No hace mucho que terminó su entrenamiento, y si bien ahora es capaz de acercarse al cero absoluto, aún no lo domina, mucho menos puede crear una temperatura más baja que ello.

- No... no soy capaz de llegar completamente al cero absoluto...

A pesar de que el patriarca trataba de lucir un poco tranquilo, nada se le escapaba a Camus y sabía que algo grave debía estar a punto de ocurrir.

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⏰ Última actualización: Apr 12, 2020 ⏰

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