Sí, pero no || 1ra temporada

Capítulo 9

“Beach, Bitch”

La semana en la playa fue increíble, maravillosa, debo admitirlo. Nos pasábamos sacando fotos, riendo, en fogatas, comiendo chatarra, jugando en las olas, tomando sol y disfrutando a concho cada momento en tan bello lugar.
Pero ¿Han escuchado que nada dura para siempre?

Dos días antes de regresar a casa, fuimos todos juntos a jugar a la playa. Pensábamos pasar ahí todo el día. Simon y Darlene fueron a hacer algunas compras, y el resto nos quedamos en la playa. 
Brent me envió a buscar su cámara fotográfica a la cabaña, la había olvidado y quería tener recuerdo de todos los días de vacaciones. Acepté porque hizo un puchero invencible, y no pude decir que no.
Fui corriendo a la cabaña, me percaté de que Nicholas no estaba por ningún lado. 
“Quizá está en el baño o fue a comprar algo” pensé. 

Miré hacia todos lados, por si encontraba a mi novio. Pero no había señales de él. 
Antes de abrir la puerta de la cabaña, sentí un raro cosquilleo en la espalda, se me erizó el bello de la piel. Fue como un calosfrío. Sacudí la cabeza, convenciéndome a mí misma de que era la brisa. 
Tomé la manija y abrí. Mis pies estaban con arena y dejé un rastro por el pasillo. La casa estaba en silencio. Un silencio aterrador. Busqué por todas las alcobas la cámara de Brent, finalmente me iba a ir sin tomarla. Pero escuché un murmullo en la habitación del final del pasillo. Entrecerré los ojos y me acerqué a la puerta. la abrí… y bueno, esa imagen me hizo querer vomitar, me quedé muda, sin aire, helada y desconcertada, mi supuesta mejor amiga estaba ahí, pero no estaba sola, estaba besando a mi novio. 
Rebobinemos. 
¿Qué? 
Brenda estaba ahí, besando a Nick, y Nicholas dejando que lo besaran…

En ese momento no fui capaz de producir respuesta alguna en mi mente, para tratar de excusar tal situación…
Cuando lo que veía era completamente obvio, estaba muy claro. Me tomé un minuto mientras ellos, tenían la misma cara de asombro que supongo tenía yo… sentí un ruido extraño, que estoy segura, solo lo sentí yo, era como el de un cristal rompiéndose en cientos de pedazos, rasgando cada pared interna de mi cuerpo. Haciendo que me recorriera un ardor…
Nick intentó articular una palabra, pero no alcanzó hablar cuando le ordené a mis piernas alejarme del lugar. Empujé todo a mí paso mientras escuchaba como ambos me seguían desesperados por la casa. Salí de ahí y comencé a correr. 

Corrí sin rumbo hacía lo más alejado de la playa, cerca de unas rocas donde la gente no suele ir porque son muy resbalosas, hasta ese punto había llegado cuando recién comencé a procesar lo que había visto. No sentía cansancio aunque sabía que llevaba un buen rato corriendo. Nadie me seguía. 
Mi mejor amiga, desde el jardín de niños, la que me ayudaba en todo, la que se quedaba conmigo luego de ver alguna película de terror, la que me contaba hasta lo más íntimo, la que decía que sus hijos me llamarían tía… porque éramos como hermanas. 
Y mi novio, desde hacía dos semanas si no menos, el chico que me traía loca desde que lo conocí, el chico que me hacía llorar y después al recordarlo en mi cara se formaba una tonta sonrisa de niña enamorada.
Se habían besado. No quería saber por qué, ni cómo, ni cuantas veces. Solo quería cerrar los ojos y al abrirlos que la imagen ya no estuviera ahí. Lo intenté varias veces pero caí en la cuenta de que no era posible. Estaba en shock. 
La lagrimas caían por mi ojos hacía mis mejillas lanzándose sin control al suelo cuando llegaban a mi mentón; chocaban unas con otras como si no hubiese lugar suficiente para circular por mi cara…

¿Qué era lo que yo había hecho mal?

¿Me equivoqué en algo acaso?

¿No supe elegir a mi amiga o a mi novio?

Me quedé en aquel solitario lugar hasta que oscureció, parecía que la pena me quitaba el hambre, me dolía el pecho como si me hubiesen arrancado el corazón con la mano para luego pisotearlo hasta que no quedaran más que cenizas.