Sí, pero no || 1ra temporada

Capítulo 2

“Que me pasen cosas alocadas”

Al día siguiente, mi cumpleaños, desperté cinco minutos antes de que sonara mi despertador. Extrañamente no tenía nada de sueño, de hecho, me sentía bastante animada y fresca. 

Cuanto amaba la primavera, me daban ganas de amar, y ser amada… 
“Pero...pff esas cosas no existen”

Me estiré en la cama, intentando espantar la pizca de sueño que aún sentía, y tocaron a mi puerta.

- Adelante.
- ¿Cómo amaneció la hermana más hermosa de todas? - preguntó ella, dándome un apretado y largo abrazo.
- Kath, por favor, suéltame no puedo respirar - solté una carcajada. 
- Feliz cumpleaños diecisiete, hermana - ella sostenía un pastelillo en la mano, con una vela amarilla y grande encendida en medio.
- ¡Qué linda eres Kath! No era necesario que te levantaras temprano y me trajeras un pastelillo- sonreí, y aunque me encantaba el gesto, los regalos me abrumaban un poco. 
- No, mira, no voy a cantarte feliz cumpleaños, pero aun así puedes pedir un deseo - canturreó, poniendo el pastel del tamaño de una pelota de tenis frente a mí.
- De acuerdo, lo haré. - cerré mis ojos, intentando concentrarme. Por mi mente pasaron mil cosas, pero nada me parecía adecuado como deseo de cumpleaños.
“¿Qué puedo pedir que valga realmente la pena?”

Me mordí el labio. 

“Deseo divertirme... que me pasen cosas alocadas."

¡Qué deseo más aburrid! Pude haber deseado cualquier cosa, pero ahora tendría que esperar otro año para pedir algo mejor. Y sí, me arrepentí tres segundos más tarde. 
Pude haber pedido “Que Simon y Darlene tengan mucha suerte” ó “Que Brent y Doris sigan siendo felices” o quizás... “Que Brenda encuentre un chico” 

Pero claro, era mi deseo, no el de alguien más. Y aunque me hacía muy feliz que mis amigos fuesen felices, nada de malo habría tenido pedir:
“Que Nick me quiera”

Sin embargo, el deseo ya estaba pedido. Y esperaba que se cumpliera, ya que necesitaba algo de diversión en mi monótona vida.

- Ya está - susurré al soplar la llama de la vela.
- Genial, ya ve a bañarte, yo te preparo el desayuno - sonrió Kathleen, quien definitivamente parecía mucho más emocionada que yo.
- Gracias, Kath.

Kath preparó huevos con tocino, y debo decir que le quedaron deliciosos a pesar de que la cocina no era su fuerte.

A las siete y treinta, como siempre, Jack llegó a casa a buscarnos. Cuando Brenda me vio a penas me dijo “Hola” y Jack me ignoró por completo.

¿Que acaso ninguno sabía que era mi cumpleaños? 

Y como todos los días, sin falta, fuimos paramos por el café de Jack. Grandioso. 

- Hazlo rápido Jack, no quiero llegar tarde hoy - musité algo molesta. Él volvió en dos minutos con dos capuccinos, cosa que me pareció extraña porque siempre compraba café solo para él.
- Esto es para ti Elaine - me dedicó una gran sonrisa. 

Lo fulminé con la mirada, porque no entendí muy bien el gesto.

- Gracias, creo - susurré.

Llegamos a la escuela muy temprano, casi con diez minutos de anticipación, por ello, no me sorprendió el hecho de que Brent no estaba en la entrada, ni Doris, y ni siquiera el cretino de Nick. Y claro, eso hacía que oficialmente mi cumpleaños fuese raro como ningún otro. 

Intenté ignorar que me sentía confundida, así que Brenda y yo nos dirigimos a nuestros casilleros, guarde mis cosas y me fui a la biblioteca. Tenía siete minutos para encontrar un buen libro para leer el fin de semana y esperaba que el esos siete minutos las cosas se mantuvieran lo más normales que fuese posible. 
Brenda desapareció repentinamente, y sí, estaba comenzando a pensar que mis amigos tramaban algo. 
Encontré el libro que quería y estaba segura de que podría leerlo durante el fin de semana, sin inconvenientes. 
Salí de la biblioteca y me fui directo al salón. La primera clase del viernes era Filosofía, y uno de mis compañeros en la clase era Nick, quien no apareció. Y eso sí era una sorpresa, porque él jamás se ausentaba a la escuela.