𝑥𝑣. 𝑡𝑜𝑚

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—Hola, ¿me extrañaste? —preguntó con una sonrisa su mejor amigo.

Tom se quedó estático. No sabía qué hacer, ¿debía ir a abrazar a su amigo? ¿Debía responder ese hola? Sus labios se agrandaron, formándose en una sonrisa. Su alegría era enorme. No había visto a Jacob, su mejor amigo de la universidad, desde que salieron de la escuela. Han pasado no más de ocho meses y ahí estaba, parado enfrente de su puerta, volteándolo a ver con una enorme sonrisa.

—Viejo. ¡No te he visto en años! —caminó hasta Holland que con brazos abiertos recibió el abrazo que su mejor amigo le dio. —Vaya, ¿has hecho ejercicio?

Aquello hizo sonrojar a Tom, una risa nerviosa salió de sus labios cuando abrió la puerta de su apartamento y su mejor amigo entró. Antes de cerrar la puerta blanquecina, un pie se interpuso en su camino, abriéndola nuevamente.

—¿No me vas a dejar entrar, bobo? —Zendaya se asomó por la abertura, Tom volvió a abrir la puerta dejando entrar a la morena. —Yo le mandé mensaje... de hecho, él me habló porque estaba en la ciudad y él se invitó solo —dijo en una mueca.

Había pasado tiempo, no se había sentido así, completo, en semanas, y volver a encontrarse con su mejor amigo y amiga y estar nuevamente unidos, vaya que era una sorpresa grata.

Se sentaron, Tom sacó un par de botanas de la alacena y las dejó en un botanero, los llevó a la sala donde sus amigos estaban sentados en el piso, con algunos cojines para amortiguar.

Se estaban poniendo al corriente, de lo que habían hecho, qué tanto conocieron, cómo Tom llegó a vivir en Nueva York y cómo volvieron a encontrarse él y Zendaya. También le contó que estaba trabajando con el famoso Jake Gyllenhaal, su amigo se sorprendió, atragantándose con una papita salida.

—¿Jake Gyllenhaal? El famoso ¿Jake Gyllenhaal? ¿Quien creó el cargador que no requiere conectarse a una fuente de energía? ¿Ese mismo Jake Gyllenhaal?

—Parece que sabes más de él que yo mismo —rió nervioso, sonrojándose al sólo recordar a su jefe.

—Viejo, él es un genio.

«Más de lo que esperas, Jacob»

Siguieron platicando, Jacob seguía alabando a su jefe cada que podía. No fue hasta que Zendaya le dijo algo que alertó a Tom. Sus mejillas se colorearon de un intenso carmesí, sus ojos se desviaban de la mirada pícara de sus amigos y comenzó a juguetear con sus dedos.

—A Tom le gusta su jefe. Es más, lo hicieron en un hotel de Brasil —su amiga Zendaya dijo, dándole un codazo en el antebrazo a Jacob.

—¿Quién no se derretiría ante ese hombre? Es un genio y, ¿has visto sus fotografías para las revistas de emprendedores? He visto que mamá guarda un par en su almohada —se ríe su amigo.

Iba a decir algo, su corazón estaba acelerado, y cada recuerdo de aquella mañana en el hotel hacía acalorarse más. Carajo. Al parecer la mamá de su amigo no era la única que guardaba algunas páginas de revistas donde salía Jake en su almohada.

Bufó fuertemente y se levantó del piso, tomando el tazón de las botanas y yéndose de la sala, escuchando sólo el ruido que provenían de las risas de sus dos mejores amigos. Apretó ligeramente el tazón cuando lo dejó en la barra de la cocina, abriendo con manos temblorosas las botanas de la alacena.

Sí. Se había flechado de su jefe, peor aún cuando él no había puesto algún límite y eso significaba algo: tenía oportunidad con él. Eso era algo, ¿cierto?

El incidente de aquella noche se borró de su memoria, la llegada de su amigo le había quitado aquel recuerdo de esa voz femenina que había escuchado en el auto de Jake, no fue que recordó cuando su celular comenzó a sonar.

𝑶𝒉❗ 𝑩𝒐𝒔𝒔 // 𝑮𝒚𝒍𝒍𝒆𝒏𝒉𝒐𝒍𝒍𝒂𝒏𝒅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora