Pastillas

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El tiempo me obligo acostumbrarme

a cuidar de ella. 

La visitaba cada día. 

Salía con ella cada día. 

Disfrutaba de ella y con ella cada día. 

Me encantaba poder tenerla siempre, 

todos los días. 

Me alegraba que fuese solo mía. 

A ella le gustaba que la fuese a ver. 

A ella le gusta sentirse especial, al menos 

una vez al mes. 

Aunque siempre intentaba que se sintiese especial, 

ella nunca entendía que era importante. 

No se valoraba, nunca se le cruzó por la cabeza 

de que era hermosa de que valía la pena. 

Si alguien se tomara la molestia de conocerla, 

sabrían lo especial que podría ser. 

Era única.

Pero al ver una ambulancia estacionada 

en la casa de ella. El corazón se me partió. 

Corrí, y esta vez no me sentía libre. 

Estaba más asustado que nunca. 

El violeta de un vestido, que sobresalía de la bolsa negra

que cargaba la ambulancia, me mato. 

Caí arrodillado al frente de la casa de ella. 

Miénteme. 

Engañarme. 

Dime que no es lo que creo que es. 

No puede ser cierto. 

Es para siempre. Nuestro amor es para siempre. 

Estabas bien, estabas sonriendo, te veías mejor. Estabas recuperándote. 

Tenías que seguir adelante, por mi. 

Te protegí cada día... ¿porque hoy decidiste alejarte de mi?

Intente hasta lo imposible por no soltarte nunca. 

¿Porque me abandonaste?

Necesito abrazarte. besarte. Repetirte unas cuarenta veces que te... amo. 

Te amo. 

Tu cadáver estaba dentro de esa asfixiante bolsa negra.

Tu tienes que ser libre... eres mía, pero no por siempre. 


〰Dolor mental〰Donde viven las historias. Descúbrelo ahora