Necesito decirte lo que siento

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—Deku... mi estómago duele... mucho— balbuceo la chica en sus brazos apenas con fuerza en su voz.

—¡Tranquila te llevare a la enfermería!— dijo Midoriya cargándola entre sus brazos, tomo la bolsa de la chica y corrió lo más rápido que pudo a las instalaciones de las aulas.

Aunque el dolor que tenía en su vientre se empezaba a ser insoportable, Ochaco le prestó más atención al cálido contacto que le ofrecia el cuerpo del chico que la cargaba como si fuera lo más frágil del mundo, Ochaco no pudo evitar sonreír.

En otra parte de la escuela una chica de cabello castaño muy linda se dirigía al gimnasio de la escuela, una sonrisa pervertida y unos ojos tétricos hacían que la chica luciera aterradora, pero con esa cara tan linda era sencillo dejarse manipular por ella.

—Aunque la liga está trabajando en otra cosa más grande, no quiere decir que nos olvidemos de nuestros amados compañeros de U.A— pensaba sin que la sonrisa de su rostro desapareciera.

—Dabi me advirtió que si trabajaba por mi cuenta me materia, pero Twice no va a dejar que eso suceda, no señor—al entrar al gimnasio abrió la puerta donde se encontraba el equipo de gimnasio y juegos recreativos, se dirigió a dónde se encontraban las pelotas de Basquetbol y al fondo encontró a una chica inconsciente con ligeros golpes en su rostro y cuerpo.

—No es fácil infiltrarse en la U.A, pero para ver a mi amado Deku y a mi amada Ochaco, ¡valió la pena!— se llevó las manos a la cara con exitaciòn recordando el momento en que les lanzo la pelota y los vio juntos en el salón de clases— ¡Verlos juntos me lleno de celos! ¡Ochaco y Deku son tan cercanos que no puedo evitar sentir celos por ellos! ¡Es tan excitante!— grito llegando al éxtasis, saco a la muchacha de aquel escondite y la cargo en su espalda.

—Pero Bakugo Katsuki será el que se encargue de que mi pequeña travesura funcione— cargando a la chica en su espalda se dirigió a los límites de la escuela para escapar por donde había ingresado, llevaba a la chica consigo para seguir camuflajeando su olor ya que su singularidad estaba apunto de llegar a su límite pues la había usado por un día entero.

Cuando se empezó a derretir para tomar su forma original Toga se apresuró pues no tendría mucho tiempo para escapar.

Toga se había infiltrado un día antes a la escuela primero burlando la seguridad transformada en Ochaco y luego suplantó a la chica en la clase de gimnasia, mientras pasaba su día normal, discretamente infecto a un par de alumnos, con eso sería más que suficiente para que una mínima parte de la escuela se enfermara y por un par de horas causaría un gran alboroto hasta que el virus muriera por causas naturales.

Aunque su instinto asesino le dijera que debía atacar a todo el mundo sin control no quería tener problemas con sus compañeros de la liga, así que solo actuó razonablemente y controló sus impulsos.

—Bakugo será más que suficiente para hacer que todos pierdan la cabeza ¡Y con el idiota de su amigo que nunca se desprende de él harán una gran bomba de caos!, espero que el contacto que tuvo con Ochaco funcione, ¡Deku perderá la cabeza!— arrastro por el suelo a la muchacha y la dejo tumbada frente a unos arbustos, busco en el piso un oyó lo suficientemente profundo para llegar al otro lado del muro, sin duda alguna una infiltración muy absurda para la seguridad con la que contaba la escuela, nunca pensó que funcionaría, entró por el oyó y desapareció de la escuela.

Unos minutos después Ectoplasm encontró a la chica inconsciente con uno de sus clones mientras hacia la revisión perimetral matutina.

Sentimientos desbordantesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora