³''ᵐʸᵍ

143 19 0
                                    

Angustiado y triste.

Así se encontraba él.

Sus pensamientos solo vagaban en el castaño de tiernos rasgos.

Se culpaba, se sentía completamente culpable por mandarlo a las garras del lobo cuando sabía perfectamente que no estaba lo suficientemente preparado como para afrontar su última misión. Y es que, si tan solo lo hubiera entrenado un poco más, si lo hubiera retenido un poco más. Si tan solo hubiera hecho oídos sordos al reglamento y sus fechas y tiempos para cada misión. Quizá así hubiera podido salvarlo. Y quizá así hubiera podido afrontar debidamente su misión.

Se culpaba, mierda que se culpaba por todo.

Estúpido, estúpido, estúpido, se maldecía mentalmente a cada rato.

El solo pensamiento de Jungkook sufriendo en ese abismo infernal apretaba su pecho. No soportaba la idea de que aquel niño que quiso como un hijo se viera atormentado en las manos de un demonio tan poderoso como lo es Taehyung.

Su desagradable mente comenzó a proyectar escenarios desgarradores y horribles. Se imaginaba a su niño: sus iris perder el color, perder las estrellas que en sus ojos formaban galaxias enteras y destellantes de vida y luz.

Y es que imaginar a Jungkook, el ser más puro que ha conocido en todos sus milenios, estando demacrado, mustio, era algo que simplemente no podría soportar.

Yoongi ha sido testigo de tantos pero tantos destierros, ha visto ya tantos iris emanar odio, resentimiento y venganza.

Y a pesar de que las veces sean incontables, esta vez lo sentía totalmente diferente.

Y él sabía el por qué perfectamente.

Esos antes ángeles habían pecado y habían disfrutado el pecado que habían hecho. En cambio, Jungkook pecó por el error de un arcángel descuidado.

Y pensar que él pudo haber prevenido esto desde raíz. Dios, sí que lo hubiera podido prevenir.

Si tan solo hubiera estado al lado de Taehyung antes de que lo inculparan injustamente.

Si tan solo lo hubiera apoyado en ese jodido momento, cuando sucedió la tragedia del-...

-¿Arcángel Min, siquiera estás escuchado mis palabras? Es importante, por favor.

-Perdóneme diosa Lisa. No fue mi intención mostrarme grosero ante usted.

-Acepto sus disculpas, solo procure prestar atención, tenga en cuenta de que nadie más sabe sobre este encuentro.

-Lo sé.

La rubia relajó un poco ese entrecejo que hasta recién se dio cuenta de que estaba fruncido, aclaró un poco su garganta y miró con seriedad los ojos contrarios.

-Bien, por lo que tengo entendido quieres de mi ayuda para despojar de las manos de Belcebú el alma de quien tu dices ser puro e inocente- Yoongi asiente-. Y por qué he de creer en tus palabras vacías y no en las de los demás.

-Me conoces mejor que nadie, sabes acerca de mi buen ojo. ¿Por qué has de dudar en mí?

-Reconozco tu don, pero aún así correremos un gran peligro si alguien llegase a enterarse. Estaremos pecando gravemente ante los ojos de Padre.

-Sí, soy consciente de ello tanto como tú, como todos ellos. Y correré el peligro de ser desterrado y castigado si ello significa devolverle el paraíso nunca entregado a mi pequeño.

Lisa suspiró, ella ya se encontraba mucho más que preocupada, el simple hecho de ya estar pecando la ponía nerviosa en demasía. El planear tales cosas así a escondidas era algo grave para ambos.

Claro, solo sufrirían las consecuencias si eran atrapados.

-Es muy peligroso...- musitó débilmente, presa del miedo.

-Por favor, solo le estoy pidiendo una ayuda mínima. Solo pido que me abras un portal directo al inframundo.

Ella mordió sus labios, dudando de si era lo correcto ayudar o no a aquel arcángel que ha sido de gran confianza durante milenios.

Lisa jugó con sus manos completamente nerviosa.

Ella no puede creer que esté por participar en tal locura.

-Perdón pero no te voy abrir el portar, tu mismo lo vas a tener que hacer.

-¿A qué te refieres?- la confusión era palpable tanto en la voz como en la cara del pelinegro.

-Habla con Atenea. Ella se encargará de darte un libro que te ha de ayudarte con lo que buscas.

-¿Atenea? Pero si ella ha desaparecido desde hace milenios.

-Confía en mi palabra. Ella se te aparecerá en el jardín, pregúntale por el libro de reglas, y no olvides decirle que yo he sido quien te ha enviado a buscar ese libro.

Yoongi asintió confiando plenamente en la palabra de aquella diosa mientras en su cabeza escribía con fuego una promesa que no rompería por nada, ni en una eternidad de miseria.

Esta será la última vez que he de ponerte en peligro por un desliz mío. Y si no cumplo con lo prometido que me castiguen con la peor de las condenas.

-Por favor, no permitas que nadie te vea al salir de aquí- concluyó ella.

-Gracias diosa Lisa.

Ella asintió, esquivando en todo momento la mirada del arcángel.



.



El azabache acudió al jardín mencionado poco tiempo después. Y para su sorpresa encontró pocos metros después de una caminata corta a Atenea.

Sí, confiaba en las palabras de su amiga, pero aún así lo tomó por sorpresa volver a ver a aquella diosa después de tanto tiempo de su desaparición.

-Diosa Atenea- llamó ya a pocos pasos de la diosa.

Ella se encontraba sentada en una manta de seda sobre el pasto, su postura era delicada y entre sus manos se hallaba una taza de porcelana igual de frágil como aparentaba ser ella.

-Arcángel Min- saludó de igual forma sin levantar la mirada hacia quien la llamó, no hizo falta, pues ella reconoció al instante esa voz.

-La diosa Hebe me dijo que la podría encontrar acá. Ella dijo que usted tendr-...

-Sí, lo sé- interrumpió ella-, estoy al tanto de lo que buscas, Hebe me ha contado lo que buscabas antes de tu encuentro conmigo.

Yoongi asintió y esperó el siguiente movimiento de la diosa.

Ella solo señaló un libro grueso sobre un márgen de la seda, dándole a entender que eso era lo que vino a buscar.

El azabache se acercó al libro, lo inspeccionó un poco y luego miró con duda a la diosa.

-Diosa Atenea, este libro es el reglamento que se nos da a todos los arcángeles, esto no es lo que he venido a buscar.

La diosa negó, confundiendo aún más al azabache.

-Te equivocas. Si bien puede que parezca un libro común para cualquier arcángel he de contradecirte y decir que no estás en lo cierto. Este libro tiene páginas ocultas, y entre esas páginas ocultas tu encontrarás las respuestas a tus preguntas.

Yoongi asintió y se reverenció como despedida ante la diosa, luego procedió a marcharse con el libro en manos.

En camino a su aposento se empezó a preguntar cómo revisaría cada una de las páginas del inmenso libro.

Jungkook, espera un poco más. Hyung está yendo por ti.







ᅠ-kookmila626

El castigo de un Ángel | TaekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora