22 de noviembre del 2000 (2:30 pm)
Se escucha el repiqueteo de la lluvia en el techo de metal y los pequeños charcos que comienzan a formarse.
El cielo está lleno de nubes oscuras, las flores con gotas en sus pétalos y el suave olor a tierra mojada.
Kibum y Taemin se encuentran en el kiosco del jardín trasero, mirando la lluvia, sus labios un poco blancos por la baja temperatura y el viento moviendo sus cabellos.
—Hace frío —Taemin sopla su aliento en sus manos— demasiado, mira —pone sus manos en las mejillas de Kibum— frías.
Kibum solo asiente y sigue mirando hacia el jardín, su nariz está fría y le duele, debe abrir los labios para poder respirar.
Lleva solo unas horas en ese lugar y ya quiere irse, ese clima hace querer estar en su cama, arropado y abrazado a su mamá.
Sabe que ese deseo no se podrá cumplir, lo entiende pero no quiere aceptarlo.
—Si corremos llegaremos rápido —dice Taemin jalando su mano—. Vamos.
Se toman de las manos y corren rápido, sintiendo el viento y las gotas golpear sus rostros.
Taemin ríe fuerte, sus pequeñas risas infantiles llenas de inocencia, y Kibum solo sonríe, sintiéndose tranquilo por primera vez en muchos días.
Llegan a la puerta trasera, empapados y felices por su travesura bajo la lluvia.
—Vamos rápido sin que nos vean —Taemin mira por ambos lados y entran sin hacer ruido.
Escuchan voces desde el salón principal y se esconden tras un pilar cuando se abre la puerta.
Sale Madame por delante, vestida con un conjunto azul marino, su falda larga y un saco, su cabello muy bien peinado que, tal vez, ni siquiera el fuerte viento de afuera lograría despeinar. La silla de Madame es arrastrada por J y detrás de él salen dos mujeres grandes y tres hombres de aspecto crítico.
Se les ve mirar hacia todos lados, cada esquina y tomar notas, visten con trajes caros, sus plumas bien podrían valer lo mismo que todos los bienes de tres niños en esa casa hogar y emiten un aura de riqueza tan palpable como el aire.
Se detienen un par de veces para apreciar los cuadros colgados en las paredes y seguir con su camino.
—Si lo permiten —comienza Madame y se detienen para escuchar—, pasemos a mi oficina, los niños están en sus habitaciones y así podemos platicar con tranquilidad y finiquitar los asuntos pendientes.
Con un gesto de su mano se vuelve a iniciar la marcha, con algunos comentarios y risas de por medio.
Las voces comienzan a sentirse lejanas cuando Taemin y Kibum salen de su escondite.
—Se fueron —dice Taemin mirando por el camino donde se fueron Madame y los señores— hay que irnos rápido.
Taemin comienza a caminar cuando siente un tirón en su playera y voltea a ver donde Kibum señala.
—El piso se mojó —apunta lo obvio Taemin—, hay que limpiarlo antes que se den cuenta. El malvado J puede capturarnos y castigarnos.
Taemin hace con sus dedos un pistola y se pega a la pared.
—Con cuidado, pareja.
Kibum asiente y camina en cuclillas delante de Taemin.
Hace una seña para que se acerque y ambos ruedan en el piso hasta llegar a la puerta del centro de lavado.
—Listo, pareja, misión cumplida —Taemin hace un brinco feliz cuando ve una sombra de hombre frente a él—, oh oh.
—Niños, ¿qué hacen aquí? —Es la voz tranquila de J.
—Pareja, hemos sido atrapados —se rinde Taemin y Kibum asiente con vehemencia.
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30 de noviembre del 2000
En el área de juegos se encuentran los niños entreteniéndose, jugando en los columpios, la resbaladilla o a las escondidas, gritando y corriendo sin pensar en el tiempo que transcurre.
El día está soleado, un poco caluroso pero nada insoportable, muy agradable para los niños que pueden disfrutar afuera con él.
Sentados junto a un par de niños más se encuentran Taemin y Kibum, jugando con la arena y construyendo casas y muñecos, platicando y sonriendo felices.
J los observa de lejos, su desenvolvimiento con los demás y su carácter, si son muy apacibles o al contrario, si son enérgicos y explosivos.
No dura más de 10 minutos cuando comienza a acercarse, sorteando a los niños corriendo para no lastimarlos, le encanta estar rodeado de ellos, son la inocencia en estado más puro; deben ser tratados como lo que son, obras benditas.
Los niños en manos correctas son como barro, siendo modelados para que aprendan lo necesario y actúen como dicta su rol.
—Kibum, Taemin, ¿podrían acompañarme? —J se para al lado de ellos y los cuatro niños lo voltean a ver.
—Umm... Está bien —Taemin se levanta y comienza a sacudirse de la arena—, vamos, Kibum —el niño asiente y comienza a sacudirse las manos.
Detrás de J caminan los niños, mirando a su alrededor, Taemin jurando que al día siguiente irían a los columpios y Kibum con deseos de la resbaladilla.
Cruzan la residencia hasta llegar al final donde solo se encuentra una puerta de madera tallada con relieves muy bonitos.
—Taemin, Kibum, a esta habitación nunca deberán entrar solos, ¿entienden? —ambos niños asienten— Tampoco pueden venir a jugar por aquí. Únicamente si yo estoy con ustedes podrán venir y entrar.
De su pantalón saca un mazo de llaves unidas por un llavero de automóvil de carreras y de entre ellas toma la de la puerta para abrirla, enciende la luz y se muestra una habitación amplia. Lo primero que llama la atención es la gran cama de dosel en medio de todo, es enorme, las almohadas y el cubrecamas es rojo.
Hay una silla acolchada forrada también de rojo, es bastante gruesa y grande; hay un armario cerrado pegado a la pared, un juego de sillones negros, una pantalla y la ventana que da al jardín.
J cierra detrás de él la puerta y deja a los niños ver a su alrededor.
—¿Pueden hacer algo por mí? —pregunta J, los niños lo voltean a ver y asienten lentamente— Necesito que limpien la habitación.
—Pero... Umm —Taemin mete su dedo índice a los labios y lo chupa—, está limpio.
J sabe que tiene que actuar rápido y los niños comiencen a hacer lo que él les dicte.
—Claro que está limpio, pero necesito que lo esté aún más y confío mucho en ustedes, sé que lo harán bien.
Haciendo énfasis en las palabras hace brillar los ojos de los niños.
—Pero claro, si ustedes no quieren hacerlo, no hay problema, le diré a alguien más. —Taemin y Kibum niegan rápidamente— Solo que pensé que ustedes me ayudarían.
—Sí, sí lo haremos. ¿Verdad, Kibum? —Taemin grita y Kibum asiente fuertemente.
—Excelente.
Los niños siguen las indicaciones de J y limpian en completo silencio. Un rato después J les dice que es suficiente.
—Taemin, ata mis agujetas —J pide y Taemin se acerca hasta tomar las todo tiras.
Taemin lo intenta, pero nunca le enseñaron a hacerlo, no levanta la cabeza, muerde fuerte su labio pero no sabe qué hacer.
—¿No sabes atar las agujetas, Taemin? —después de ver los intentos fallidos de Taemin, pregunta J.
—No —responde despacito sin dejar de ver hacia el suelo.
—Está bien, yo te enseñaré después.
Taemin se levanta y se aleja unos pasos sin dejar de mirar hacia abajo, siente que ha fallado y tiene miedo que lo regañen.
—Salgamos de aquí —anuncia J acercándose a la puerta. Siente un pequeño jalón en su pantalón y voltea a ver— ¿qué pasa, Kibum?
El niño señala el zapato y con sus manos da a entender que él lo hará.
—Todo tuyo.
Kibum se arrodilla y comienza su labor.
—Parecen conejitos —Taemin dice con una sonrisa, señalando las dos ruedas hechas por su amigo.
—Tienes razón. ¿Te gustan los conejitos?
—Mucho, en la tele pasan al Buts Bunny.
—Es Bugs Bunny[1], pequeño.
—Buts bunny —repite Taemin.
—No, es bugs.
—Buts.
—Bugs.
—Buts —reta Taemin—, es Buts Bunny.
—Que no es así, es Bugs Bunny.
Kibum se levanta y alza su pulgar en señal que ya está hecho. J deja de lado su pequeña discusión acerca de la pronunciación del conejo de las caricaturas.
—Muy bien hecho, Kibum —trata de acariciar su cabello pero este se aleja un poco sin dejar que lo toque. J suspira.— Bueno, hay que salir de aquí. Y tú, Taemin, veremos cómo arreglar tus problemas de dicción.
De uno de sus bolsillos saca una paleta y se la entrega a Kibum quien feliz la recibe.
—Por tu buen comportamiento el día de hoy —le dice J.
—¿Para mí no hay nada? —se queja Taemin.
—No, hasta que no aprendas a hablar bien no habrán dulces —pensando que con eso Taemin comenzaría a pronunciar bien no se esperó la respuesta del niño:
—Buts bunny —Taemin lo mira con dureza y J lanza un suspiro cansado.
—Da igual, vamos.
Los tres salen de la habitación y se cierra la puerta con llave.
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2 de diciembre del 2000 (10:46 pm)
J entra a su habitación, encendiendo la luz y cerrando la puerta detrás de él.
Cuelga su saco en el perchero, desabrocha los primeros botones de su camisa y suelta la corbata para poder respirar con mayor libertad.
Se sienta con pesadez en su cama y se pasa ambas manos por el rostro para quitarse un poco el cansancio del día tan agotador que está de terminar.
Piensa en si darse un baño en ese momento o revisar la agenda de los siguientes días.
«Mejor terminar los pendientes y después dormir tranquilo» —piensa.
Saca su agenda negra y comienza a pasar las hojas, revisa las citas que tiene Madame y toma algunas notas para los días siguientes.
Después de revisar la agenda y guardarla, de su buró saca una libreta pequeña y comienza a escribir en ella.
Lee Taemin, cinco años.
Amigable.
Carácter fuerte.
Dominante.
Observador.
Le gusta buts bunny (en realidad es bugs bunny).
Algunos problemas de dicción.
No sabe atar las agujetas.
Kim Kibum, cinco años.
Tímido.
Carácter apacible.
Dominado.
Servicial.
Le causa conflictos la cercanía de adultos.
No habla (será enviado al médico para conocer la razón).
Se comunica con señas (no conoce el lenguaje de señas).
Muy unido a Taemin (lo sigue a todas partes).
Termina de escribir y lo lee un par de veces antes de cerrar la libreta y guardar todo de nuevo.
A J le gusta Kibum, siendo de carácter más pacífico será más fácil de guiar, a comparación de Taemin que es más rebelde, pero no importa que sea tan difícil como aparenta, él los domesticará, hará que los dos niños dependan de él, los romperá y los entregará.
Pero por ahora podría disfrutar el tiempo con ambos. Especialmente con Kibum.
Se agacha debajo de su cama, en la base hay unos cajones con llave y abre uno, dentro hay una caja de metal cerrada que toma, con sus dedos la toca despacio y la acaricia sin dejar de sonreír en ningún instante.
Se levanta rápido y se vuelve a sentar en la cama, abre la caja, sus ojos brillan y no con exactamente inocencia.
Siente su respiración ser un poco más profunda, su corazón golpea su caja torácica y él lo puede escuchar. Siente un vacío en el estómago que anticipa lo que viene.
Se pasa la lengua por los labios resecos y la mano por su frente para secar el sudor. No hace calor pero él está tenso, está emocionado.
Saca unas cuantas fotos de la caja y las pasa una por una, con lentitud.
Abre un poco sus piernas para estar cómodo.
Él es el autor de las fotos, no fue fácil pero tampoco difícil. Además que no es el único que guarda secretos, ¿no fue el mismo Jesús quien dijo que el que estuviera exento de pecados lanzara la primera piedra?, él es humano y tiene deseos.
Voltea a ver a la figura de Jesús crucificado en la cruz que está colgada en la pared.
—Tú me entiendes ¿no?
Olvida la cruz y regresa la mirada a las fotos, en ellas aparecen muchos niños y niñas retratados, jugando, riendo, comiendo; bien podrían pasar por fotos inocentes, podría ser así hasta que se llega a las fotos donde los niños se están bañando o cambiando.
J se siente orgulloso de ello, nunca les ha tocado más de la cuenta, él puede imaginar con esas fotos sin la necesidad de corromperlos físicamente.
El nuevo dueño de sus sueños nocturnos es el pequeño Kibum, solo tiene unas pocas fotos de él, pero espera que eso cambie con el tiempo.
Ese niño es precioso, si llega a ir a la casa de las muñecas él se hará cargo de su aprendizaje, por ello debe ayudarlo a pasar las pruebas necesarias y Madame lo reclute.
Siente una gota de sudor bajar por su pecho mientras observa detalladamente la foto de Kibum; con sus dedos remarca sus facciones y muerde su labio con deseo.
Pasa lentamente su mano por el cierre de su pantalón, siente su cuerpo temblar y respira profundamente. Necesita calmarse.
Aparta la mirada de las imágenes y respira varias veces para detener el deseo creciente en sus entrañas.
Guarda las fotos con cuidado en la caja y la cierra para volver a meterla en el cajón de la cama.
Se levanta y comienza a desnudarse, dobla las prendas y las mete al cesto de la ropa sucia.
Su cuerpo reaccionó a las fotos, pero no debe caer tan bajo. Abre la puerta del baño y se mete a tomar una ducha de agua fría.
Notas:
[1] Bugs Bunny: Bugs Bunny es un personaje de dibujos animados que aparece en las series de los Looney Tunes y Merrie Melodies producidas por Leon Schlesinger para la Warner Bros. En el año 2002 fue nombrado por TV Guide como el dibujo animado más grande de todos los tiempos, compartiendo este gran honor con Mickey Mouse.Hola, chicas, poco a poco estaré subiendo la historia nuevamente, cualquier duda o error, pueden informarme♥♥♥
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Madame
FanfictionEn la actualidad existe la trata de menores, por cuestiones sexuales o de otras índoles. La casa de las muñecas es el lugar donde se arrebatan sueños, donde la niñez deja de existir y Kim Kibum lo supo cuando ya era muy tarde.