Jaula Dorada

Vagantes Diurnos

 En el momento en el que lo toman me sentí preocupadamente perdido, por que en ese instante se levanta la madre de Florencia; a pesar de que parecía no tener vida, yo con mucha fuerza y miedo la golpeo con una silla que tenía alado mío. El golpe fue lo suficientemente fuerte como para derribarla, pero a pesar de eso se volvió a levantar y sin mostrar dolor alguno o cosa semejante a ello, en ese instante comienza a perseguirme alrededor de la mesa y al notar una posición favorable a mí, le destrozo la pierna con un brutal golpe el la tapa de la rodilla con el machete. Tras oír los gritos de dolos que emitía la madre de Florencia entro Leandro asustado a la casa y le dispara directo a la cabeza; sin pensarlo y absolutamente guiado por el pavor del momento, preocupado por la vida mía y de Gabriel; luego del impacto de la bala ella queda desplomada en el suelo y no se levanta. Fue algo más que tonto lo que hizo ya que le aviamos dicho que solo en caso extremo dispare ya que los ruidos fuerte paresia atraerlos. Sin mucha importancia en ese momento por lo del disparo fui a buscar a Gabriel, y al entrar al baño me encontré con algo más que agradable en ese momento; Florencia estaba viva y fue ella quien lo había tomado del brazo y entro allí.

Al verla me alegre de una gran manera, e inmediatamente le digo:

-Florencia, ¿vos por casualidad no sabes que es lo que esta pasando?

-No, no tengo ni idea, de repente dijeron en la tele que no salgamos de nuestros hogares y no dejemos entrar a nadie. . . - me responde Florencia

-ah si lo mismo aviamos visto nosotros antes de salir para acá- dijo Gabriel

 Y en ese instante se acerca corriendo Leandro y grita - ¡SALGAMOS QUE SE ACERCAN DEMASIADO DE ESAS COSAS Y VIENEN POR TODAS PARTES! - 

 Rápidamente le hicimos caso a ese mensaje y Florencia tomo unas provisiones y botiquín de primeros auxilios por si nos llegábamos a herir. En menos de un minuto nos retiramos de la casa de ella; al salir nos dimos cuenta que era peor de lo que creímos y salimos corriendo antes de que lleguen a la casa de ella que estaba ubicada a dos casas del final de la cuadra, y mientras corríamos vuelvo a revivir una escena del día; una de ellos me toma del pie y me tira al suelo, yo rápidamente reaccione y por reflejo le ensarto el machete en la cabeza y comienzo a correr rápidamente junto a los chicos. Estuvimos huyendo a ritmo acelerado alrededor de cinco cuadras, lo cual nos avía cansado mucho aparte de que ya no teníamos oxigeno como para continuar corriendo. Al detenernos note que ya no había de ellos alrededor entonces les dije que descansemos unos segundos para que recuperemos el aire y poder pensar que íbamos a hacer apartír de ese momento.

 Gabriel  (como era de costumbre) comienza a cargarnos a todos, pero al que más molesto fue a mí ya que dos veces me paso lo mismo de que esas cosas me tiren tomándome del pie. Entre cargadas a Gabriel se le ocurrió ponerles un nombre a esas cosas y entre TODAS LAS IDIOTECES QUE DIJO; y lo mejor que se le ocurrió fue el nombre de “VAGANTES DIURNOS “. Lo cual para referirnos a esas cosas queda mejor que cualquier otro nombre.

Mientras hablábamos y caminábamos sin saber a donde ir, comenzamos a hablar de nuestros problemas como adolescentes que enfrentábamos previo a los vagantes diurnos, él primero en abrirse fue Gabriel que con 17 años de edad tiene más problemas consigo mismo que una mujer, estaba enamorado y la chica más de una amistad no quiere; lo cual lo tenía demasiado mal consigo mismo.

Leandro también con esa edad su mejor amigo lo dejo de lado por completamente por estar con la exnovia de él.

 Florencia con 18 años tiene principio de anorexia y para rellenar su vida; tenía un atraso de dos semanas.

Y por ultimo yo, con 18 años me dejo mi novio un día antes de ir a lo de Gabriel, y ahora lo único que quiero es ir a verla. . .

Comenzamos a conocer a Leandro, y seguido a las cargadas comenzamos a hablar sobre nuestras vidas antes de que esta porquería suceda, el primero en abrirse fue Gabriel.