Había escuchado relatos sobre brujas antes e incluso vi muchas de ellas ser prendidas fuego por la comunidad, más que odio o repugnancia hacia esas mujeres sentía lastima al ver cómo eran tratadas y escuchar esos gritos agonizantes satisfaciendo el morbo de las mazas destruía una parte de mí.
No por eso no sentía temor hacia ellas, cada que salía al bosque a cazar caminaba temeroso rezando a que no me consiguiera a ninguna, preferiría toparme con una osa que perdió a sus cachorros que toparme con una bruja.
Entonces ahí estaba yo, adentrándome en las tinieblas de ese basto bosque marchito siguiendo mi rutina de cazar a los ciervos que estaban por ahí, siguiendo el rastro de uno de ellos explore de más y me perdí.
Estaba tan adentro del bosque que ni siquiera veía los humos de las chimeneas del pueblo, lo que alcanzaba a ver mi vista eran arboles viejos y oscuros desnudándose por las brisas del otoño. No había ningún ruido, ni de aves ni de ciervos o de cualquier otro animal.
Solo me acompañaba el ruido de las hojas marchitas quebrándose por mis pisadas y el jadeo de mi pesada respiración, que a medida que me adentraba y me perdía cada vez más se hacia el ambiente frió, tanto que podía ver humo blanco saliendo de mi boca, lo cual es extraño ya que eso solo pasaba en las frías noches del invierno.
Me empezaba a preocupar con forme al tiempo pasaba, seguía buscando de forma desesperada salir de ahí, parecía que caminara en círculos, todos los caminos eran iguales como si una parte del bosque se repitiera una y otra vez.
Pensé que pasaban horas y horas pero me di cuenta que el sol no cambiaba de lugar como si estuviera estático o si el lugar se hubiera parado en el tiempo. Esto me llenaba de ansiedad haciendo que actué como un niño que pierde a su madre de vista mordiéndome las uñas y empezando a correr en una sola dirección por mi desespero.
Dejando caer mi arma en el camino corrí y corrí, atravesando árboles, rasgando mis ropas con las ramas y cortándome las manos con ellas, cayendo sobre las hojas secas de los árboles y corriendo una vez más.
Me cansé pero no había salido de ese maldito bosque, di unos pasos más buscando sentarme en alguna piedra, pero lo único que encontré fue el arma que había dejado atrás, estaba dando vueltas sin parar.
Al borde del colapso solo me senté a llorar, sentí que paso un día entero pero el tiempo se había bloqueado, entonces tome mi arma la llene de pólvora, puse la bala y dispare al cielo repetidas veces esperando que el eco que retumbaba sobre los arboles le llegue a algún cazador.
Pero eso no pasó, me acosté sobre un montón de hojas esperando a alguien que sabía que no iba a llegar, en los ojos empezaban a pesarme mientras veo hacia el cielo que poco a poco se ocultaba con las ramas grandes y gruesas de los árboles.
Antes de caer en el sueño y sucumbir ante el frió un olor a rosas inunda mi nariz, un olor de esos que te destapan la nariz y te despiertan llenándome de energía en un instante.
Veo como una rosa flota con gracia alrededor mío, nunca tocando al suelo como si tuviera mente propia, intente alcanzarla pero cuando lo hacía volaba un poco más alto, lo suficiente para que no pudiera tocarla ni con la punta de mis dedos.
Intento alejarse de mí volando hacia el horizonte pero la seguí sin pensármelo dos veces, como un último rayo de esperanza para alejarme de este bosque, la seguí ciegamente y poco a poco la pequeña flor perdía su vuelo, descendiendo cada vez pero empezando a moverse en zigzag intentando perderme con los árboles.
En un momento cuando por fin puedo alcanzarla me tropiezo con una rama cayendo desplomado hacia el suelo, soltando una débil corriente de aire que la impulsa un poco más hacia arriba haciendo que llegue a su destino.
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cuentos variados de todo tipo
Randomterror, comedia, amor o cualquier otro género , estas son historias cortas que he recopilado con el paso del tiempo