Los cabellos dorados tan suaves pero rebeldes reposaban sobre la almohada, sus esmeraldas selladas y su respiración tan tranquila hacían que pareciera un ángel. Difícil seria imaginar que ese pequeño ser sería capaz de tantas atrocidades. Qué en cualquier momento podría salir de sus carriles y cometer cualquier locura.
Pero esa era la realidad.
De la cual tenían que convivir a diario y retractarse a qué jamás escaparían.
Pero a pesar de sus intentos acostumbrarse está muy lejos de poder ser logrado...
—Gracias a ti tuvo el mayor de sus ataques desde hace dos años.
El hombre quedó en silencio. Mirando a su hijo mayor reposar mientras Estarossa permanecía a su lado velando su sueño.
—¿¡Que no recuerdas lo que paso cuando tiraste a su muñeca el año pasado!?
La había llevado al trabajo por error, pensaba devolverla pero uno de sus compañeros de trabajo derramó accidentalmente ácido sobre ella.
Pensó que desascerse de la muñeca peli'roja era lo mejor, al llegar a casa simplemente la boto como basura, pero no imagino que su hijo mayor la encontrara.
Y bueno...lo demás es tragedia...
—E-elizabeth...—El hilo de voz acompañado de un pequeño sollozo resonó por toda la habitación.
—Por cosas como está es que te considera el rey demonio. —Aquel sobrenombre le hirvió la sangre que de inmediato se convirtió en una profunda tristeza.
Tenía razón... No era lo suficientemente fuerte... No fue capaz de proteger a su familia...
—Si tan solo Amelia estuviese aquí...—suspiró con dolor.
—Si no quieres que te escuché y le dé otro ataque mejor no lo menciones.
—...Hijo...
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Esquizofrénico
أدب الهواةMeliodas sufre de esquizofrenia. -No copias ni adaptaciones. -Las imágenes no me pertenecen crédito a sus respectivos autores. C. D